Troyes, tesoro de la Champaña francesa al sureste de París

Había estado en Troyes, ciudad de la región de Champaña, a 151 km al sureste de París, en 2001. No había vuelto desde entonces, pero este verano la presentación de uno de mis libros durante este verano, junto a Pierre Bignami, coautor de éste, en la librería Miss Amends de esta ciudad, me llevó hasta allí. Lo menos que podemos decir es que quedamos asombrados con los profundos cambios positivos que vimos y por la manera en que ha sido restaurado prácticamente todo el centro histórico de la antigua ciudad medieval del Aube.

Troyes, fundada por los galos, fue en la Edad Media la antigua capital del condado de Champaña y un importante centro comercial conocido por sus ferias mercantiles en donde se vendían e intercambiaban los productos traídos desde Flandes y el norte de Europa y destinados a los comerciantes lombardos, genoveses y del norte de Italia en general. Estas ferias, que duraban entre 3 y 6 semanas, fueron reglamentadas por Thibaud IV de Blois en el siglo XII y contribuyeron a la notoriedad y enriquecimiento de la urbe, una vocación que no ha perdido del todo ya que Troyes dispone hoy en día de dos grandes centros comerciales o “tiendas de fabricantes” (cuatro villages outlet entre los que figuran Saint-Julien-les-Villas y Pont-Sainte-Marie) dedicados a la venta directa de grandes marcas de ropa de vestir y textiles a precios entre el 30 y 40% inferior a los del mercado.

El centro histórico se compone de dos barrios separados por el canal del Alto Sena. Unas 3 000 casas de adobe y madera entramada o vigas aparentes, típicas de la arquitectura del norte de Francia, se conservan en perfecto estado. Basta recorrer la calle Champeaux para darnos cuenta de la omnipresencia de este tipo de vivienda. En ella encontraremos la pintoresca Casa del Panadero (Maison du Boulanger) del siglo XVI, completamente renovada con su voladizo y techo a dos aguas, salvada in extremis de la demolición. En la esquina opuesta, la Torre de los Orfebres, es otra casa típica construida entre 1578 y 1618 por una pareja dedicada a este oficio. La torre que, en realidad no es más que la escalera interior, parece sostenida por tres vigas de madera que exhiben dos cariátides y un atlante tallados.

La Torre de los Orfebres. Fotos cortesía/William Navarrete
La Torre de los Orfebres. Fotos cortesía/William Navarrete

En el N° 32 de esta calle se encuentra el comienzo de la ruelle aux Chats (callejón de los Gatos), tan estrecho que estos felinos podrían saltar de una casa a otra, a ambos lados del callejón. Es ahí donde se encuentra el palacio Juvénal-des-Ursins, construido en 1526 por un magistrado de Troyes y excelente ejemplo de arquitectura renacentista con ornamentaciones góticas. A pocos metros de allí, la Cour du Mortier d’Or (Patio del Mortero de Oro) es otra de las atracciones de la ciudad por sus balcones de madera en forma de galerías, casa de antiguos boticarios con hermoso pórtico esculpido con imágenes religiosas.

Callejón de los Gatos. Fotos cortesía/William Navarrete
Callejón de los Gatos. Fotos cortesía/William Navarrete

En esta parte de la Vieja Troyes se encuentra la iglesia gótica de Santa Magdalena que es la más antigua. Posee un admirable ambón de piedra de 1510 en estilo flamígero y es obra del escultor troyano Jean Gailde. Y no lejos, la Basílica San Urbino, construida en el siglo XIII por orden del Papa Urbano IV, originario de Troyes. Su coro es un raro ejemplo de los inicios del gótico e impresiona la superficie que ocupan los vitrales apenas sostenidos por un ligero entramado de piedras. También podemos visitar la Casa Rachi, donde nació hacia 1040 el rabino así llamado, fundador de una escuela de exégetas llamados “los tosafistas”, una referencia para los estudios contemporáneos de lo textos sagrados del judaísmo. La casa es parte de la actual sinagoga de Troyes.

Una de las esculturas de la iglesia de San Pantaleón. Fotos cortesía/William Navarrete
Una de las esculturas de la iglesia de San Pantaleón. Fotos cortesía/William Navarrete

Epicentro de la vida cotidiana para los troyanos, la plaza Jean-Jaurès es la antigua plaza del Mercado de Trigo y acoge en su zona meridional el edificio de la Bolsa del Trabajo y a ambos lados una impresionante hilera de casas con fachadas de abobe y vigas de madera. A unos pasos de esta plaza, por la calle Vauluisant, llegamos al palacete de este nombre que alberga un museo y, enfrente, a la iglesia San Pantaleón, del siglo XVI, con una importante colección de estatuas, muchas provenientes de edificios destruidos durante la Revolución de 1789.

La Catedral San Pedro y San Pablo. Fotos cortesía/William Navarrete
La Catedral San Pedro y San Pablo. Fotos cortesía/William Navarrete

Del otro lado del canal, se encuentra la Catedral San Pedro y San Pablo, construida entre los siglos XIII y XVII y cuya fachada del siglo XVI fue decorada en estilo gótico tardío. A un costado, en la antigua Abadía Saint-Loup, podemos visitar el Museo de Bellas Artes y Arqueología con obras de Rubens, Van Dyck, Philippe de Champagne, Le Brun, Watteau, Fragonard y otros pintores franceses de renombre.

Canal del Alto Sena, separando las dos partes del centro medieval. Fotos cortesía/William Navarrete
Canal del Alto Sena, separando las dos partes del centro medieval. Fotos cortesía/William Navarrete

Detrás de la Catedral, nos toparemos con el antiguo Palacio Episcopal que acoge actualmente el Museo de Arte Moderno y su colección de unas 390 obras de arte, entre las que figuran cuadros de Derain, Braque, Vlaminck, Modigliani, Dufy, Dubuffet, Balthus e, incluso, una escultura de Picasso, así como unos 1280 diseños, piezas de arte africano, entre otras obras relevantes. Grandes maestros vidrieros troyanos, como Linard Gonthier, crearon sus propios talleres en la ciudad desde el siglo XIV y numerosos ejemplos de sus creaciones pueden verse en una de las salas de esta institución.

Una casa de adobe y madera entramada o vigas aparentes. Fotos cortesía/William Navarrete
Una casa de adobe y madera entramada o vigas aparentes. Fotos cortesía/William Navarrete

En Troyes, como en toda Francia, la gastronomía ocupa un lugar de primer orden y es típico de la región el chaource, un queso que desde la época medieval se producía en la abadía de Pontigny. También es propio de la ciudad un licor digestivo fabricado en la destilería Saint-Pierre llamado Prunelle de Troyes, a base de endrinas, un tipo de ciruelas también conocido como arañón o ráspano en diferentes partes de España. Sin olvidar los bombones de la Casa Caffet, originarios de la ciudad, considerados entre los mejores de Francia. Es también muy famosa, para quien le guste, la andouillette de Troyes, un tipo de embutido elaborado a partir de los intestinos y estómago del cerdo.

Un detalle de una casa tradicional de Troyes. Fotos cortesía/William Navarrete
Un detalle de una casa tradicional de Troyes. Fotos cortesía/William Navarrete

Y como es lógico, el champán nunca está muy lejos porque la región del Aube, perteneciente a la Champaña, lo produce y al sur de Troyes se encuentran las viñas de Celles-sur-Ource y Urville, a pocos kilómetros de la ciudad, de modo que encontraremos en ésta bodegas encargadas de distribuirlo.

William Navarrete escritor establecido en París.