Un cambio en la dieta extinguió al primate más colosal que ha existido
Resulta curioso cómo, en algunas ocasiones, el azar más caprichoso puede resultar crucial en la historia de la ciencia y si no que se lo digan al célebre paleontólogo Gustav Heinrich Ralph von Koenigswald que, después de docenas de yacimientos y excavaciones, iba a toparse con su descubrimiento más importante en el lugar más inesperado.
En 1935 el investigador alemán se encontraba en una farmacia de Hong Kong cuando descubrió en la vitrina del establecimiento una gigantesca muela perteneciente a un primate desconocido hasta el momento. Los estudios comparativos posteriores y el hallazgo de más restos de la misma especie nos permitieron reconstruir una imagen aproximada de este enorme simio de dimensiones espectaculares: Más de 600 kilos de peso y 3 metros de alto.
La denominación científica de este coloso es Gigantopithecus blacki y vivió en Asia durante la última etapa del Pleistoceno. Los fósiles encontrados lo sitúan entre un millón y cien mil años, momento en el se extinguió.
Los motivos de su desaparición han sido objeto de numerosos debates durante estas últimas décadas pero los resultados de una investigación publicada en el último número de la Revista Quaternary International parecen resolver por fin el misterio.
Un equipo de científicos compuesto por investigadores de la Universität Tübingen en Alemania y el Institut de Paléoprimatologie en Francia ha determinado que un cambio en las condiciones climáticas obligó al Gigantopithecus a modificar su dieta con no muy buenos resultados.
Desde hace ya tiempo se sabía que este gran primate era herbívoro y su dieta favorita eran las sabrosas y nutritivas plantas de bambú que en su época se extendían por el sudeste asiático. Sin embargo un pronunciado cambio climático hizo que su alimento comenzase a escasear y que el Gigantopithecus se viese forzado a introducir en su dieta otros productos como la fruta que eran menos eficaces para cubrir las grandes necesidades alimenticias de este primate.
La clave han sido los recientes restos encontrados en una cueva conocida como Hejiang Cave, al sur de China, que muestran un cambio de morfología en su dentadura con el paso del tiempo y que indican que experimentó un decisivo cambio en su dieta.
La falta de alimento provocada por el cambio de bosque a sabana empujó al gran primate a buscar fuentes alternativas de alimentos, lo cual no debió ser nada fácil dado su gran tamaño y su voraz apetito.
Referencias científicas y más información:
Hervé Bocherensa, Friedemann Schrenk, et al. “Flexibility of diet and habitat in Pleistocene South Asian mammals: Implications for the fate of the giant fossil ape Gigantopithecus” Quaternary International | doi:10.1016/j.quaint.2015.11.059
Michelle Moreno “Tooth Enamels reveal Gigantopithecus was Vegetarian” The California Post