Un brindis por Trump: esperanza y cambio. ¿Suena conocido?

En las semanas previas a la investidura, Yahoo News visitó poblados y ciudades por todo el país, para hablar con los votantes que habían apoyado a Donald Trump en la elección. Mientras emergía la forma que tomará su Administración, le preguntamos a los electores si estaban contentos con su elección y si sentían optimismo por el futuro. Aquí están algunos de nuestros descubrimientos:

TRUTH OR CONSECUENCES, Nuevo México. – Es conocida como la tierra de los excéntricos –un pequeño poblado en el desierto donde gente de todo tipo llega a perderse, algunas veces de vacaciones, y otras de forma permanente.

Artistas, jubilados, veteranos, creyentes de la Nueva Era y gente que simplemente busca escapar de la vida cotidiana ha llegado desde hace mucho a Truth or Consequences (“verdad o consecuencias”, en español), un diminuto y soleado enclave a casi dos horas al sur de Albuquerque que tiene una reputación por aceptar lo inusual.

Como prueba, basta escuchar su nombre, adoptado bajo una apuesta de un popular programa de concursos hace 57 años en un intento por fomentar el turismo y atraer publicidad nacional. De forma más reciente, ha apostado por lo que algunos en la ciudad creen que podría ser otra iniciativa arriesgada, reinventarse a sí misma como portal para el espacio exterior. A sólo 48 kilómetros a las afueras de la ciudad se encuentra Spaceport America, un costoso centro del estado que fue diseñado como eje importante de vuelos espaciales comerciales para quienes estén dispuestos a pagar mucho dinero para volar por encima del planeta. Pero hasta el momento, no se han puesto cohetes espaciales en órbita y algunos han comenzado a preguntarse si alguna vez sucederá.

Ahora este estrafalario poblado es conocido por otra cosa: en medio de un estado predominantemente demócrata y con una enorme población hispana, T or C, como le llaman sus residentes, es oficialmente territorio Trump.

Aunque Hillary Clinton ganó Nuevo México con ocho puntos en noviembre, Donald Trump triunfó en zonas de apoyo significativas en condados rurales de la parte central y oriental del estado.

El multimillonario neoyorquino ganó en lugares como Roswell, la quinta ciudad más grande del estado y sede de un presunto accidente de OVNI en 1947. Semanas después del día de la elección, aún hay un enorme letrero de Trump colgado en Main Street a lo largo de luminarias con forma de extraterrestres. Trump también ganó en Portales, un poblado productor de lácteos lleno de jóvenes universitarios de la Universidad Estatal del Este de Nuevo México, donde los visitantes que llegan son recibidos por un enorme letrero a un lado de un edificio en el centro que dice, “No confiamos en ti, Hillary”.

En el Condado de Sierra, hogar de T or C, Trump derrotó a Clinton con 27 puntos –una sorpresa para algunos, al tomar en cuenta que tiene una población de alrededor de 6 mil 200 habitantes que incluyen a varios migrantes de Los Ángeles, Nueva York y Washington. Pero aunque es gente que ha llegado al lugar para perderse, también es gente que se ha cansado de ser olvidada por el resto del país, gente que vio a Trump como un agente de cambio definitivo en un sistema político del que son escépticos.

Entre ellos, Mark Theall, de 53 años, originario de los suburbios de Boston quien, como capataz sindical, ayudó a construir plantas de energía nuclear antes de renunciar para convertirse en nómada. Probó vivir en San Francisco, luego Phoenix, antes de terminar en T or C, un lugar que solía estar lleno de jubilados como él que llegaban para experimentar las famosas aguas termales de la ciudad y terminaban quedándose.

Pero la ciudad a la que llegó Theall hace una década o más es diferente, al verse afectada en parte por una epidemia de drogas y opioides que parece empeorar cada día.

Sentado en Raymond’s Lounge, un bar barato a las afueras de la ciudad donde la rockola tocaba canciones tristes sobre lugares sin salida llenos de dolor y sueños vacíos, Theall habló de una ciudad que en ocasiones parecía un episodio de la vida real de la serie “Breaking Bad”. El periódico local estaba dominado por reportes sobre arrestos por droga y sobredosis, principalmente con metanfetaminas y heroína. Por todas partes veía a jóvenes destrozados por la adicción. “Esta solía ser una comunidad de jubilados pero los nietos llegan, los abuelos mueren y ellos toman el dinero y lo invierten en metanfetaminas y drogas y en esto y aquello”, dijo. “Eso es a lo que nos enfrentamos”.

Entre las muchas razones por las que Theall apoyó a Trump estaba su promesa de combatir la epidemia de drogas, una propuesta que se remonta a los primeros días de su improbable campaña. El magnate inmobiliario y ex estrella de la televisión de realidad presentó la propuesta como parte de su plan para construir un “muro grande y hermoso” a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos –algo que Theall y otros en la ciudad apoyan. “No sólo debido a los ilegales, sino por los cárteles”, dijo. “Recibimos todas las drogas y el crimen”.

Pero Trump también prometió convertir su enfoque sobre la adicción en un pilar de su presidencia, algo que Theall cuenta con que cumpla. Entre otras cosas, el candidato republicano prometió una y otra vez en las últimas semanas de su campaña que aceleraría la aprobación de drogas que detienen el abuso de estupefacientes en la FDA (Dirección de Alimentos y Medicamentos) y que ofrecería nuevos incentivos a autoridades estatales y locales para buscar lo que él describió como una “respuesta más compasiva a la adicción”, que incluye sentenciar a quienes cometen delitos por droga a tratamientos obligatorios en lugar de simplemente mandarlos a la cárcel.

Más allá de las vagas promesas de Trump para crear empleos y mejorar la economía, también ganó apoyo en el lugar por su enfoque incesante sobre los veteranos, lo que incluye su promesa de mejorar los hospitales de la Administración de Veteranos y ayudar a quienes regresan de guerras en el extranjero para que tengan un mejor acceso a servicios de salud mental, educación y empleo. Incluso en T or C, donde el costo de vida es más barato que en otros lugares del estado, muchos veteranos han batallado para ganarse la vida. “No deberíamos tener veteranos indigentes”, dijo Cynthia Brisbois, una jubilada de 63 años originalmente de California que respaldo a Trump en parte por su apoyo hacia los veteranos. Ella viene de una familia militar. “Realmente pienso (que Trump) va a hacer algo sobre eso. Tiene que hacerlo”.

Theall, a pesar de lo mucho que le agrada Trump, no le dará al presidente electo un periodo de luna de miel. En cuanto asuma la presidencia, Theall espera que el empresario se ponga a trabajar y cumpla lo que prometió. “Todo es política. No va a poder cumplir todo”, reconoció. Pero “quiero ver resultados positivos en el primer año. Pienso que necesita terminar lo que empiece. Y espero que eso suceda pronto”.

En un lugar lleno de gente acostumbrada a vivir de forma poco convencional, y un poco a los márgenes de la sociedad, la multitud en Raymond’s llenó de elogios a Trump por ser alguien que “no podía ser comprado”, por su franqueza al estar dispuesto a decir y hacer cosas que otros políticos no se atrevían –y esperaban que no cambie. Un multimillonario con cierta afición por el oropel y las cosas finas, quien es probable que jamás cruzaría el umbral de un bar oscuro como Raymond’s, había emergido para ser considerado su defensor improbable.

“Pienso que les da esperanzas a estadounidenses como nosotros, esperanzas que habíamos perdido”, dijo Vanessa Robinson, una bartender de 42 años quien, según cuenta ella misma, jamás había sido “política” hasta que llegó Trump. Ella y su novio hicieron dos veces el viaje de dos horas a Albuquerque para escuchar hablar a Trump, lo que incluyó un mitin en mayo donde protestas anti-Trump se volvieron violentas. Trump, dijo, iba a llevar un “cambio” necesario a Washington –aunque también le preocupa la posibilidad de que Washington sea el que lo cambie a él. “Eso creo, espero que esté bien”, dijo.

A unos pocos metros de distancia, Theall sostenía su bebida y brindaba con el bar. “Esperanza y cambio”, dijo sobre Trump. “Esperanza y cambio”.

Cuando se le dijo que “esperanza y cambio” había sido la forma en que los estadounidenses habían descrito a Barack Obama cuando se preparaba para asumir la presidencia hace ocho años, Theall pareció sorprendido. “¿De verdad?”, dijo. “No lo sabía”.