Un australiano se ofrece a ayudar económicamente al rostro del corralito griego

La imagen del anciano griego llorando desolado en la calle por no poder cobrar su pensión ha dado la vuelta al mundo y ha conocido un increíble final: un australiano le ha reconocido como antiguo amigo de su fallecido padre y ha decidido destinar parte de su herencia a ayudarle. 

Cada momento desgraciado tiene su imagen icónica. Una que da la vuelta al mundo y que condensa de un plumazo –porque sí, porque valen más que mil palabras– toda la tristeza que la rodea. Esas imágenes tienen un poder tal que mueven acciones y reacciones con más eficacia que cualquier titular de un periódico. Es el caso de la que ha protagonizado el señor Chatzifotiadis, el llamado 'hombre que llora' de Grecia.

Después de haber hecho cola en cuatro bancos de Atenas para poder cobrar su pensión semanal de 120 euros y de no haberlo conseguido, el señor Chatzifotiadis, de 77 años, se derrumbó en el suelo y se echó a llorar amargamente, desolado. El suyo era un lloro casi grito, el de la impotencia. Y luego un policía y un hombre vestido de traje le ayudaron a levantarse de la acera, mientras seguía sollozando. 

Las fotografías del anciano dieron la vuelta al mundo y todos los seres humanos que las vieron sintieron cómo se les encogía el corazón al ver a ese hombre destrozado, con su pantalón gris de pinzas y su camisa de rayas de manga corta (como las de tantos ancianos de todo el mundo).

La ayuda de un empresario australiano

Toda la desgracia de un país lejano pareció realmente cercana. Eso es lo que pensó James Koufus, un empresario de finanzas de Sydney, cuando vio la fotografía del anciano de Tesalónica. Al principio, el señor Chatzifotiadis no le dijo nada en especial. Pero después se dio cuenta de que era un antiguo amigo de su padre, ya fallecido, George Kufidis. Y más: fueron juntos al colegio en el mismo pueblecito griego. 

James Koufus ya tiene un billete de avión para viajar a Atenas para ayudar al señor Chatzifotiadis. Según explica al Daily Mail: "Esto que ha ocurrido es una oportunidad maravillosa y muy, muy inesperada. Ya sabemos dónde vive exactamente. Mi madre, que todavía vive en Grecia, se puso muy triste cuando se enteró y lo mismo me pasó a mí... Me motivó a hacer algo".

Ese algo fue postear un anuncio en su Facebook en el que pedía ayuda para localizar al anciano y ya dejó claro que si la pensión semanal que no había podido cobrar era de 120 euros semanales, él le daría una de 250. "Todos somos seres humanos y cuando nos dan en el lugar justo, reaccionamos sin pensar. Y eso es lo que me ha pasado a mí". 

"Nunca permitiré que un compatriota griego, un hombre trabajador, muera de hambre", aseveró Koufus. Y para ello, va a invertir parte de la herencia que le dejó su padre. Él ha tenido claro que es lo que su padre habría querido. Y los de otros muchos ciudadanos de todo el mundo, porque desde que Koufus posteó en Facebook para pedir ayuda, ha recaudado más de 5000 dólares. Es el poder que tienen esas imágenes llamadas a convertirse en icónicas.