¿Cómo se traslada una ballena de 22 pies a través del país? Grandes interrogantes sobre la liberación de Lolita

Tras décadas de presión pública, los propietarios del Seaquarium de Miami se comprometieron finalmente a liberar de su cautiverio a Lolita, la mundialmente famosa orca amaestrada.

Pero el histórico acuerdo para regresar a una enorme criatura encerrada en un pequeño tanque en Miami a sus aguas natales al otro lado del país, en el noroeste del Pacífico, también ha planteado interrogantes que llevan años girando sobre la ética y la logística de tal traslado.

¿Cómo se traslada una ballena de un extremo a otro del país?

El primer paso es construir un acuario de viaje especial que quepa en la parte trasera de un camión de plataforma, explica Pritam Singh, cofundador de la organización sin fnes de lucro Friends of Lolita. Tiene que ser lo bastante grande para albergar a la ballena, de 22 pies de largo y 5,000 libras de peso, de forma cómoda y segura.

Desde allí, la cargarían en un avión gigante, algo así como un Boeing 747 o un Lockheed C-130 Hércules, como los que usa la Fuerza Aérea, y la llevarían a un aeropuerto del estado de Washington. A continuación, la orca sería trasladada de nuevo a otro camión de plataforma y enviada a la costa.

El tanque sería trasladado de nuevo, esta vez a una barcaza. Una vez que el barco llegue a un corral marino de red aún por construir, el paso final sería usar una grúa para introducirla cuidadosamente en el agua.

“Es un esfuerzo enorme”, dijo Singh.

Cada paso del camino requerirá permisos de todos los niveles, desde el Condado Miami-Dade hasta la Florida, pasando por el estado de Washington y numerosas agencias gubernamentales, incluyendo quizás el Departamento de Agricultura federal y la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).

Un grupo de niños de Ozark, Missouri, observa a la gerente de entrenamiento del Seaquarium, Heather Keenan, interactuar con Lolita después de su espectáculo vespertino el 1º de septiembre de 2010.
Un grupo de niños de Ozark, Missouri, observa a la gerente de entrenamiento del Seaquarium, Heather Keenan, interactuar con Lolita después de su espectáculo vespertino el 1º de septiembre de 2010.

¿Sobrevivirá al traslado?

Esta es la pregunta clave que divide a muchos científicos marinos y activistas de las ballenas en el debate de décadas sobre el destino de Lolita.

El grupo Friends of Lolita, junto con PETA y otros grupos defensores de los derechos de los animales y los mamíferos marinos, sostienen que Lolita estará bien tras un período de transición de años en un corral marino con entrenadores que la enseñen a sobrevivir en libertad.

Pero en el único ejemplo de la técnica hasta ahora, la orca Keiko que inspiró la película “Free Willy”, solo vivió cinco años tras salir de su tanque. Cuatro de esos años los pasó en un corral marino. Keiko murió de neumonía un año después de ser liberada en Noruega.

Una revisión de su caso en 2009 publicada en una revista revisada por pares concluyó que su liberación “no fue positiva”. El estudio descubrió que Keiko seguía nadando de vuelta al barco de los cuidadores, incluso cuando estos animaban a la ballena a nadar y no le prestaban atención.

“La liberación de Keiko demostró que la liberación de animales cautivos mucho tiempo es especialmente difícil y aunque a nosotros como humanos nos parezca atractivo liberar a un animal cautivo mucho tiempo, la supervivencia y el bienestar del animal pueden verse gravemente afectados”, decía el estudio.

A los científicos marinos también les preocupa que la contaminación y las enfermedades del mar abierto puedan ser demasiado para el sistema inmunitario de una ballena que ha pasado medio siglo en un tanque de 80 pies de largo por 35 de ancho y 20 de profundidad.

Cora Potter, de tres años, asiste a una protesta con su madre, Jennifer Potter, frente al Miami Seaquarium, el martes. Los Potter vinieron desde Maryland para unirse a un pequeño grupo que presiona para liberar a la orca llamada Lolita.
Cora Potter, de tres años, asiste a una protesta con su madre, Jennifer Potter, frente al Miami Seaquarium, el martes. Los Potter vinieron desde Maryland para unirse a un pequeño grupo que presiona para liberar a la orca llamada Lolita.

Sin embargo, vivir en cautiverio también supone un reto. Hugo, el que fuera compañero de Lolita, murió en 1980 de un aneurisma cerebral tras golpearse repetidamente la cabeza contra el lateral del tanque.

Kiska, la última orca cautiva de Canadá, iba a ser trasladada a la naturaleza este mes. Pero el animal, de 47 años, murió de una infección bacteriana el 9 de marzo.

¿Es Lolita demasiado mayor para trasladarla?

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, las orcas macho pueden vivir hasta 60 años en libertad, con una esperanza de vida promedio de 30 años. Las orcas hembras suelen vivir unos 50 años, pero pueden llegar hasta los 90.

Las orcas suelen vivir menos tiempo en cautiverio.

Lolita fue capturada el 8 de agosto de 1970, a los 4 años. La ballena tiene ahora 57 años.

Friends of Lolita dijo el jueves que la orca que se cree que puede ser la madre de Lolita sigue nadando con una manada en su hábitat natural en el noroeste del Pacífico. Tiene 89 años.

Así que, si se superan los otros retos considerables, a Lolita pudieran quedarle años o décadas de vida en libertad.

La gerente de entrenamiento animal del Miami Seaquarium, Marni Wood, besa a la orca Lolita en el Miami Seaquarium ,el miércoles 30 de agosto de 2017, en Key Biscayne.
La gerente de entrenamiento animal del Miami Seaquarium, Marni Wood, besa a la orca Lolita en el Miami Seaquarium ,el miércoles 30 de agosto de 2017, en Key Biscayne.

¿Cuánto tardará en ser libre?

Friends of Lolita y el Seaquarium calculan que pudieran pasar hasta dos años antes de que Lolita nade realmente en libertad frente a las costas del noroeste del Pacífico.

Jim Irsay, propietario de los Indianapolis Colts y acaudalado filántropo, financia la mayor parte del traslado, estimado entre $15 y $20 millones. El jueves dijo que el traslado pudiera realizarse en un plazo de seis a nueve meses y que el resto del tiempo se dedicaría a aclimatar lentamente a Lolita en un corral marino.

“No tenemos un plazo fijo”, dijo. “Obviamente, cuanto antes, mejor, pero no nos precipitamos como en un simulacro de incendio”.