Una madre se suicida justo un año después de que su hijo hiciera lo mismo tras ser falsamente acusado de violación

Karin Cheshire, de 55 años de edad, no le veía ningún sentido a la vida. Por eso la semana pasada se ahorcó en su casa de Southampton (Inglaterra). Hace doce meses, su vida era muy diferente. “No paraba de hablar, era muy inteligente” recuerda su hermano Simon en las páginas del Telegraph.

Pero un episodio dramático le borró la sonrisa para siempre. En 2015, su hijo Jay, de 17 años, fue falsamente acusado de haber cometido una violación. La policía se presentó en su casa y los detuvo durante dos semanas. El caso no llegó nunca a los tribunales, porque la investigación preliminar descubrió importantes contradicciones en el relato de la chica, que finalmente retiró los cargos.

(Jay junto a Karin)

Pero aunque el juicio no se celebró, si que hubo una condena: Jay no pudo soportar la presión de ser acusado de un crimen que él consideraba tan atroz y se colgó en un árbol el 5 de julio.

Revisando las crónicas de la prensa inglesa de aquellos días, Jay aparecía retratado como un joven inteligente, que amaba la historia y que esperaba poder convertirse en escritor o en profesor algún día. También que desde los 13 años tenía episodios depresivos y que acudía a terapia y tomaba medicamentos para mejorar su estado de ánimo. “Era demasiado sensible para soportar una acusación así”, aseguró uno de sus profesores.

En esas mismas crónicas siempre aparecían las palabras de su madre, que le definía como un “hombre apuesto, tranquilo y muy inteligente”. Karen también se mostraba indignada con la mujer que falsamente acusó a su hijo, de la que poco o nada se sabe: tan solo que igual que le señaló, se olvidó de él.

Pero Karen no pudo olvidar la muerte de su hijo. “Ella era muy inteligente, podría haber sido escritora, incluso mantuvo un diario durante 40 años”, asegura su hermano. “Pero en los últimos meses parecía un zombie”.

Sus vecinos también vieron el brutal impacto que tuvo en la vida de Karin la muerte de su amado vástago. “Pasó de saludar y hablar con todo el mundo a estar siempre muy seria y aislada”. Justo cuando se cumplía un año del suicidio de Jay, Karin decidió seguir sus pasos.