Un pueblo que tiene la esperanza de no haber sido olvidado

En las semanas previas a la investidura, Yahoo News visitó poblados y ciudades por todo el país, para hablar con los votantes que habían apoyado a Donald Trump en la elección. Mientras emergía la forma que tomará su Administración, le preguntamos a los electores si estaban contentos con su elección y si sentían optimismo por el futuro. Aquí están algunos de nuestros descubrimientos:

SANDY HOOK, Kentucky. – Solía ser conocido como el condado más confiablemente demócrata de Estados Unidos.

En un estado que se volvió republicano desde hace mucho tiempo, el Condado Elliott, ubicado en las serpenteantes colinas boscosas de la remota parte oriental de Kentucky, era una verdadera anomalía. Desde 1872, tres años después de que se fundó el condado, la mayoría de los electores habían respaldado a un demócrata para presidente cada cuatro años. Fue la racha de apoyo más prolongada de cualquier condado en la nación –y llegó a un fin abrupto en noviembre, cuando Donald Trump derrotó abrumadoramente a Hillary Clinton con 44 puntos, su margen de victoria más amplio en el estado de Kentucky y uno de los más grandes en el país.

Para algunos, un triunfo republicano parecía inevitable desde hacía tiempo. La población es predominantemente blanca y, en gran medida, de clase obrera y empobrecida, tras haber trabajado en la planta acerera y minas de carbón cercanas, pero ha batallado para subsistir al tiempo que esos trabajos han desparecido. Pero la política, como la tierra, ha sido transmitida de una generación a otra y la mayoría de los residentes se mantuvieron sólidamente demócratas, una lealtad que data a sus padres y abuelos, quienes ganaron sus primeros sueldos al construir carreteras e infraestructura pública como parte del Nuevo Trato de Franklin Roosevelt.

“(Cuando votabas) era o el demócrata o el diablo”, dijo Myron Lewis, dueño de una tienda de conveniencia y originario de Sandy Hook, la sede del condado. El padre de Lewis trabajó en la industria minera.

Pero esa lealtad ha sido puesta a prueba en años recientes. Duramente afectado por la recesión, el Condado de Elliott no disfrutó de la misma recuperación que otras partes del país. Y en el 2015, mucha más gente perdió sus empleos cuando AK Steel, uno de los patrones más grandes en la región, paralizó la producción de su planta en la cercana ciudad de Ashland. La tasa de desempleo del Condado de Elliott es ahora de 11 por ciento, más del doble que el promedio nacional y uno de los índices más altos en el país. Muchos en el lugar tienen que manejar una hora o más para ir a sus empleos.

Decepcionados con Barack Obama, quien no introdujo la recuperación que necesitaba la región, y furiosos ante la sugerencia de Clinton en el debate con formato de asamblea ciudadana de CNN de que “muchos mineros de carbón” perderían sus empleos en los próximos años, muchos se sintieron intrigados por Trump, quien prometió crear empleos y ser el presidente de aquellos se sentían abandonados u olvidados por el resto del país.

“La región de Appalachia es esta zona olvidada de gente dentro del país. Y queremos seguir siendo considerados viables. Y no está sucediendo”, dijo Lewis. Pero Trump pareció ser su defensor improbable, un multimillonario de Nueva York que parecía entender e interesarse por la “gente trabajadora” en una forma en que otros candidatos no lo hacían.

Lewis, de 41 años, se acaba de mudar otra vez a Sandy Hook tras años de vivir fuera. Había viajado por el país y trabajado en la construcción de paradas para transportistas. Pero a diferencia de muchos en la región, que se habían graduado de la preparatoria local y jamás regresaron, Lewis creía en su ciudad natal y volvió con su esposa e hijos en busca de la vida tranquila de un poblado pequeño que había disfrutado de niño. Abrió una gasolinera y una tienda de conveniencia justo frente a la carrera estatal 7, la vía principal que atraviesa la ciudad.

Durante una comida en Frosty Freeze, uno de los únicos restaurantes en el poblado, Lewis reconoció que había sido más difícil de lo que esperaba. Mientras que otros condados cercanos disfrutaron de cierta recuperación, la lucha del Condado de Elliott ha sido interminable, al estar “a la sombra” de condados que están más cerca de la carretera Interestatal 64, a 48 kilómetros de distancia, en su esfuerzo por atraer industria y empleos. Unos años antes, una prisión privada que abrió justo a las afueras de la ciudad generó casi 160 empleos, pero el condado necesitaba más. Por eso es que, dijo, tantos demócratas habían cruzado líneas partidistas para apoyar a Trump. “Prometió empleos”, dijo.

Los residentes del Condado de Elliott o de cualquier otro lugar en esa región de Kentucky no quieren “limosnas”, dijo. La gente sólo quiere la oportunidad de trabajar y cuidar de los suyos. “El asunto es que la gente no entiende que la Appalachia no quiere nada más que lo que Appalachia pueda hacer por sí misma en general… Así fuimos criados. No se necesita un mundo para cuidar de este poblado. Pero este poblado tampoco necesita ser olvidado. No pedimos mucho, pero tampoco queremos ser olvidados al mismo tiempo”.

Aunque muchos votantes en el lugar cruzaron líneas partidistas para apoyar a Trump, tampoco le mostraron una fe ciega. Los demócratas ganaron el resto de la elección, lo que quizá confirma no sólo el poder singular de Trump para ganar a través de líneas partidistas, sino también su tenue posición política. Aunque los residentes se mostraron receptivos al mensaje de Trump, están desesperados por ver resultados y esperan que cumpla pronto sus promesas. Los empleos son lo primero en la lista de Lewis, aunque reconoció que Trump tendrá “mucho camino por arar” en lo que respecta a recuperar empleos de la industria del carbón. Espera que una Administración Trump pueda ayudar a atraer una industria más diversificada a la región, lo que incluye más empleos en manufactura y cuidado de la salud.

Y aunque le gustan algunas de las ideas de Trump sobre renegociar tratos comerciales, algo que le ganó muchos votos en esa zona y en todo el Cinturón Industrial, Lewis admite que no está seguro de qué tan lejos debería ir la nueva Administración. Le gusta la idea de hacer que países como China paguen más para tener acceso al mercado de Estados Unidos y se castigue a socios que produzcan bienes baratos y les quiten negocios a compañías estadounidenses, pero desconfía del llamado de Trump a favor de simplemente abandonar tratos comerciales existentes si otros socios no aceptan sus términos. “No apoyo eso”, dijo.

Quizá más que cualquier otra cosa, excepto empleos, Lewis dice que espera que Trump verdaderamente trate de trabajar tanto con republicanos como con demócratas para superar el estancamiento político en Washington. “Espero que se rodee de grandes mentes que le ayuden a liderar”, dijo Lewis. Y, añadió, espera que Trump controle su adicción a Twitter.

“Los comentarios improvisados en Twitter a las 23:00 horas no son (útiles)… Dejemos eso atrás”, dijo. “Es hora de que se olvide de esa estrechez de miras”.