Ante el tribunal de la opinión pública, la defensa de Trump consiste en repetir ‘qué hay de…’

El expresidente Donald Trump sale del escenario durante un mitin en Erie, Pensilvania, el 29 de julio de 2023. (Maddie McGarvey/The New York Times)
El expresidente Donald Trump sale del escenario durante un mitin en Erie, Pensilvania, el 29 de julio de 2023. (Maddie McGarvey/The New York Times)

WASHINGTON — El expresidente Donald Trump ahora enfrenta acusaciones por 78 delitos graves en tres causas penales, por no mencionar una serie de demandas y juicios civiles en los que se le acusa de todo tipo de irregularidades. Pero, al menos en el tribunal de la opinión pública, su defensa puede resumirse en cuatro palabras.

¿Qué hay de Hunter?

Ya se trate del equipo de Trump, los medios conservadores o la cúpula del Partido Republicano, la reacción a la más reciente acusación formal en la que se imputa al expresidente de nada menos que tratar de atentar contra la democracia, no se centró tanto en las pruebas en su contra como en las debilidades y escándalos del hijo del presidente Joe Biden.

La defensa de Trump sostiene que el verdadero escándalo son los negocios turbios de Hunter Biden y afirma que el Departamento de Justicia solo persigue al expresidente para encubrir al actual presidente. Según su argumento, Trump es una víctima perseguida por sus enemigos, mientras que Hunter Biden es un criminal que ha cometido sus múltiples delitos en solitario y que personifica el pantano de Washington.

La ola de ‘qué hay de…’ del mundo trumpiano llegó a su cresta con la acusación formal de esta semana, pero venía formándose desde hacía meses, con la finalidad de desviar la atención de los tan diversos problemas legales del expresidente. La estrategia proporciona a sus seguidores más fieles una narrativa a la cual adherirse que lo absuelve de cualquier mala conducta mientras enturbia las aguas lo suficiente como para hacer que al menos algunos independientes y votantes indecisos se sientan impotentes ante la sensación de que… bueno, todos lo hacen. No importa que Hunter Biden no haya aspirado ni aspire a ser presidente de Estados Unidos ni tampoco que hasta ahora no se hayan encontrado pruebas sólidas que indiquen que su padre usó la presidencia de manera indebida. No importa que la familia de Trump haya entrelazado negocios personales y vida pública durante años. O que las peores acusaciones contra Hunter Biden, incluso si fueran ciertas, difícilmente se pueden comparar con el complot de un presidente en funciones para anular unas elecciones y aferrarse al poder.

“Es una táctica de desviación para evitar tener que admitir lo que casi todos los republicanos sabían el 6 de enero de 2021: las acciones de Donald Trump fueron inadecuadas y erróneas”, dijo el miércoles Alyssa Farah Griffin, quien renunció como directora de comunicación estratégica de la Casa Blanca después de las elecciones de 2020, cuando Trump presionó con falsas afirmaciones de que las elecciones habían sido amañadas.

En un tuit la noche del martes, Farah Griffin afirmó: “Dos cosas pueden ser verdad al mismo tiempo: Hunter Biden puede haber incurrido en actos inapropiados que deberían ser investigados, pero eso no tiene nada que ver con las acciones de Trump”.

“Un giro impresionantemente malo”, escribió. “Completamente desprovisto de honestidad intelectual”.

Pero es un argumento que ha cobrado impulso entre los seguidores de Trump. Para los seguidores del expresidente, no hay ninguna duda de que el expresidente es un perseguido, mientras a Hunter Biden se le da un trato especial. Tres cuartas partes de los republicanos creen que el hijo del presidente ha recibido un trato preferente, según una encuesta de Reuters e Ipsos realizada en junio, poco después de que aceptara un acuerdo con los fiscales para declararse culpable de dos delitos fiscales menores y no impugnar un cargo de posesión de armas que se desestimará si se somete a un programa alternativo de rehabilitación.

El hecho de que David C. Weiss, el fiscal de Estados Unidos que entabló ese acuerdo con el hijo de Biden, fuera nombrado originalmente por Trump y de que el nuevo presidente le permitiera continuar con la investigación no disminuye las sospechas. Los republicanos de la Cámara de Representantes exhibieron el testimonio de dos investigadores del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por su sigla en inglés) para argumentar que el Departamento de Justicia obstaculizó la investigación, lo cual Weiss niega y cuyos fiscales indicaron ante el tribunal la semana pasada que seguían investigando a Hunter Biden en otros asuntos.

Trump atacó a Hunter Biden mientras se daba a conocer la última acusación en su contra. “¿¿¿Por qué sacan otra falsa acusación el día después de que estallara en los pasillos del Congreso el ESCÁNDALO del corrupto Joe Biden, uno de los mayores de la historia de Estados Unidos???”, escribió el martes en sus redes sociales.

El Comité Nacional Republicano llevó la frase del ‘qué hay de…’ a otro nivel la noche del martes, cuando publicó en las redes sociales un video de 24 minutos en el que demócratas como Hillary Clinton califican a Trump de presidente ilegítimo cuyas elecciones de 2016 estuvieron manchadas, entre otras cosas, por la injerencia rusa. Lo que el video no dice es que ni el gobierno saliente de Barack Obama ni Biden hicieron algo para impedir que Trump asumiera el cargo, a diferencia de la campaña concertada que Trump emprendió para bloquear el traspaso pacífico del poder cuatro años después.

Trump lleva mucho tiempo acusando a sus oponentes de hacer lo que él mismo ha hecho. Cuando era presidente, intentó abiertamente utilizar el Departamento de Justicia para castigar a sus enemigos y recompensar a sus amigos. Presionó públicamente a su procurador general para que deshiciera la condena de Michael Flynn, su exasesor de seguridad nacional, y redujera la de Roger Stone, su asesor político, al tiempo que presionaba para que se investigara a Biden, Clinton y Obama, entre otros.

En cambio, Biden no ha hecho nada para dirigir la investigación del Departamento de Justicia sobre su predecesor y ha guardado silencio públicamente sobre el caso. El procurador general Merrick Garland, en un esfuerzo por distanciarse de la investigación, se la entregó a Jack Smith, a quien nombró fiscal especial y le otorgó cierta independencia según las normas del departamento.

En el caso de Trump, la cuestión es si la defensa basada en el ‘qué hay de…’ servirá tan bien con esta última acusación como con las anteriores. Sus seguidores quizá le resten importancia a la acusación del estado de Nueva York por haberle pagado a una actriz porno por su silencio y la acusación federal por los malos manejos de documentos clasificados, ya que se relacionan con actos que se llevaron a cabo antes y después de que Trump asumiera el cargo.

Pero la acusación formal del martes está relacionada con su conducta como presidente, así como con presuntos delitos que pudieron tener más consecuencias, diversos actos entrelazados que constituyen asociaciones delictuosas para negar la voluntad de los electores y conservar el poder ilegalmente, que culminaron con el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021 para impedir la victoria de Biden. Dentro de los círculos de Trump, existe cierta preocupación de que estas acusaciones supongan un nivel de amenaza diferente al de las dos acusaciones anteriores y algunos de sus críticos esperan que pesen más sobre los republicanos.

En lo que respecta a Hunter Biden, incluso algunos demócratas lo critican en privado, convencidos de que usó el nombre de su familia para hacer negocios con particulares y nadie puede estar seguro de adónde conducirán las investigaciones de Weiss o de los republicanos de la Cámara de Representantes. La manera en que se ha conducido sobre una hija con la que no tiene relación, concebida durante un periodo en el que consumía crac, ha incomodado a los demócratas.

Pero los esfuerzos de Trump por hacer de Hunter Biden un activo político no funcionaron en 2020 ni en 2022 y los demócratas insisten en que tampoco funcionarán en 2024. La mayoría de los electores entrevistados en la encuesta de Reuters-Ipsos dijeron que el hijo del presidente no afectaría su voto del año próximo.

“El problema con el que se están topando es que estamos hablando de peras y manzanas en términos de la conducta en cuestión”, dijo el representante demócrata de Nueva York Dan Goldman, que fue el consejero principal de los demócratas de la Cámara de Representantes durante el primer juicio político contra Trump. “Eso de que Donald Trump está siendo acusado de todos estos delitos diferentes y Hunter Biden solo tiene delitos menores se basa en la falsa premisa de que las conductas son equivalentes”.

c.2023 The New York Times Company