Vikto Orban, una pesadilla para Europa: revuelo y fuertes críticas por su discurso “nazi”

Viktor Orban, premier húngaro, durante su conferencia de prensa en Austria
Viktor Orban, premier húngaro, durante su conferencia de prensa en Austria - Créditos: @ALEX HALADA

PARÍS.– Europa tiene en este momento numerosas pesadillas. Una de ellas es Viktor Orban. Calificado de “nazi”, incluso por algunos de sus más cercanos colaboradores, el primer ministro de Hungría no consigue aplacar el escándalo que desató el fin de semana pasado cuando afirmó que su país no quiere “ser una raza mixta” que se mezcle con “no europeos”, antes de hacer una velada alusión a las cámaras de gas.

“Tu discurso ha sido vergonzoso. Un texto nazi digno de [Joseph]Goebbels”, escribió en una carta abierta de renuncia la socióloga Zsuzsa Hegedüs, una de sus consejeras más cercanas, cuyos padres sobrevivieron al Holocausto.

También reaccionó de inmediato el Comité Internacional de Auschwitz. La asociación de sobrevivientes se declaró “espantada” por los propósitos del premier húngaro contra las “razas mixtas”. La organización juzgó el discurso “estúpido y peligroso”, recordando a los sobrevivientes del Holocausto “los periodos oscuros de sus propias exclusiones y persecuciones”, según su vicepresidente, Christoph Heubner.

Todo comenzó durante un gran discurso de autojustificación y autocelebración, pronunciado en Transilvania rumana, el sábado 23 de julio. Como de costumbre, Orban se lanzó en un interminable soliloquio, copia de sus precedentes intervenciones sobre Hungría y Europa Central que, contrariamente al oeste europeo, rechazan los migrantes llegados de África y estarían decididas a defender sus propias culturas y sus raíces cristianas. El problema es que, esta vez, agregó una pincelada étnico-racial invocando “el gran remplazo”. Argumento desarrollado por el autor francés, Jean Raspail, que en su libro El Campo de los Santos anuncia la invasión de Francia por un millón de “desheredados del sur”. La idea es defendida por todas las extremas derechas racistas y populistas del continente, incluyendo a célebres escritores como Michel Houellebecq o políticos como Georgia Meloni, la líder de Hermanos de Italia, que podría dirigir el futuro gobierno de la península después de las próximas elecciones del 25 de septiembre.

Orban, junto al canciller austríaco Karl Nehammer en Viena
Orban, junto al canciller austríaco Karl Nehammer en Viena - Créditos: @ALEX HALADA

Sin dar un paso atrás, desde hace una semana el primer ministro húngaro nacionalista de 59 años afirma que sus propósitos fueron malinterpretados. De visita en Austria, este jueves defendió “un punto de vista cultural”.

“A veces hablo en forma que puede ser malinterpretada. En Hungría, esas expresiones y frases representan un punto de vista cultural, civilizacional”, explicó.

Para justificar su posición, inmediatamente después de la viva reacción de la comunidad judía, Orban publicó una carta abierta en la que invocó “la política de tolerancia cero de su gobierno cuando se trata de antisemitismo y de racismo”. Por su parte, la Comisión Europea en Bruselas decidió no hacer comentarios. Sin citar al premier húngaro, solo el vicepresidente de la institución, Frans Timmermans, reaccionó en Twitter, condenando el racismo, “una invención política tóxica”, que “no debería existir en Europa”.

Durante la conferencia de prensa conjunta en Viena, el canciller austriaco Karl Nehammer condenó “firmemente toda forma de racismo y de antisemitismo” y aseguró haber abordado el tema “con toda franqueza” con Orban.

“Estamos totalmente de acuerdo”, dijo este último, repitiendo “estar orgulloso” de la política de “tolerancia cero” de su país.

Según sus allegados, Orban hablaba en aquel discurso contra la “izquierda internacionalista” que –según declara una y otra vez– afirma que Europa está “por naturaleza poblada de pueblos mestizados”.

Manifestantes contra Orban durante su visita en Viena. Los carteles dicen "Abuelas contra la derecha" .(AP Photo/Theresa Wey)
Manifestantes contra Orban durante su visita en Viena. Los carteles dicen "Abuelas contra la derecha" .(AP Photo/Theresa Wey) - Créditos: @Theresa Wey

“Se trata de una truco histórico y semántico que confunde dos cosas diferentes. Existe un mundo [Europa del oeste] en el cual los pueblos europeos se mezclan a aquellos que llegan del exterior de Europa. De modo que ahora es un mundo mestizado. Y está nuestro mundo [Europa central], donde la gente de Europa se mezcla, se desplaza, trabaja y se muda entre sí. Así, en la cuenca de los Cárpatos, no somos una raza mestizada: somos simplemente una mezcla de pueblos que viven en nuestra propia patria europea”, había dicho.

Amigo de Putin

En el resto de ese discurso, Orban defendió su posición sobre la guerra en Ucrania, totalmente opuesta a la del resto del bloque. Para él, gran amigo de Vladimir Putin, la guerra no habría existido si la OTAN hubiese aceptado las reivindicaciones del presidente ruso, cuyo nombre jamás pronuncia en público. Es decir, que Ucrania hubiera renunciado a entrar en la OTAN y que la organización atlántica hubiese afirmado que jamás le abriría las puertas.

Haciendo de equilibrista entre la UE, de cuyos fondos no puede prescindir, y Moscú, de quien es prisionero desde el punto de vista energético, Orban se opuso a las sanciones “imbéciles” contra Moscú –pero las votó– y a la reducción del 15% de consumo de gas del bloque. Asumiendo sin pudor su cínico pragmatismo, está decidido a seguir con su política de multiplicación de acuerdos bilaterales.

“Debemos concluir con el bloque un nuevo acuerdo (el famoso plan de reactivación del que espera recibir 7500 millones de euros de subvención). También cerraremos un acuerdo con Rusia, otro con China y también con Estados Unidos… Aunque probablemente sea con los republicanos y no con los actuales demócratas”, afirma.

Desde su retorno al poder, en 2010, Orban transformó su país aplicando políticas “iliberales”, basadas en la “defensa de una Europa cristiana”. Reprimió violentamente toda migración proveniente de África y de Medio Oriente y a las ONG que ayudan a esa gente, endureció el derecho de asilo e instaló barreras en las fronteras del país.