Violencia en Ecuador: cuáles son las bandas que luchan por el control del narcotráfico y aterrorizan al país
QUITO.- La hegemonía de los capos colombianos en Ecuador se rompió a partir de 2021, cuando varios grupos delictivos locales se consolidaron y se unificaron en dos estructuras, que a sangre y fuego tomaron el control del narcotráfico en su territorio, en especial Los Choneros y Los Lobos.
Pero hay una veintena de bandas que el decreto presidencial de Daniel Noboa de este martes identifica como “organizaciones terroristas y actores estatales no beligerantes”. Estos grupos son Águilas, ÁguilasKiller, AK47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Corvicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7 y Tiguerones.
Se estima que las dos principales, Los Choneros y los Lobos, agrupan a 22.000 delincuentes, tienen socios internacionales y libran una confrontación entre ellas por el control de la cocaína. Los Choneros, la más grande con unos 15.000 integrantes, trabaja con el cartel mexicano de Sinaloa y cuenta con varias subestructuras, como Las Águilas, Los Gángsters y los R-7.
He firmado el decreto ejecutivo declarando Conflicto Armado Interno e identifiqué a los siguientes grupos del crimen organizado transnacional como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes: Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller,… pic.twitter.com/rVfSTFmHlG
— Daniel Noboa Azin (@DanielNoboaOk) January 9, 2024
Los Choneros surgió en los años 90 en Ecuador. Aunque empezaron como pequeños expendedores de estupefacientes, luego se extendieron a otros delitos como robos, secuestros, extorsión y sicariato. Uno de sus cabecillas, José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, cumple una condena de 34 años de prisión, lo cual no le impidió el año pasado enviar amenazas de muerte contra el luego asesinado candidato presidencial Fernando Villavicencio.
La primera amenaza al aspirante presidencial llegó el 28 de julio pasado, cuando un colaborador de la campaña del candidato fue abordado por varios sujetos en la ciudad de Manta. Los desconocidos le dijeron que querían enviarle “un mensaje” a Villavicencio de parte de Fito. “Es la última vez que tu candidato toca el nombre de Fito, la próxima le vamos a dar a él y a todos los que están con él”, fue la advertencia.
El número dos de la banda, Junior Roldán, conocido como JR, viajó a Medellín huyendo de las autoridades, en una señal más de los vínculos con los grupos colombianos. Pero, contrariamente a lo esperado, no logró la seguridad que buscaba, porque terminó asesinado por un escolta asignado supuestamente para cuidarle las espaldas.
Muerte en la cárcel
Fito y su banda también son señalados de estar detrás de las revueltas que dejaron más de 400 muertos en los penales del Ecuador. Un informe de inteligencia policial advirtió en 2021 que los líderes de Los Choneros ordenaron a los presos amotinarse y “empezar revueltas en todas las cárceles” para evitar el traslado de algunos jefes.
En los últimos años, ‘Los Lobos’ han pasado de ser una pequeña extensión de ‘Los Choneros’ a ser una de las bandas criminales más peligrosas del país. En la actualidad, se estima que cuentan con más de 8000 integrantes que actúan por todo el país. Todos ellos están vinculados a actividades ilícitas como el narcotráfico o el crimen organizado. Pero si hay algo que destaca de ellos es la dureza de sus actuaciones: masacres en cárceles, ataques a las autoridades, exhibición de cuerpos colgados en puentes o incluso explosivos en coches. Es aliada de otro cartel mexicano, Jalisco Nueva Generación. Igual que Los Choneros, cuenta con subestructuras, como los Lagartos, Ñetas y Choner Killer.
Los Lobos fueron una pieza clave de los sangrientos motines carcelarios que se saldaron con más de 300 reclusos asesinados, en una ola de violencia que sacudió al país en 2021.
Los Choneros y Los Lobos, por si fuera poco, crecieron bajo el poder del narcotráfico y de alianzas con carteles de Brasil. Y cuentan con poder de fuego, porque los carteles mexicanos pagan la coca con fusiles de asalto. De allí que la criminalidad se haya arraigado, primero en las cárceles, y luego en las ciudades ecuatorianas. Las bandas luchan entre sí y en contra de las autoridades, muchas de las cuales a la vez estarían cooptadas por estos grupos.
Según la compañía de inteligencia de riesgo global Verisk Maplecroft, Ecuador está lidiando con un “aumento sin precedentes de la criminalidad brutal en todo el país”, donde la creciente tasa de homicidios está vinculada a “la creciente presencia de organizaciones transnacionales de tráfico de drogas y pandillas callejeras violentas”.
Desde 2016, la tasa de homicidios de Ecuador se disparó en casi un 500% con unos 22 asesinatos por cada 100.000 personas en 2022. Guayaquil, considerada la ciudad más peligrosa de Ecuador, registró 1390 muertes violentas en el primer semestre de este año, casi tantas como en todo 2022, y buena parte de las 3500 a nivel nacional.
Agencias Reuters y AFP