Quién es Tucker Carlson, el polémico periodista de Estados Unidos que entrevistó a Javier Milei y llegó a más de 300 millones de personas

Javier Milei y Tucker Carlson, en Buenos Aires
Javier Milei y Tucker Carlson, en Buenos Aires

WASHINGTON.- La última entrevista de Tucker Carlson con Donald Trump, transmitida por Twitter –ahora llamada “X”– el pasado 23 de agosto, llegó a casi 265 millones de personas que se cruzaron con el video en la red social. Más de 230.000 personas la retuitearon desde la cuenta de Carlson, que tiene más de 10 millones de seguidores. Esa descomunal vidriera quedó a disposición de Javier Milei, candidato presidencial de La Libertad Avanza, y nueva estrella regional de la ultraderecha. Y superó las expectativas (y al propio Trump): una entrevista mano a mano entre el presentador y el candidato tuvo más de 340 millones visualizaciones en menos de 24 horas y el número seguía en ascenso.

Carlson, el periodista más controvertido de Estados Unidos, pasó algunos días en Buenos Aires la semana pasada, en los que grabó dos videos para su cuenta de X (ex Twitter), adonde se refugia desde que Fox News lo despidió en abril último. En el primero hace un repaso desde una mirada conservadora de la crisis económica argentina, e incluye la visita a una cueva en la que se llevó fajos de pesos a cambio de un billete de cien dólares. Y el segundo video -el de los cientos de millones de visualizaciones- es una entrevista de media hora con el candidato libertario.

Desde el prime time de la pantalla de Fox News, Carlson supo ganarse un lugar en la casa de los norteamericanos, y se transformó en una voz ineludible tanto para la derecha, que seguía sus monólogos con devoción, como para la izquierda, que lo considera la figura más tóxica y corrosiva del ecosistema mediático norteamericano.

Para sus críticos, Carlson es un supremacista blanco, un racista, nacionalista, xenófobo, negacionista del problema del cambio climático, una fuente inagotable de divisiones y de incitación a la violencia, y, desde la elección presidencial que llevó a Joe Biden a la Casa Blanca, uno de los principales propagadores de la llamada “Gran Mentira”, la denuncia –falsa– de que Biden ganó gracias a un fraude masivo. Para sus seguidores, Carlson es un faro, un analista mordaz, frontal y agudo de la realidad.

Con pasado libertario, Carlson es un referente ineludible para la derecha norteamericana, un comentarista infaltable a la hora de ofrecer argumentos moldeados para un público eminentemente trumpista sobre fenómenos que marcan los debates del presente de Estados Unidos, como el acceso al aborto, la inmigración, la competencia con China o el avance de la llamada “cultura de la cancelación”. Si hay una batalla cultural, Carlson está en la trinchera.

Milei se sumará a otras líderes populistas de la derecha global que se han sentado frente a Carlson. Además de Trump, Carlson entrevistó recientemente a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Viktor Orbán, primer Ministro de Hungría.

Siempre provocador, mientras estaba en la Argentina, Carlson emitió una entrevista por su cuenta de Twitter a “un hombre que asegura haber tenido sexo con Barack Obama en 1999″.

Ascenso, controversias y despido

Carlson tenía uno de los programas de mayor audiencia del prime time hasta que Fox News lo echó intempestivamente a fines de abril. Su despido llegó días después de un histórico acuerdo judicial entre Fox y Dominion, una de las empresas que administra las casillas en las que se emite el voto electrónico en las elecciones. El conductor y otras figuras de Fox acusaron a Dominion, sin evidencias, de facilitar un fraude masivo a favor de Biden. La empresa presentó una demanda, ganó, y Fox tuvo que pagar 787,5 millones de dólares, la indemnización más grande que se conozca públicamente. La cadena conservadora sólo despidió a Carlson después de ese episodio.

“Fox News Media y Tucker Carlson han acordado separarse. Le agradecemos por su servicio a la cadena como conductor y antes de eso como columnista”, dijo la empresa en un escueto comunicado.

Carlson, 54 años, comenzó su carrera periodística escribiendo. Arrancó en Policy Review, una revista conservadora, y luego recorrió como un trotamundos varias redacciones subiendo paso a paso la escalera a la fama. Escribió para The Weekly Standard, Esquire, The Daily Beast, el Times y el Wall Street Journal antes de aterrizar en la televisión, nada menos que en CNN. Luego pasó por la televisión pública, y después estuvo tres años en MSNBC, hoy la cadena preferida de la izquierda, y principal rival de Fox. La carrera de Carlson comenzó a dar un giro durante la presidencia de Barack Obama. Primero, con su incorporación a Fox News en mayo de 2009 como comentarista, o “talking head”, como suele llamarse a ese trabajo en la jerga mediática norteamericana. Un año después, Carlson fundó un nuevo portal de noticias conservador, The Daily Caller, junto con Neil Patel, compañero suyo en la universidad. Mientras Carlson dirigía el Daily Caller, ganaba popularidad con sus apariciones en Fox.

El salto definitivo para Carlson llegó en 2016, ya con Donald Trump en la Casa Blanca, con un movimiento tectónico en la pantalla de Fox: la cadena decidió cortar su vínculo con Bill O’Reilly, su máxima estrella, un símbolo del perfil conservador del canal cuya carrera se derrumbó por denuncias de acoso sexual. Su espacio cayó en manos de Carlson. Así nacía Tucker Carlson Tonight. En julio de 2020, Tucker Carlson Tonight rompió el récord del programa de mayor audiencia en la historia de las noticias por cable de Estados Unidos, obteniendo una audiencia nocturna promedio de 4,33 millones de espectadores, según Nielsen Media Research. El perfil de su audiencia –blanca, y entrada en años– encajaba casi a la perfección con la coalición forjada por Trump.

El estilo de Carlson quedó al descubierto en un análisis que realizó The New York Times sobre 1150 episodios de su programa en Fox News. Carlson solía encuadrar sus editoriales como una batalla entre su audiencia –“ustedes”– y “ellos”, una referencia a la “clase dominante”, compuesta por políticos, medios, las empresas tecnológicas o las estrellas de Hollywood. Cualquiera sea el tema, ya sea la invasión a Ucrania, la inmigración o las restricciones impuestas por la pandemia, la discusión solía quedar enmarcada en “ellos” contra “ustedes”. “Ellos quieren controlarlos a ustedes y a su forma de vida”, era una de sus advertencias.

Su historial ha dejado un nutrido legado de controversias y provocaciones. En 2018, Carlson dijo que los inmigrantes podían hace el país “más sucio y más pobre”, y le ha dado aire a una teoría conspirativa que sugiere que la inmigración no busca otra cosa que un “reemplazo” de la población blanca. Carlson llamó a los manifestantes que protestaron por el asesinato de George Floyd “turbas criminales”. En una reciente biografía, Tucker Carlson negó ser racista, pero dijo que “ser racista no es un delito”, y que si él fuera un racista, “simplemente lo diría”. La organización Media Matters ha difundido varios audios con comentarios suyos en un programa de radio, Bubba the Love Sponge, en los que usa insultos o frases racistas, homofóbicas o machistas. En una de las grabaciones, Carlson dice que siente “cero simpatía” por los iraquíes porque “no usan papel higiénico o tenedores”.

“Irak es un lugar de mierda lleno de un montón de monos primitivos semianalfabetos; por eso no valía la pena invadirlo”, decía Carlson en un programa grabado en 2008.

En otro audio, Carlson defiende a un hombre condenado por arreglar un matrimonio con una menor de edad, al afirmar que se trata de “otro estilo de vida”.

“No defiendo en absoluto el matrimonio de menores. Simplemente no creo que sea exactamente lo mismo que sacar a un niño de una parada de autobús y agredirlo sexualmente”, dice Carlson. “El violador, en este caso, se ha comprometido de por vida a vivir y cuidar a la persona, por lo que es un poco diferente”, justifica.

* Esta nota fue publicada originalmente el 6 de septiembre de 2023