Trump quiere sacudir la asistencia médica. A muchos estadounidenses no les importa
Como fisioterapeuta amante de la naturaleza en Boulder, Colorado, Colin O'Banion compra en los mercados de agricultores, cultiva calabaza orgánica en su patio trasero y pensaba que nunca podría votar por Donald Trump.
Pero durante la pandemia de COVID-19, dijo, él y su esposa se convirtieron en parias sociales cuando se negaron a recibir vacunas para ellos y sus tres hijos. Tras escuchar pódcasts de salud alternativa, O'Banion se convenció de que el “establishment” de la salud pública del país era corrupto, y que el único antídoto era la conmoción que prometía Robert F. Kennedy Jr. al aliarse con Trump.
"Eso es lo que me hizo subir a bordo", afirmó O'Banion, de 49 años, aún sonando sorprendido por haber votado por Trump, ahora presidente electo. "Tenemos una auténtica epidemia con las enfermedades metabólicas, la diabetes, la obesidad. ¿Cómo es posible que tengamos tanto dinero y la gente menos saludable?".
Científicos y expertos en salud pública han expresado su alarma por el hecho de que Trump quiera entregar las agencias de salud del país a personas como Kennedy y Mehmet Oz, quienes han difundido información errónea sobre las vacunas y los tratamientos contra la COVID-19 y han prometido destripar las agencias gubernamentales que regulan los alimentos y los medicamentos.
Pero para gente como O'Banion, rechazar las normas es exactamente la cuestión.
La confianza en los científicos y los expertos médicos se ha erosionado desde la pandemia, y los votantes galvanizados por la promesa de Kennedy de “Hagamos a Estados Unidos sano de nuevo” como secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos dijeron que él le había dado voz a sus frustraciones con todo el sistema, desde las vacunas y las normas por la COVID-19 hasta los hospitales y el seguro médico.
"Veo a ese hombre como alguien que comprende lo que está pasando y que intenta ayudar", afirmó Savannah Fisher, de 36 años, residente en San Agustín, Florida, que dijo haber recurrido a tratamientos alternativos para el dolor crónico tras sentirse desestimada por los médicos.
Años antes de que las batallas pandémicas sobre la vacunación obligatoria, el cierre de escuelas y las normas sobre el uso de cubrebocas convirtieran la salud pública en un campo de minas partidista, los estadounidenses luchaban contra el empeoramiento de los resultados de salud, incluso cuando muchos estaban abrumados por las deudas médicas.
"Tienes a una gran franja de la población enfrentándose a una crisis sanitaria, y sienten que la medicina y la salud pública no están cumpliendo", afirmó Ashish Jha, coordinador de la respuesta contra la COVID-19 de la presidencia de Joe Biden. "Están mucho más receptivos a la gente que diga: 'Todo el sistema está corrupto y tenemos que desmontarlo todo'".
Según encuestas públicas del Centro de Investigaciones Pew, casi 8 de cada 10 estadounidenses siguen afirmando que creen que los científicos actúan en interés público, un nivel de confianza muy superior al que la gente otorga a los políticos o a los medios de comunicación. Sin embargo, muchos estadounidenses ya no tienen relaciones duraderas con médicos de atención primaria, y los influentes de las redes sociales, a menudo con poca o ninguna formación médica, se han apresurado a llenar el vacío.
Una encuesta de la CBS encontró cierto apoyo inicial a la nominación de Kennedy para dirigir el departamento federal de salud: un 47 por ciento de votantes afirmó que era una buena elección y un 34 por ciento se opuso. (Tanto él como Oz, a quien Trump propuso para dirigir los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid, están sujetos a la confirmación del Senado).
Lo que no está claro es si Kennedy, exdemócrata y abogado ecologista, cumplirá sus promesas de ser severo con los alimentos muy procesados, los aceites de semillas, los colorantes alimentarios, las empresas agrícolas y los fabricantes de medicamentos como parte de un segundo gobierno de Trump que también ha prometido flexibilizar las normativas. En su primer mandato, Trump flexibilizó las normas de nutrición para los almuerzos escolares y aprobó decenas de productos que contenían pesticidas.
Los funcionarios de salud pública ya están advirtiendo de que la agenda de Trump podría poner en peligro a los estadounidenses si se purga a los científicos de las agencias federales y las decisiones sanitarias son tomadas por personas en cargos políticos que rechazan el asesoramiento de los expertos.
Además, algunos investigadores afirman que el énfasis de Kennedy en las toxinas y el suministro de alimentos pasa por alto la principal preocupación de los estadounidenses sobre la asistencia médica: su costo.
"Obesidad, mejor alimentación, esas cosas no salen a relucir" en las encuestas sobre temas de atención médica, afirmó Mollyann Brodie, directora ejecutiva del Programa de Investigación de Encuestas y Opinión Pública de la KFF.
c.2024 The New York Times Company