Barrios caros de Miami también pierden árboles. Vecinos se oponen a más asfalto y menos verde

Pinecrest es para sus residentes un “lugar paradisíaco”, como lo describe José Hernández, que vive hace 17 años en el vecindario al sur de Miami. Con sus calles tranquilas y mansiones escondidas tras cercas de piedras o setos verdes, Pinecrest ha ganado valor en el mercado de bienes raíces por sus arboledas de robles maduros, que no solo dan sombra a sus afortunados residentes sino a los miamenses que atraviesan sus calles aliviados por el frescor que le regala la naturaleza lejos del tráfico de la concurrida US1.

Hernández, más conocido para los televidentes hispanos como el chef Pepín, es uno de los 145 vecinos de Pinecrest que firmaron una petición dirigida al alcalde y comisionados de Village of Pinecrest. Con esta quieren detener un proyecto que talaría entre 60 y 100 árboles para construir una vía para bicicletas y patinetas de más de una milla en la calle 88, Kendall Drive, que opinan afectará su calidad de vida y bajará el valor de las propiedades.

“Lo que más me preocupa es la deforestación”, dijo Hernández a el Nuevo Herald, uno de los vecinos que entregó la petición el 11 de octubre en el ayuntamiento de Pinecrest.

Ese “monstruo de carretera” que planea construir la ciudad pone en riesgo a los vecinos al restarle visibilidad a la hora de salir de su propiedad, apuntó Hernández, que coincide con Esteban Gerbasi, otro vecino de la calle 88 que estuvo presente en la entrega de la petición.

“Este paso nos elimina el triángulo de visibilidad que tenemos los dueños para salir de nuestras casas”, dijo Gerbasi, que construyó su propia casa y recuerda bien las exigencias de que la propiedad tuviera un triángulo de 15 pies a cada lado, y que este espacio quede libre para facilitar la visibilidad al incorporarse al tráfico de la avenida.

Los vecinos consideran que no es necesario sustituir las aceras actuales de cinco pies, por las que casi nadie camina, para construir un corredor de asfalto de 10 pies de ancho y de más de una milla de extensión, que se calentaría por encima de 160 grados en verano.

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Esto a su vez empeoraría el problema de drenaje que ya tiene Kendall Drive, alertan.

“Esa calle se inunda mucho y ahora va a haber menos terreno para absorber el agua”, dijo Gisel Cruz, opuesta a que la ciudad haga un gasto para construir un camino al que “no le ve nada positivo”.

Vecinos de Pinecrest consideran que es innecesario reemplazar las actuales aceras, que casi no se usan, por un ancho y largo corredor de asfalto para las bicicletas.
Vecinos de Pinecrest consideran que es innecesario reemplazar las actuales aceras, que casi no se usan, por un ancho y largo corredor de asfalto para las bicicletas.

Cruz, que vive en Pinecrest desde el año 2000 y se construyó una nueva residencia en el terreno de una que tenía para alquiler, señala que menos verde y más asfalto y menos seguridad vial son aspectos que tendrán trascendencia en el precio de los bienes raíces.

“Esto va a impactar el valor de la propiedad, va a haber una cantidad de gente pasando por frente a mi driveway. Solo voy a abrir la puerta y ahí va a estar el paso”, señaló Cruz, que también está molesta porque tuvo que mover un transformador de electricidad más cerca de su propiedad recientemente sin que le informaran de los planes que tenía la ciudad.

“Tantas molestias y no te están diciendo ni para qué era. El nivel de misterio me parece insultante”, dijo Cruz, indicando que las decisiones sobre el plan “se hicieron de espaldas a todo el mundo”.

“El problema más grave es que la ciudad nunca notificó a ningún vecino”, dijo Gerbasi, que se enteró del proyecto por un artículo del ex comisionado de Pinecrest, Bob Ross, publicado en un periódico comunitario el 27 de junio.

En el artículo titulado Is Pinecrest Ready for 11 Miles of Shared Use Paths?, Ross cuenta sobre los planes para construir varios caminos e indica que Pinecrest ha perdido el 15 por ciento del canopy de sus árboles en los últimos cinco años.

“Por las razones que sean, el huracán Irma, la falta de espacio y las construcciones para el desarrollo de Pinecrest, lo cierto es que la ciudad está perdiendo árboles y este tipo de caminos no ayudan”, dijo a el Nuevo Herald Ross, que vive en la ciudad desde 1987 y fue comisionado por ocho años.

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Ross también menciona en el artículo una reunión de algunos vecinos con el director de obras públicas de la ciudad, David Méndez, en el Pinecrest Community Center.

En esta ocasión Méndez les mostró unos mapas con el plan del camino para bicicletas en Kendall Drive, entre Ludlam Road (la avenida 67) Red Road (la avenida 57). Muy pocos vecinos supieron de esta reunión, y Gerbasi, que fue uno de ellos, le avisó a Hernández, que llegó tarde, según reconoció el chef.

“Si hubo notificación sobre el plan, fue un fracaso porque 140 personas no sabían de esto”, dijo Hernández.

Vecinos de Pinecrest se oponen a un plan para construir una vía para bicicletas en la calle 88, Kendall Drive, que talaría entre 60 y 100 árboles. Ellos consideran que el camino afectará el valor de sus propiedades, a la vez que representa un peligro al disminuir la visibilidad para incorporarse al tráfico.
Vecinos de Pinecrest se oponen a un plan para construir una vía para bicicletas en la calle 88, Kendall Drive, que talaría entre 60 y 100 árboles. Ellos consideran que el camino afectará el valor de sus propiedades, a la vez que representa un peligro al disminuir la visibilidad para incorporarse al tráfico.

El alcalde de Pinecrest, Joseph Corradino, dijo a el Nuevo Herald que el condado emprende todo el tiempo este tipo de proyectos, que se construyen en terreno público.

“Lo que hacemos en Pinecrest es evitar los árboles, y estamos comprometidos a reemplazar de manera inmediata cada uno que se pierda”, adelantó el alcalde, indicando que el plan de la vía para bicicletas en Kendall Drive ya está aprobado y se encuentra en la fase de diseño.

Prometió a su vez que se celebrarán talleres para explicar mejor a los vecinos el plan, y que si tienen que informárselo uno por uno, lo harán.

Cuando se le preguntó si estaba abierto a cambiar de opinión por la petición de los vecinos, dio una respuesta afirmativa.

“Siempre llegamos a un acuerdo y nos aseguramos de que los problemas se resuelvan”, dijo Corradino.

Hernández, por su parte, sigue soñando con que Pinecrest se mantenga como una comunidad verde.

“El único valor que tiene mi casa es que se proyecta con mucho terreno y mucho verdor. No hay otra comunidad en Miami que tenga esto”, concluyó Hernández.