Venezuela acaba con la magia y el invicto de una Panamá que jugó con fuego en la Serie del Caribe

De cierta manera las aguas tomaron su nivel. A golpe de insistencia y amenaza, Venezuela puso punto final a la magia de Panamá y no solo le quebró el invicto sino que pasó a comandar, de manera momentánea, la tabla de posiciones de la Serie del Caribe que tiene lugar en el loanDepot park de Miami.

Unos 11,801 aficionados que en su mayoría eran de los Tiburones de La Guaira estallaron en júbilo cuando se consumó el triunfo 5-4 ante los Federales de Chiriquí, que reafirmó por qué son uno de los grandes favoritos para conquistar el trofeo de campeón en este torneo.

Sin mucho tiempo para celebrar, los jugadores de la vinotinto saldrán este miércoles a doblegar a una Nicaragua que no ha ganado todavía un juego, con el objetivo de terminar con la primera plaza en el cruce que abre la puerta de la final de este Clásico del Caribe.

Panamá estuvo jugando con candela todo el tiempo y en medio de las oportunidades desperdiciadas a la ofensiva y los boletos que a borbotones regalaba su pitcheo, permitió que Venezuela fuera cobrando confianza hasta que llegara la igualada.

Los canaleros pisaron la goma primeros aprovechando que el abridor cubano Ariel Miranda no se presentó en su mejor forma y cobijó las tres anotaciones de los centroamericanos al permitir tres imparables y regalar dos boletos, para marcharse sin poder completar tres entradas.

Todo comenzó color de hormiga para los Tiburones cuando Allen Córdova e Iván Herrera sacaron pelotas del parque de manera consecutiva en el primer inning, antes de que el nuevo receptor de los Marlins, Christian Bethancourt, conectara un roletazo por el campo corto que trajo la tercera de Panamá.

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Pero como ha sido la tónica hasta el momento, Venezuela salió a amenazar en todos los tramos y resulta difícil creer que el abridor panameño, Antonio Frías, se haya mantenido al menos cinco episodios sin permitir anotaciones cuando regaló cinco bases por bolas -en total los pitchers perdedores otorgaron siete boletos-, aunque fue ayudado por cuatro jugadas de doble matanza.

La fortuna, sin embargo, cambió a favor de los venezolanos en el sexto cuando con el choque 3-1 y las bases llenas, Hernán Pérez conectó un batazo en tierra de nadie detrás de la inicial para limpiar las almohadillas y tomar el control del encuentro.

Esa conexión fue permitida por el relevista Abdiel Saldaña, quien en el séptimo admitiría un largo cuadrangular de Alcides Escobar que aseguraba la victoria de Venezuela y la ventaja en un potencial desempate futuro con los canaleros a la hora de fijar los cruces en la ronda de eliminación.

Ese batazo de Escobar fue crucial porque Panamá anotó una cuarta carrera en la novena entrada con una jugada de doble matanza, pero era demasiado poco y demasiado tarde.