El VAR no puede tapar las vergüenzas de Florentino Pérez

Florentino Pérez en la presentación de Hazard (AP) y la línea trazada por el VAR en el Beis-Real Madrid (Twitter)
Florentino Pérez en la presentación de Hazard (AP) y la línea trazada por el VAR en el Beis-Real Madrid (Twitter)

Por segunda temporada consecutiva, el Real Madrid padece una sequía goleadora que atenta contra su temporada. En medio de un mercado de fichajes atípico donde los clubes andan con pies de plomo, Florentino Pérez ha decidido priorizar la salud económica a corto-medio plazo a desembolsar una gran cantidad por uno de los nueves más codiciados del mercado o, en su lugar, a buscar un delantero con facilidad para ver puerta. Puede parecer paradójico que, tras salir ganador de un duelo donde ha anotado tres goles, se exija reforzar la delantera, pero la realidad es que al club blanco se le apaga la mecha cuando se acerca al área rival. Las decisiones arbitrales favorables al conjunto de Concha Espina no deberían alterar este hecho: el Real Madrid necesita reforzar su delantera.

Como resultado de la falta de gol, el equipo de Zinedine Zidane se ha visto obligado a recorrer otros caminos para competir ante rivales de envergadura y luchar por títulos. Por ello, busca hacer de la solidez su mayor argumento competitivo consciente de que, en un intercambio de golpes ante equipos con delanteros potentes, sus opciones de remar a contracorriente y remontar los encuentros se reducen drásticamente.

Sin embargo, ante el Betis ni defendió bien, superado por el movimiento líquido de los mediapuntas a las espalda de Casemiro-Kroos, ni supo controlar el ritmo del partido y dominar al rival hasta que los de Manuel Pellegirni se quedaron con 10 futbolistas sobre el campo. Desde el club argumentan que los jugadores que integran la plantilla actual son capaces de suplir el déficit goleador. Los partidos y el número de ocasiones generadas durante los mismos no sostiene esta lógica.

Tras una semana marcada por el 0-0 de Anoeta y el intenso debate alrededor de la figura del ‘9’, Zinedine Zidane decidió alinear al desaparecido Luka Jovic en el césped del Benito Villamarín. Oportunidad de oro para que el serbio trenzase un buen partido y se colocase en las quinielas de cara a la próxima semana. Nada más lejos de la realidad, el atacante madridista se camufló entre los centrales béticos hasta diluirse. Indolente, alejado y tímido. Mientras Karim Benzema participaba en las tres dianas de su equipo y demostraba que es el único atacante de élite con el que cuenta el Real Madrid, el serbio se ahogaba ante los espacios a la espalda de la defensa que encontró. Y es que Karim genera y facilita, pero no puede multiplicarse.

El mensaje del técnico francoargelino a la dirección deportiva no se quedó ahí. Después de la floja actuación de Jovic, Zidane dio entrada a Borja Mayoral en el minuto 72. Otro delantero con un pie y medio en la rampa de salida y al que el rol de delantero revulsivo del Real Madrid se le queda demasiado grande a tenor de lo visto en el Levante. El serbio e español acabaron siendo decisivos con una expulsión y un penalti, ambos no exentos de polémica, pero los árboles no deben tapar el bosque.

El éxito cosechado en la Liga no significa que este equipo esté preparado para ganar la Copa de Europa ni que, aunque sus rivales nacionales estén en proceso de reconstrucción, se coloque muy por encima de ellos. La victoria nubla el juicio porque el halago debilita. Zidane comprende el valor de la regularidad y la liga ganada ante el Barça de Leo Messi, pero no se conforma con ello, por eso no quiere cerrar la puerta a incorporar un delantero contrastado. Florentino Pérez tendrá la última carta, pero el Real Madrid pide a gritos contar con un delantero capaz de sumar desde el banquillo cuando los partidos necesitan un electroshock.

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