Un ciudadano se enfrenta a puñetazos a un acosador de niñas en un autobús de NY
Cuando Moise Morancy iba sentado en un autobús público de Nueva York cuando vio que un pasajero intentaba abusar de una adolescente. Este ciudadano norteamericano no se lo pensó dos veces y saltó a defender a la chica. Golpeó al acosador en numerosas ocasiones hasta que consiguió reducirle.
Internet se está llenando de vídeos de sucesos ocurridos en transportes públicos. En muchos de ellos se puede ver al agresor insultando o intentando pegar a un viajero. Y lamentablemente, casi siempre los demás pasajeros permanecen sentados y no defienden a la víctima.
Moise Morancy no es uno de esos ciudadanos que escurren el bulto. Este neoyorquino se ha hecho famoso gracias a un vídeo en el que se le ve enfrentándose a un borracho que intentaba meter mano a una chica de no más de 14 o 15 años en un autobús que recorría las calles de la Gran Manzana.
Morancy ha compartido la grabación del momento en Facebook, en una publicación en la que explica que volvía a casa desde el trabajo cuando vio a un pasajero alcoholizado que se sentaba al lado de la chica e intentaba tocarle la pierna. “Vi lo incómoda que estaba la chica y le dije que no la tocara. Ella solo tenía 15 años como mucho”, recuerda.
Lejos de cambiar su conducta, el acosador le soltó un despectivo “Puedo hacer lo que quiera, pedazo negro de mierda”. Moise saltó sobre él y le dio una buena serie de puñetazos, hasta que el borracho pidió que parara.
El conductor del bus llamó a la policía, pero cuando los agentes subieron al vehículo no solo detuvieron al borracho. “La Policía finalmente llegó, pero me esposaron también. Estaba tan confundido y me sentí criminal. ¿Por qué me está pasando esto? Me dijeron que no importaban las circunstancias, que también había atacado. Me pusieron en la parte trasera del coche mientras trataba de explicarme. Poco después un oficial de policía negro, el sargento, abrió la puerta, me felicitó y ordenó me quitaran las esposas”, explica en la red social.
Un final feliz para un episodio desagradable que se produce día a día en multitud de vagones y autobuses. Ojalá hubieran más ciudadanos como Moise Morancy en el mundo.