WASHINGTON.- Los republicanos pusieron el grito en el cielo, salieron a vociferar que el presidente Joe Biden es “inapto” para el cargo, y algunos incluso jugaron con la idea de intentar destituirlo. Furiosos, los demócratas se abroquelaron detrás de Biden, lo defendieron con elogios, y denunciaron un ataque premeditado, gratuito, “inaceptable”, una movida para intentar derrumbarlo, destruir su imagen y dañarlo en la carrera electoral por la Casa Blanca.

Un día después de que un informe del Departamento de Justicia pusiera la vejez y la agudeza mental de Biden en el centro del debate político como nunca durante su presidencia, Washington ardía y seguía discutiendo el asunto, que consumía todo el oxígeno político. Nadie hablaba de otra cosa, y cualquier otro tema en la agenda parecía quedar irremediablemente eclipsados.

Biden fue exonerado por el fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Hur, en la investigación por su desmanejo de documentos clasificados cuando dejó la vicepresidencia del gobierno de Barack Obama. Pero el informe final de Hur sobre su investigación incluyó calificaciones explosivas sobre un tema por demás delicado y crítico en la campaña presidencial: la salud mental de Biden, a quien Hur describió como “un anciano simpático, bien intencionado y con mala memoria”.

Sin ocultar la furia por el informe, la Casa Blanca y varios aliados de Biden salieron en su defensa, elogiando su capacidad de trabajo, los vínculos que tejió con otros líderes para lidiar con las crisis internacionales, o los logros de su gobierno. Varios señalaron que Hur traspasó los límites de su trabajo, lo deshilacharon por sus referencias a la memoria de Biden y lo acusaron de dejarse llevar por motivaciones políticas apuntando a su afiliación con el Partido Republicano.

La vicepresidenta, Kamala Harris, quien fue fiscal general en California antes de mudar su carrera política a Washington, dijo que los comentarios de Hur fueron “gratuitos, inexactos e inapropiados” y “políticamente motivados” al montar una apasionada defensa de su jefe en un evento público. Eric Holder, quien lideró el Departamento de Justicia durante el gobierno de Barack Obama, dijo que el informe “es rotundamente inconsistente con las tradiciones” de la agencia. Y varios senadores salieron a decir que Biden sigue tan afilado como siempre.

El habitual briefing diario de la Casa Blanca estuvo prácticamente abocado al informe de Hur y a las preguntas sobre la salud de Biden y su capacidad para ejercer la presidencia y volver a ser el abanderado del Partido Demócrata. Ian Adams, quien trabaja en la oficina del consejero legal del gobierno, dijo que “uno se pregunta por qué este informe dedica tiempo a hacer críticas gratuitas e inapropiadas al presidente”. Y la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, llegó a montar una defensa muy personal al hablar de Biden como su “mentor”, además de su jefe.

“Este presidente no ha sido sólo mi jefe, sino también un mentor para mí, y nadie en este edificio diría lo que vimos en este informe sobre su memoria. Todo el mundo ve a alguien que trabaja muy, muy duro, pasamos horas con él, entendiendo exactamente dónde está el pueblo estadounidense, qué siente y también cómo abordar esas cuestiones importantes y críticas para ellos”, dijo.

Ansiedad demócrata

Pero más allá de la apasionada y férrea defensa montada por el anillo de confianza de Biden –dentro del cual se profesa una profunda admiración por el presidente– y sus aliados, hubo también demócratas que reconocieron el enorme daño político que generó el informe de Hur a un presidente que tiene su popularidad por el piso, y a quien la mayoría del país ve demasiado viejo para ser su comandante en jefe, según coinciden las encuestas. Poco parecen importar los logros o éxitos políticos de Biden ante el fuerte rechazo que parece generar su avanzada edad en el electorado.

“Esto es terrible para los demócratas. Y cualquiera con un cerebro operativo lo sabe”, dijo Paul Begala, estratega demócrata y antiguo asesor de Bill Clinton.

Del otro lado del espectro político, los republicanos tomaron el informe de Hur y lo transformaron en munición gruesa para atacar al presidente. Las voces más ásperas en el Congreso pidieron directamente explorar la posibilidad de destituir a Biden recurriendo a un instrumento excepcional: aplicar la 25ª enmienda de la constitución, una variante que requiere el respaldo de dos tercios de cada cámara del Congreso, algo que hoy es virtualmente imposible de conseguir.

Así y todo, Mike Johnson, líder de los republicanos y presidente de la Cámara de Representantes, dijo que la reacción de Biden al informe de Hur confirma lo que dice el informe. (Biden se confundió y mencionó a México en vez de Egipto al hablar de la Franja de Gaza.)

“No es apto para ser presidente”, fulminó Johnson.

Donald Trump, quien se encamina a convertirse en el candidato presidencial de los republicanos, posteó varias de las críticas a Biden y los comentarios sobre el informe Hur en su red social, Truth Social. Trump también publicó un mapa retocado de la Franja de Gaza donde se leía “México” en Egipto, y se quejó porque Biden fue exonerado, mientras que él fue acusado formalmente y ahora enfrenta un juicio en Florida por haberse llevado los documentos. Biden, a diferencia de Trump, cooperó con los investigadores, y entregó todo el material en su poder. Trump lo retuvo. “Muy injusto. ¡Este sinsentido debe terminar!”, publicó Trump en su red social.

Nikki Haley, quien intenta mantener con vida su campaña presidencial, aprovechó el informe para cargar contra Biden y Trump por su vejez. Haley dijo que la Casa Blanca “no es un asilo subsidiado por los contribuyentes” y que Biden no tiene la capacidad mental para ser presidente, y que Donald Trump “tiene sus propias deficiencias mentales” y es propenso a despotricar. “Siempre dije que el primer partido en retirar su candidato de 80 años ganará la Casa Blanca”, dijo Haley. Nada indica, sin embargo, que Trump o Biden estén dispuestos a dar un paso al costado.