Venezolanos llegan en masa a la Patagonia pero ven sus sueños truncados

Por Mario Cippitelli – Neuquén, Argentina – @Chipitelix

Miles de venezolanos llegaron y siguen llegando a la Argentina en busca de un horizonte que, en su país dicen que no lo tienen. O, por lo menos no lo ven. La Patagonia, especialmente la provincia de Neuquén, parece tener un magnetismo especial, por su desarrollo y la producción petrolera que la caracteriza, para centenares de ellos que comenzaron a llegar en los últimos meses en grandes oleadas.

Esta provincia es uno de los lugares de refugio elegidos, ya que se radican alrededor de tres por día, o 90 por mes, una cifra que desplazó a otras corrientes migratorias de países vecinos como bolivianos o paraguayos.

Sin embargo, este importante movimiento de ciudadanos que arriban a la Patagonia genera un sinnúmero de inconvenientes a la hora de la tramitación del permiso de residencia o la validación de títulos profesionales para poder trabajar.

Tal es el fenómeno -que también se replica en otras importantes ciudades-, que la Federación Ibeoramericana del Ombudsman (FIO) pidió a los gobiernos de la región que permitan el paso de venezolanos, aunque no cuenten con pasaporte, por tratarse de “un asunto de carácter humanitario y urgente.”

El pronunciamiento del organismo reconoce que esta situación genera un gran impacto regional y mucha preocupación en los gobiernos locales que tienen que recibirlos para darles asistencia.

En Neuquén es el caso más notorio de aquellos que llegan y no cuentan con documentación que les permita, al menos, obtener una residencia temporal para insertarse en el mercado laboral.

La Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia neuquina recibió en una sola semana a más de 50 familias de ese país para tratar solucionar la ausencia de un trámite que el propio gobierno de Venezuela les niega: la apostilla, que es la certificación que le da validez a los títulos y a los antecedentes penales. Sin esos documentos, todo se vuelve difícil o casi imposible.

Geisy Mila, embarazada, junto a Nohelia García, espera conseguir sus permisos para trabajar en el sur argentino. (La Mañana)
Geisy Mila, embarazada, junto a Nohelia García, espera conseguir sus permisos para trabajar en el sur argentino. (La Mañana)

Geisy Mila lo sabe. Esta joven cirujana, especialista en ortopedia llegó junto a su marido –ingeniero en petróleo a la ciudad de Neuquén y se encontró con esa barrera.

“Vinimos con todas las ganas pero esto nos paraliza”, dijo al diario La Mañana esta mujer que está embarazada y espera a su primer hijo en tierras patagónicas. Mientras tanto, tiene el apoyo de Nohelia García, otra venezolana que llegó hace 10 años y que trabaja como nexo entre el gobierno y sus compatriotas.

Pese a la crisis económica argentina, las posibilidades de trabajo en este rincón siempre son más altas, especialmente para profesionales, debido al auge que hoy tiene la formación de gas y petróleo más importante del país y una de las más grandes del mundo: Vaca Muerta. Por este motivo es que muchos venezolanos arriban a la provincia en busca de un trabajo que les permita sustentarse en el tiempo y necesitan imperiosamente que les allanen el camino legal y administrativo para poder radicarse definitivamente.

Winsdian Albarrán, estudiante venezolano, en Neuquén, Argentina. (La Mañana)
Winsdian Albarrán, estudiante venezolano, en Neuquén, Argentina. (La Mañana)

Lo mismo le ocurre a Winsdian Albarrán, estudiante de Historia en la Universidad de los Andes, que también decidió dar el gran paso de buscar un horizonte en la Patagonia, aunque siguiendo los pasos de sus padres que llegaron hace poco tiempo y ya están radicados.

Winsdian quiere retomar sus estudios en la Universidad Nacional del Comahue, pero el lugar donde él estudió en Venezuela no tiene convenio con instituciones para que los estudiantes sigan sus carreras en otros países de Latinoamérica. Sin embargo, no baja los brazos.

A la espera de contar con ese aval que le permita seguir estudiando, ya consiguió un trabajo en un bar ubicado en pleno centro de la ciudad de Neuquén, que le permite mantenerse y proyectar su futuro.

La gran mayoría de quienes recurrieron en ayuda de las autoridades neuquinas son profesionales (74%) que cuentan con títulos terciarios o universitarios, más otro 11% que está completando esos estudios, de acuerdo a las estadísticas de la subsecretaría de Derechos Humanos. Entre las profesiones, en primer lugar se ubican médicos, docentes e investigadores con un 19%, seguido de administradores de empresas (13%) y oficios vinculados a la actividad petrolera (11%).

Vivir mejor, desarrollarse profesionalmente, más allá del desarraigo, son los sueños de miles de venezolanos que ya pisaron tierras patagónicas, aunque sin esa ayuda que le permita solucionar sus problemas legales y administrativos, aquellos proyectos son –por ahora- sólo dolorosas utopías.