‘Compañero, lo felicito por defender la revolución’. Vigilancia con hambre en Cuba en nuevo filme

Una foto de dos jineteras cerrando el trato con dos inversionistas españoles en La Habana Vieja le costó al cubanoamericano Manuel Ruiz-Barrera un viaje a una estación de policía en Malecón, un día de arresto y amenazas –con promesa de bofetón incluida–, cortesía de las fuerzas represivas de Cuba, y una iluminación sobre cómo funciona “el chivateo en vivo” en la isla.

Dos de sus compañeros de encarcelación empezaron a delatarse uno al otro para ver cómo escapan de la reclusión por vender pizzas ilegalmente.

En 1993, ilusionado con la caída del Muro de Berlín y con los aires de libertad que pudiera traer para Cuba, el hoy ejecutivo de medios, entonces un joven periodista de Miami que se consideraba “el rebelde de su familia”, se montó en un avión con una cámara de fotografía para conocer la tierra de sus padres y hacerse su propia opinión.

Al final de los 10 días que duró su primer viaje, Ruiz-Barrera ya había visto a las jineteras, las prostitutas cubanas, moverse con descaro por las zonas turísticas, y tenía una buena probadita de lo que llama “un buche de ese cafecito de vigilancia y paranoia que era muy común por toda la isla”.

“Manny, tienes que acordarte que no estás en un país libre, tienes que tener cuidado con quien tú hablas”, le advertía su familia en Cuba.

El chisme y la paranoia, armas de control en Cuba

De esas experiencias en varios viajes a la isla, incluyendo la visita a un tío abuelo, “un hombre de la Revolución” como lo describe, surgió el guion de la película Bistec, que lleva 15 años en proceso de gestación, y está cada vez más cerca de comenzar su filmación en República Dominicana.

Ruiz-Barrera, a quien en Miami conocemos como el fundador de las conferencias Hispanicize y de la plataforma digital y de medios Nuestro Stories, para la que ha realizado varios documentales sobre la herencia latina, elige usar para su carrera como cineasta su segundo apellido, en homenaje a su abuelo, porque es una historia muy personal.

“El chisme y la paranoia prevalecen tanto que son un arma contra el pueblo”, recuerda Ruiz-Barrera, que tuvo una discusión política con su tío abuelo, más bien un intercambio de ideas en tono familiar en el portal de su casa en la isla, que fue escuchado por una vecina, quien al otro día vino a alabar al tío.

Manuel Ruiz-Barrera captó con su lente la vida en el interior de Cuba, lo que le permitió tener una perspectiva más profunda que la del turista típico, y así se propone reflejarla en su película ‘Bistec’.
Manuel Ruiz-Barrera captó con su lente la vida en el interior de Cuba, lo que le permitió tener una perspectiva más profunda que la del turista típico, y así se propone reflejarla en su película ‘Bistec’.

“ ‘Compañero, lo felicito porque defendió bien a la Revolución’, dijo la vecina”, recuerda el también periodista, que recorrió ciudades del interior como Camagüey, Cienfuegos y Varadero.

Ruiz-Barrera presenció cómo opera uno de los mecanismos de control de la población más eficientes, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que se entrometen en la vida diaria de las personas al punto que no pueden tener privacidad ni en su propia casa.

Un filme independiente sobre Cuba

Esa sensación orweliana de que “el Gran Hermano te vigila”, quintaesencia de las sociedades totalitarias, es uno de los aspectos más significativos de la historia que Ruiz-Barrera quiere contar en el cine, en un proyecto independiente que le permita decir la verdad sobre Cuba y “el mundo maquiavélico de la vigilancia” de una manera original.

“Cuando salía de Cuba, en el avión sentía una carga, una opresión, que se levantaba del cuerpo y que solo se quitaba cuando estaba fuera”, recuerda Ruiz-Barrera, que comprobó como las personas se sentían atrapadas.

En sus manos tiene un cóctel molotov para explotar pantallas de cine. El hambre, otro mecanismo de control que emplea el gobierno cubano, de ahí la referencia al “bistec” en el título, que se explica en su totalidad al hacerse una revelación más avanzado el filme, además de personajes que representan a delatores y disidentes, y que son parte del entramado social de la isla.

Cuba es un tema que siempre interesa porque es lo prohibido”, dice sobre la curiosidad que genera el país más allá de Miami, por el embargo y el impedimento de viajar a la isla para los estadounidenses.

Pero Ruiz-Barrera se propone darle un enfoque diferente a la historia, más humano, lejos del estereotipo que se ofrece de Cuba para el turista, y al estilo de un filme de autor, lo que determina incluso el póster de la película.

Para ello es clave también la banda sonora de Bistec, con el tema Canción de un disidente, compuesto por el director de orquesta cubanoamericano Alberto Bade, ganador de nueve premios Emmy, quien lo grabó con la Orquesta de la Universidad de Miami.

Un tema conmovedor, en tono clásico, que se aleja de los ritmos pegajosos que se limitan al estereotipo del cubano divertido que sigue bailando en medio de la tragedia.

“El perdón, la redención y la reconciliación son la marca de una buena historia”, dice Ruiz-Barrera, que toma también de la biografía de una tía para otro de los personajes, una mujer católica que llega a perdonar a su vecino delator.

“Mi tía nunca quiso abandonar a su hijo, un preso político, porque sabía que si ella no estaba allí, no sobreviviría”, contó el cineasta, sobre un tema que ha sido abordado por el cine cubano en el exilio en ‘Plantados’ y ‘Plantadas’.

‘La vida de los otros’ a la cubana

La historia de Bistec se enmarca en la celebración por el 50 aniversario de la revolución, pero su relevancia se mantiene en la actualidad cuando el gobierno cubano monitorea publicaciones de la población en redes sociales. A principios de mayo, Mayelín Rodríguez, de 23 años, fue condenada a 15 años de cárcel por grabar con su teléfono móvil una protesta popular en Nuevitas, en el 2022.

En el énfasis en la vigilancia se perciben ecos del filme alemán ganador del Oscar The Lives of Others (2006). La policía política cubana, la Seguridad del Estado, se asemeja en sus métodos a la temida Stasi de Alemania del Este, y el control isleño es más férreo porque los cubanos solo pueden escapar por mar o por aire.

La propaganda revolucionaria inunda las calles de Cuba, como demuestran las fotos que tomó Manuel Ruiz-Barrera en varios viajes a Cuba, que cristalizaron en el guion de Bistec, una película sobre el ambiente opresivo de vigilancia.
La propaganda revolucionaria inunda las calles de Cuba, como demuestran las fotos que tomó Manuel Ruiz-Barrera en varios viajes a Cuba, que cristalizaron en el guion de Bistec, una película sobre el ambiente opresivo de vigilancia.

Ruiz-Barrera se inspira también en el éxito de ‘Sound of Freedom’ (2023, uno de los filmes independientes más exitosos, que ha recaudado más de $250 millones, con un costo de $14.5 millones, para hacer su película.

“Veo Bistec como nuestra Schindler’s List”, dice la publicista Lourdes Castillo, quien está ayudando en el proceso de recaudación de fondos para la película.

“Puede hacer por el exilio cubano lo que el filme de Steven Spielberg logró al mostrar los horrores del Holocausto”, confía Castillo, que informa sobre una campaña de recaudación de fondos para la película.

“No importa si vivimos en Miami, Cuba, España o Italia, nuestro objetivo es crear una comunidad global de disidentes que llamen a un cambio en Cuba”, dijo Castillo, sobre el nombre que se le da a los interesados en donar. “Nuestra pequeña contribución es contar la historia”.

La vigilancia en Bistec resulta aún más relevante para Castillo en el contexto de la amenaza que supone para la privacidad del ciudadano la Inteligencia Artificial.

“Los medios sociales tienen control de lo que se está hablando, saben los trapos sucios de cada persona. Nos estamos convirtiendo en un CDR mundial”, alerta Castillo sobre lo que puede generar una tecnología que trae aparejados ventajas y peligros.

Ruiz-Barrera señala que la conversación sobre la urgencia de libertad para Cuba debe ir más allá del entorno de “nuestras familias” y de Miami. Para que no cambien su historia, quiere mantener el control de cómo la cuenta, y para ello hacen falta los fondos.

“Lo que está pasando en una pequeña isla del Caribe muestra cómo se transforma el ser humano al no tener privacidad”, concluye.

Para contribuir a los fondos para la filmación de Bistec, visite https://supportourstory.com/bistec.

El hambre y los delitos que la población tiene que cometer para alimentarse son formas de control que el gobierno ejerce contra los cubanos, expresó Ruiz-Barrera.
El hambre y los delitos que la población tiene que cometer para alimentarse son formas de control que el gobierno ejerce contra los cubanos, expresó Ruiz-Barrera.