¿Qué tan unidos están los demócratas? Un punto de datos 96-0 nos da una pista

La senadora demócrata de Massachussets Elizabeth Warren, el exvicepresidente Joe Biden en el escenario antes del comienzo del debate presidencial demócrata en Atlanta, el miércoles 20 de noviembre de 2019. (Demetrius Freeman/The New York Times)
La senadora demócrata de Massachussets Elizabeth Warren, el exvicepresidente Joe Biden en el escenario antes del comienzo del debate presidencial demócrata en Atlanta, el miércoles 20 de noviembre de 2019. (Demetrius Freeman/The New York Times)

Joe Biden emergió de unas elecciones primarias demócratas disputadas con una sorprendente unidad de partido y sin ninguna amenaza seria en su flanco izquierdo, según las encuestas de The New York Times/Siena College en los seis estados con más probabilidades de decidir la presidencia.

En general, los electores de los estados en disputa que dijeron que Bernie Sanders era su primera opción para la presidencia afirmaron que preferían apoyar a Biden en lugar de al presidente Donald Trump, un 87 contra un 4 por ciento. Si hubo un movimiento de “Bernie o nada”, se ha desvanecido con la conclusión de la carrera demócrata o nunca existió en cifras serias en los estados disputados.

Biden cuenta con un apoyo aún más significativo de los electores que apoyaron a Elizabeth Warren en las elecciones primarias. Los demócratas que dijeron que ella era su primera opción para la candidatura demócrata a la presidencia apoyaron a Biden en vez de a Trump por un asombroso margen de un 96 contra un 0 por ciento, incluso más amplio que la ventaja de 96-1 de Biden entre los que dijeron que era su mejor opción en las primarias demócratas.

Ningún partidario de Warren en la encuesta, que se llevó a cabo en junio, dijo que hubiera siquiera “alguna posibilidad” de votar por Trump.

La unidad de los electores demócratas en las encuestas del Times/Siena representa un marcado cambio con respecto a hace cuatro años, cuando un número significativo de partidarios de Sanders nunca aceptó la candidatura de Hillary Clinton. Según el Estudio Cooperativo de Elecciones del Congreso, solo el 74 por ciento de los votantes que apoyaban a Sanders en las primarias de 2016 le dieron el voto, mientras que un 12 por ciento votó por Trump.

Sin embargo, los hallazgos no representan un cambio con respecto a octubre del año pasado, cuando se les preguntó a los seguidores de Sanders y Warren en los mismos seis estados disputados por quién votarían si la elección se redujera a Biden y Trump. En aquel momento, el resultado fue de 89-4 a favor de Biden; ahora es de 89-3.

De manera sorprendente, el desafío que Biden enfrenta desde la izquierda del partido es difícil de distinguir del desafío que enfrenta desde el centro. En conjunto, los seguidores de Pete Buttigieg, Michael Bloomberg y Amy Klobuchar respaldan a Biden por un margen de 87-6. Por supuesto, estos votantes representan una porción mucho menor del electorado demócrata que los partidarios de Warren y Sanders, pero pocos dirían que Biden se enfrenta a un desafío serio entre los demócratas moderados.

Una de las razones por las que Biden no se enfrenta al tipo de rechazo que Clinton vio es el cambio en la composición del voto por Sanders. En 2016, Sanders obtuvo considerable apoyo de los electores blancos relativamente conservadores de las zonas rurales de Estados Unidos. Estos electores no eran socialistas, y no se sabe cuántos apoyaban realmente a Sanders o solo votaron para protestar contra el nombramiento de Clinton.

De cualquier manera, una porción de los seguidores de Sanders en las primarias de 2016 se quedó con Trump después de apoyarlo en las elecciones generales de 2016, y no volvieron a respaldar a Sanders en las primarias cuatro años después. Su salida del electorado de las primarias demócratas ayuda a explicar la importante disminución de la fuerza de Sanders en las zonas blancas, rurales y de clase trabajadora, junto con la relativa unidad del voto demócrata restante.

Sin duda, a la izquierda demócrata no le emociona particularmente apoyar a Biden. Solo el 21 por ciento de los que votaron por Sanders y un 40 por ciento de los seguidores de Warren dicen que tienen una opinión “muy favorable” de Biden, en comparación con el 77 por ciento de los partidarios de Biden que dicen tenerla. Por un margen de 69-26, los seguidores de Sanders afirman que su voto es más un voto en contra de Trump que un voto a favor de Biden. Los partidarios de Warren también dicen que es principalmente un voto en contra del presidente Trump, por un margen del 61 al 36 por ciento.

Mientras el equipo de Biden analiza quién será su compañero de fórmula para la vicepresidencia, una consideración importante será si el nivel de entusiasmo relativamente bajo que ha generado supone un riesgo grave para su campaña. Por ahora, la oposición a Trump ha superado en gran medida las reservas que estos electores le tienen a Biden, en especial entre quienes apoyaban a Warren.

No solo es más probable que los partidarios de Warren apoyen a Biden que sus seguidores en las primarias, sino que también es más probable que los simpatizantes de Warren digan que están “casi seguros de votar” en noviembre. Además, están casi igual de entusiasmados con el voto: un 75 por ciento de los seguidores de Warren dicen estar “muy entusiastas”, en comparación con el 80 por ciento de los partidarios de Biden.

Los partidarios de Sanders muestran más decepción, aunque moderada. Solo el 47 por ciento dijo sentirse “muy entusiasta”, y el 64 por ciento dijo que estaba “casi seguro de votar”. Este último recuento es algo menor que el 70 por ciento de los partidarios de Biden y el 72 por ciento de los partidarios de Warren que registraron el mayor nivel de intención de voto. Pero es bastante saludable dado que los electores más jóvenes tendían a apoyar a Sanders y generalmente son menos propensos a votar.

Aun así, los encuestados que dijeron que apoyaron a Biden en las elecciones generales eran tan propensos como los partidarios de Trump a decir que se sentían “muy entusiastas” o estaban “casi seguros de votar”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company