Kesington expone las facetas de la reina Victoria por su bicentenario

Londres, 21 may (EFE).- Cuando se cumplen doscientos años del nacimiento de la que podría considerarse una de las reinas más famosas de la historia, Victoria (1819-1901), el palacio de Kensignton ahonda en las diferentes facetas de una mujer que vivió intensamente.

Madre de nueve hijos, abuela de 42 nietos, enamorada esposa, sufridora viuda después y reina del mayor imperio que ha existido nunca, Victoria se yergue como una figura objeto de veneración en el Reino Unido, que se ha volcado en la celebración de los dos siglos del día que llegó al mundo, el 24 de mayo de 1819.

El palacio de Kensington ha organizado para la ocasión las exposiciones "Victoria: Mujer y Corona" y "Victoria: una Infancia Real", que fueron presentadas este martes a la prensa.

Esta última, que se quedará de forma permanente en el palacio -residencia oficial hoy en día de los duques de Cambridge-, está compuesta por las diferentes habitaciones en las que Victoria pasó su infancia, sujeta a estrictas normas, hasta tres semanas después de convertirse en reina, el 20 de junio de 1837, cuando se mudó a Buckingham.

Con el aspecto que tuvieron entonces, gracias a una intensa labor de restauración y decoración, cada una de las salas hace un recorrido de forma cronológica desde su nacimiento, en el propio palacio, hasta el momento en el que pasó de princesa a reina.

Casas de muñecas, retratos, miniaturas, peponas, alfombras, armarios y demás muebles ocupan los espacios que la vieron transformarse de niña a mujer.

La segunda de las exposiciones, "Victoria: Mujer y Corona", se centra en la edad adulta de la monarca y en las diferentes facetas que marcaron su vida a través de pinturas, esculturas, vestidos y accesorios.

Detrás de su faceta pública, el acontecimiento que más marcó la vida personal de la reina fue, sin duda, el fallecimiento de su venerado esposo, Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha (1819-1861), tras más de dos décadas de matrimonio, en 1861.

De sobra es conocido que Victoria no volvió a vestir otro color que no fuera el negro, en un estado permanente de luto que no cesó hasta su propia muerte y que, según una de las comisarias de la muestra, Carol Sword, hoy en día se hubiera diagnosticado como depresión.

Tanto era el amor que sentía por su marido que, una vez contrajo matrimonio, rechazó volver a utilizar una corona en público, a no ser que fuera estrictamente necesario, en un gesto para demostrar que era "igual" a Alberto.

"Él no podía utilizar corona porque no tenía derecho para ello, y ella quería aparecer siempre como su igual, algo que además se volvió popular entre el público porque aparecía como una mujer, como una esposa, algo con lo que podían identificarse", explicó hoy Claudia Williams, otra de las comisarias.

También fue popular la forma en la que encaró su maternidad, una faceta de su vida con la que, sin embargo, tuvo sentimientos encontrados porque, en parte, sentía que se interponía en su labor como reina.

Con todo, la exposición refleja a una mujer que se sintió "madre de sus hijos y madre de una nación", tal y como recoge uno de los rótulos de la muestra.

Durante los 63 años que ocupó el trono de Inglaterra, solo superada por la actual reina Isabel II que cuenta con 67 años de reinado, Victoria firmó cada una de las más de 200.000 nuevas leyes que aprobó el Parlamento durante ese tiempo.

La exposición también desvela la admiración que sintió por la India, país sobre el que reinó a partir de 1876 y que siempre le fascinó, pese a que nunca tuvo la oportunidad de visitarlo.

En palabras de Williams, lo que en definitiva busca esta exhibición es mostrar cómo Victoria "va tomando el control de su propia imagen y de su propia historia a medida que progresa su vida".

Por Paula Baena Velasco

(c) Agencia EFE