Ucrania todavía no ganó la guerra, pero ya empezó el debate por su reconstrucción

Residentes reunidos en un punto de distribución de ayuda reciben suministros en el centro de Kherson, sur de Ucrania, viernes 18 de noviembre de 2022.
Residentes reunidos en un punto de distribución de ayuda reciben suministros en el centro de Kherson, sur de Ucrania, viernes 18 de noviembre de 2022. - Créditos: @Bernat Armangue

LONDRES.- Con misiles rusos destruyendo edificios, plantas de energía, escuelas y rutas, la imagen resplandeciente de una Ucrania reconstruida tras la guerra parece imposiblemente lejana. Sin embargo, ya se ha desatado una verdadera batalla sobre cómo encarar el que sería el mayor proyecto de reconstrucción de un país en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

De ese duelo participan jefes de Estado y dirigentes de agrupaciones humanitarias, universidades y bancos de todo el mundo —en representación de gobiernos, organizaciones y empresas dispuestas a donar o prestar los miles de millones de dólares que serán necesarios—, pero también participan quienes esperan sacar tajada del negocio.

La atención pública gira mayormente en torno a los costos de reconstrucción de las ciudades y la infraestructura. Pero debajo de la superficie y alejada del centro de atención hay un forcejeo sobre el marco en el que se dará esa reconstrucción.

Una mujer cerca de los escombros de su casa tras el bombardeo ruso en Kurakhove, región de Donetsk, Ucrania, jueves 8 de diciembre de 2022.
Una mujer cerca de los escombros de su casa tras el bombardeo ruso en Kurakhove, región de Donetsk, Ucrania, jueves 8 de diciembre de 2022. - Créditos: @Andriy Andriyenko

El giro de Ucrania de una economía de guerra a una de tiempos de paz promete ser tenso, con un enfrentamiento entre la idea de un gobierno central fuerte que oriente el gasto con mano dura, y la propuesta de una economía menos regulada donde domine el libre mercado. Pero también hay otras transiciones, tal vez menos evidentes pero igual de complicadas, que deberán ser piloteadas simultáneamente.

Falta de integración

Han pasado tres décadas desde que Ucrania alcanzó su independencia, pero el legado soviético está ahí: puede verse en las líneas de suministro y en las redes de transporte que se desarrollaron cuando Kiev y Moscú eran parte de una misma nación.

Ucrania fue estructurada y equipada según el diseño de la era soviética, con infraestructura y maquinaria que en muchos aspectos sigue desconectada de Europa. Los ferrocarriles ucranianos, por ejemplo, usan una medida de trocha diferente a la de Europa: conclusión, se complica el cruce de los trenes del otro lado de la frontera.

No hay sector donde no se vea esa falta de integración. Los repuestos de prácticamente todo, desde los reactores nucleares hasta las heladeras domésticas, que antes eran provistos por Rusia, tendrán que llegar de otra parte.

Pero más desafiante todavía es el legado de la fallida e incompleta transición de Ucrania hacia una economía de mercado moderna y democrática tras el colapso de la Unión Soviética. Parte de su sector comercial ha estado sumido en la corrupción y el amiguismo.

Y los ucranianos todavía tienen que generar el tipo de instituciones políticas resilientes que sustentan los estándares de gobernabilidad en la Unión Europea, que muy probablemente se convierta en su mayor socio comercial si Ucrania gana la guerra.

El presidente ucraniano Volodimir Zelensky habla a los medios de comunicación en la ciudad de Bucha, al noroeste de la capital ucraniana, Kyiv, el 4 de abril de 2022.
El presidente ucraniano Volodimir Zelensky habla a los medios de comunicación en la ciudad de Bucha, al noroeste de la capital ucraniana, Kyiv, el 4 de abril de 2022. - Créditos: @RONALDO SCHEMIDT

Burocracia

Esa ausencia de un sector público responsable, transparente y confiable es el núcleo de las discusiones sobre qué forma debería tomar la Ucrania de posguerra y quién tendría que decidirlo.

“Existe una visión idealizada de un gobierno que direcciona los recursos y un pueblo que escucha y asiente”, dice Yuriy Gorodnichenko, economista de la Universidad de California en Berkeley. “Yo crecí en Ucrania y les puedo asegurar que allá las cosas no funcionan así.”

“El gobierno no tiene la capacidad de regular, porque no tiene una burocracia profesional y bien capacitada”, señala el economista.

Gorodnichenko aportó sus informes sobre la reconstrucción de Ucrania al Centro de Investigaciones de Políticas Económicas de Londres, una red de economistas independientes. Las recomendaciones del grupo para Ucrania son de amplio alcance, pero entre ellas está “una drástica desregulación de la actividad económica” que incluya más confianza en el mercado como distribuidor de recursos y orientador de la economía, la flexibilización de las leyes laborales, y una descentralización del control político y económico hacia los gobiernos regionales.

Pero esas propuestas ya han hecho sonar las alarmas.

“Me deja pasmado”, dice Joseph Stiglitz, Premio Nobel de economía y profesor de la Universidad de Columbia. Stiglitz teme que en Ucrania se pretenda aplicar el mismo enfoque neoliberal de lavarse las manos que según él solo llevó desigualdad, degradación medioambiental, falta de vivienda y de atención médica en Estados Unidos y otros países.

Ucrania está claramente en modo de crisis, con problemas de abastecimiento de alimentos, vivienda y energía, mientras libra una guerra en su propio territorio. La prioridad es sobrevivir, y los esfuerzos de reconstrucción de posguerra tomarán al menos una década. Sin embargo, Stiglitz dice que las decisiones que se tomen ahora serán cruciales para lo que ocurra durante ese tiempo.

Una anciana sentada en su cama en el sótano de un edificio que los residentes locales utilizan como refugio antiaéreo en Avdiivka, en la región ucraniana de Donetsk, el jueves 8 de diciembre de 2022.
Una anciana sentada en su cama en el sótano de un edificio que los residentes locales utilizan como refugio antiaéreo en Avdiivka, en la región ucraniana de Donetsk, el jueves 8 de diciembre de 2022. - Créditos: @LIBKOS

Los cambios recientes a las leyes laborales aprobados por el Parlamento de Ucrania se han convertido en uno de los nudos de la disputa. Stiglitz y otros críticos advierten que se están desmantelando las protecciones laborales y señalan que la flexibilización les da más libertad a los empleadores para establecer horarios, cambiar las condiciones de trabajo y despedir trabajadores, al tiempo que debilita el poder de negociación de los sindicatos.

“Ucrania socava las protecciones laborales justo cuando la Unión Europea está abocada a fortalecer las obligaciones legales para fomentar las negociaciones colectivas”, señala Luke Cooper, economista de la Escuela de Economía de Londres. El éxito militar y económico depende de la aceptación de los ciudadanos, y ese esfuerzo encontrará trabas si los trabajadores sienten que pierden derechos y sus salarios se reducen.

Para quienes están a favor, sin embargo, el cambio en el marco legal fue una muy necesaria revisión de las reglas anquilosadas y obsoletas de la era soviética. Las antiguas regulaciones laborales, señala Gorodnichenko, obligaban a los empresarios a seguir pagándole a sus empleados aunque la fábrica entera hubiese sido destruida por completo.

“Lo que decimos en el informe no es controvertido en absoluto para el caso de Ucrania”, dice Gorodnichenko. “La situación es tan grave que algo tiene que cambiar”.

Tymofiy Mylovanov, profesor de la Escuela de Economía de Kiev y exministro del gobierno que también contribuyó a los documentos del Centro de Investigaciones de Políticas Económicas de Londres, dice que la propuesta de desregular la economía no es producto de una fe ciega en el mercado, sino de una preocupación genuina por el poco desarrollo de las instituciones públicas ucranianas y de su incapacidad para encarar la tarea de reconstrucción.

Mylovanov dice estar de acuerdo con la crítica general de Stiglitz, pero que muchos de los problemas reales que enfrenta Ucrania están muy alejados de las discusiones teóricas sobre el control del gobierno y la desregulación del mercado. Ucrania es una “economía de transición” y una “democracia adolescente”, señala. La indemnización o el aviso por despido con dos meses de anticipación no es relevante cuando las empresas han sido destruidas y hay que levantarlas desde los cimientos, dice Mylovanov.

Mylovanov reconoce que tanto al sector público como al privado están sumidos en la incompetencia y la corrupción, y agrega que se debe encontrar un equilibrio para erradicarlas. La Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania denunció recientemente a un desarrollador inmobiliario y exlegislador por ofrecerle un soborno de 22 millones de euros al alcalde de Dnipro para quedarse con el contrato de construcción de la red de subtes de la ciudad.

“La resiliencia de la economía de Ucrania tiene que surgir de la cooperación de las instituciones del mercado y las instituciones estatales trabajando en conjunto”, dice Mylovanov.

Por Patricia Cohen

Traducción de Jaime Arrambide