Funeral, cena y fiesta: así comenzó una sola persona, sin saberlo, una trágica cadena de contagios de COVID-19

El distanciamiento social es clave para frenar la expansión del COVID-19 y salvar muchas vidas. Eso se ilustra claramente con el caso de un “superpropagador” del coronavirus que generó un severo brote en Chicago.

De acuerdo a un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), un solo individuo desató una cadena de infecciones que enfermó al menos a otras 16 personas y se saldó con el trágico saldo de tres muertes.

La persona que inicialmente desató los contagios, denominada por el CDC como Paciente A1.1, había viajado fuera del estado de Illinois, donde posiblemente se infectó de coronavirus, y asistió en febrero pasado a un funeral. El paciente A1.1 era amigo de la familia del fallecido y durante las exequias dio abrazos varios de los presentes. Y la noche anterior al funeral se reunió con dos familiares del fallecido durante unas tres horas y compartió comida con ellos.

Un solo infectado de coronavirus puede esparcir la enfermedad a decenas de personas. El diagnóstico oportuno es por ello clave, pero aún insuficiente en EEUU. (Getty Images)
Un solo infectado de coronavirus puede esparcir la enfermedad a decenas de personas. El diagnóstico oportuno es por ello clave, pero aún insuficiente en EEUU. (Getty Images)

Para ese momento, aún no se habían establecido los lineamientos de distanciamiento social estrictos que ahora existen.

El paciente A1.1 contagió a las dos personas con las que compartió comida, identificadas como los pacientes B2.1 y B.2 y luego en el funeral, al que asistió durante dos horas, abrazó a varias personas para expresar sus condolencias y desató nuevos contagios, entre ellos en los pacientes B2.3 y B3.1.

El “superpropagador” original no supo que tenía coronavirus sino hasta tiempo después cuando durante las investigaciones médicas para rastrear el brote de COVID-19 se le hizo una prueba de diagnóstico.

El paciente B2.1, contagiado en la cena y en el funeral por el “superpropagador”, debió ser hospitalizado y falleció. Los pacientes B2.2 y B2.3 no requirieron hospitalización y se han ya recuperado.

La cadena no se detuvo allí.

El paciente B3.1, quien también estuvo presente en el funeral, acudió al hospital a visitar al enfermo B2.1 y sin portar elementos de protección personal (mascarillas y otros) lo abrazó. Días después comenzó a mostrar síntomas de coronavirus. También se contagió un trabajador de salud, el paciente C3.1, que atendió al enfermo. Y otro familiar de este, el paciente A3.1, quien también lo visitó en el hospital sin cubrirse con elementos de protección personal, se infectó también. Lo singular es que el paciente A3.1 fue un portador asintomático del coronavirus.

Días después, el “superpropagador” A1.1 asistió, mostrando síntomas leves, a una fiesta de cumpleaños en la que participaron otras nueve personas, todas ellas familiares. Durante las tres horas que duró la fiesta, A1.1 abrazó y compartió comida con varios de los presentes, lo que provocó que siete de ellos desarrollaran COVID-19, tres de ellos con casos confirmados y cuatro probables (los pacientes A2.1, A2.2, A2.3, A2.4, A2.5, A2.6 y A2.7).

De ellos dos requirieron hospitalización en terapia intensiva con ventilador y al final fallecieron. Los otros desarrollaron solo síntomas leves y dos de los asistentes a la fiesta no desarrollaron ningún síntoma.

Al parecer, al menos uno de los fallecidos padecía enfermedades preexistentes que lo hicieron más vulnerable al coronavirus.

Un gran hospital de campaña, que contará con 3,000 camas, es instalado en el Centro de Convenciones McCormick Place en Chicago para atender pacientes de Covid-19. (Getty Images)
Un gran hospital de campaña, que contará con 3,000 camas, es instalado en el Centro de Convenciones McCormick Place en Chicago para atender pacientes de Covid-19. (Getty Images)

Los infectados en esa fiesta y quienes atendieron a algunos de los enfermos citados expandieron el contagio.

Por ejemplo, el paciente asintomático A3.1 contagió en su casa a otra persona (A4.1). Tres asistentes a la fiesta de cumpleaños asistieron 6 días después a un servicio religioso ya presentando algunos síntomas y en la iglesia una persona más (el paciente D3.1) fue contagiada tras conversar con los otros, compartir la bandeja para depositar limosnas y estar sentados en la misma fila de asientos por cerca de una hora y media.

Así, un solo individuo infectado de coronavirus, que presentaba síntomas leves de enfermedad respiratoria, desató una cadena de contagios en Chicago entre personas que asistieron a un funeral, a una fiesta de cumpleaños, al hospital y a una iglesia, que infectó al menos a otras 16 personas y provocó tres fallecimientos.

Los infectados fueron personas entre 5 y 86 años y los fallecidos eran todos mayores de 60 años, de acuerdo al reporte del CDC.

Toda esta ominosa y trágica cadena, con todo, no es algo único o inusual. En realidad, fenómenos de contagios de esa naturaleza se han registrado en todo el país y el mundo, y revelan que el coronavirus es fuertemente contagioso, incluso a través de personas asintomáticas. El estudio del CDC, que abarca un periodo de 28 días, es un ejemplo documentado de esa explosiva forma de transmisión del coronavirus.

Por ello, el distanciamiento social, incluso entre familiares, la suspensión de reuniones de personas y de actividades no esenciales resulta de importancia enorme para frenar la epidemia y salvar vidas.