La tradicional ventaja de los republicanos en el Colegio Electoral parece reducirse

En el Colegio Electoral, no importa si ganas un estado por un voto o por un millón. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)
En el Colegio Electoral, no importa si ganas un estado por un voto o por un millón. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)

Presentamos un análisis a las evidencias de que la ventaja de Donald Trump en relación al voto popular nacional ha disminuido significativamente.

[Estamos en WhatsApp.
Empieza a seguirnos ahora
]

Desde la impactante victoria de Donald Trump en 2016 —cuando perdió el voto popular por casi tres millones de votos pero aun así triunfó con más de 300 votos electorales—, muchos de quienes siguen la política han creído que los republicanos tienen una ventaja inextricable en el Colegio Electoral.

Pero cada vez hay más pruebas que apoyan una posibilidad sorpresiva: su otrora formidable ventaja en el Colegio Electoral no es tan férrea como muchos presumían. Por el contrario, podría estar reduciéndose.

Según el promedio de encuestas de The New York Times, no parece que Kamala Harris tenga que ganar necesariamente el voto popular por mucho para imponerse.

La forma más sencilla de medir la ventaja en el Colegio Electoral es tomar la diferencia entre el voto popular nacional y el voto en el estado del “punto de inflexión” (el estado que pone a un candidato a la delantera en el Colegio Electoral). En este momento, la vicepresidenta Harris lidera las encuestas en el voto nacional por 2,6 puntos porcentuales, y lidera Wisconsin —el actual estado del “punto de inflexión”— por 1,8 puntos, lo que hace que la ventaja de Trump sea de menos de un punto.

Según esta medida, la ventaja de Trump es solo alrededor de una quinta parte de la que tenía hace cuatro años, cuando el presidente Biden obtenía 3,8 puntos más a nivel nacional que en Wisconsin (el estado del “punto de inflexión” en 2020).

¿Cómo es posible?

Por un lado, Harris se mantiene firme en Míchigan, Wisconsin y Pensilvania, aunque esto no está garantizado: en conjunto, estos estados ayudan a Harris a ganar el Colegio Electoral, con poco margen de error. Si las encuestas subestimaran significativamente a Trump en Míchigan, Pensilvania o Wisconsin, como ocurrió en las dos últimas elecciones presidenciales, podría recuperar gran parte de su ventaja en el Colegio Electoral.

La segunda parte de la explicación, curiosamente, es que Trump está ganando apoyo en estados no competitivos como Nueva York, lo que mejora su posición en el voto popular nacional sin ayudarle en los estados más importantes. En concreto, parece que le va mejor en los estados donde los republicanos destacaron en las elecciones de medio mandato de hace dos años.

Matemáticas básicas del Colegio Electoral

Puede que tengas la impresión de que a los republicanos les va tan bien en el Colegio Electoral debido al poder desproporcionado que se otorga a los pequeños estados rurales, pero eso no es realmente lo que está detrás del sesgo del Colegio Electoral en la era Trump. En cambio, la característica más distorsionadora es que se trata (casi en su totalidad) de sistema de “todo o nada”: obtienes todos los votos electorales de un estado así lo ganes por un solo voto; por otro lado, no obtienes ningún voto electoral adicional si ganas un estado por un margen abultado.

En 2016, Trump se impuso por un estrecho margen en Florida, Míchigan, Pensilvania y Wisconsin, ganando los 75 votos del Colegio Electoral de esos estados, a pesar de ganarlos por una media combinada de menos de un punto porcentual.

A Hillary Clinton le fue muy bien en varios estados no competitivos; no solo en grandes estados demócratas como California, sino también en un estado republicano como Texas, donde ganó siete puntos más en comparación con Barack Obama. Estos avances le ayudaron a ganar el voto popular a nivel nacional, pero no le sirvieron de nada en el Colegio Electoral.

El descenso de la diferencia de Trump en el Colegio Electoral refleja, por tanto, una combinación de su relativa debilidad en los principales campos de batalla y su relativa fortaleza en los estados no competitivos.

Los principales campos de batalla están bastante claros: las encuestas muestran que Harris lidera en Pensilvania, Wisconsin y Míchigan, estados que le bastarían para ganar la presidencia siempre que ganara los estados y distritos de tendencia más demócrata en los que actualmente lidera. En promedio, a Harris le va un poco mejor en estos estados que los resultados electorales de Biden.

Las encuestas nacionales, por otra parte, muestran que Harris está dos puntos por debajo de los resultados de Biden. Claramente, Trump está obteniendo mejores resultados en las zonas no competitivas del país, aunque Harris muestre resistencia donde cuenta. Todo ello reduce la ventaja de Trump en el Colegio Electoral.

¿Se repetirá lo sucedido en las elecciones de medio mandato?

La idea de que a los republicanos les vaya mejor en el voto popular puede parecer un poco extraña, pero ocurrió recientemente: en las elecciones de medio mandato de 2022.

No, las elecciones de medio mandato no resultaron ser una “oleada republicana”, como se había profetizado. Los demócratas se mantuvieron firmes en los principales estados disputados. Pero sí se materializó una ola republicana en muchas partes del país.

Los republicanos se situaron muy por delante de los resultados de Trump en 2020 en Nueva York, Florida y gran parte del sur profundo. También se situaron muy por delante de Trump —por ejemplo, por 5 y 10 puntos en el voto popular en la Cámara de Representantes— en muchos estados menos competitivos del sur y el oeste, como California y Texas.

Como resultado, los republicanos ganaron el voto popular para la Cámara de Representantes, aunque los demócratas estuvieron a solo unos escaños de retener el control de la misma.

Aunque las pruebas no son concluyentes, hay indicios de que Trump está destacando en muchos de los lugares donde los republicanos obtuvieron grandes victorias en las elecciones de medio mandato.

Una prueba de ello: las encuestas del Times/Siena de este año. Si se combinan todas las encuestas nacionales de este año —incluidas las de cuando Biden era candidato—, hay una clara relación entre los avances de Trump y los buenos resultados de los republicanos en las elecciones de medio mandato.

Aunque hay menos datos de las tres encuestas del Times/Siena desde que Harris se convirtió en candidata, muestran el mismo patrón: Trump obtiene grandes ganancias donde los republicanos obtuvieron resultados superiores a la media en las elecciones de medio mandato, pero obtiene pocas o ninguna ganancia en otras partes del país.

Lo ideal sería que este análisis se basara en encuestas estatales individuales, no en submuestras de encuestas nacionales. Desafortunadamente, hay muy pocas encuestas estatales fuera de los estados disputados. En Nueva York, hay muchas pruebas de que Harris está teniendo problemas, relativamente hablando, pero esas pruebas provienen sobre todo de nuestros socios del Siena College. Su metodología es diferente a la de la encuesta del Times/Siena, pero no tanto como para que cuente como corroboración independiente. Por otra parte, Harris se mantiene relativamente bien en la mayoría de los sondeos de Texas, Florida y California, por lo que la situación no es clara.

Hay otro problema con las encuestas estatales: por un margen de dos a uno, las encuestas que se ven hoy en día están ponderadas por el “voto recordado”. Esto es un poco complejo, pero significa que el número de encuestados que dicen haber votado por Biden y Trump se ajusta para que coincida con el resultado real de las últimas elecciones. Cualesquiera que sean los méritos de este enfoque, tiene la consecuencia de forzar a muchas encuestas estatales a alinearse muy estrechamente con el resultado de 2020. Las encuestas que no ponderan por el voto pasado, sin embargo, muestran resultados que se correlacionan tanto con el voto de medio mandato como con las últimas elecciones presidenciales. (Más adelante ahondaremos sobre esto).

Más allá de las encuestas públicas, están las encuestas privadas, realizadas por campañas y otros grupos políticos, de las que solo una pequeña parte se hace pública. Le pregunté a Dave Wasserman, del Cook Political Report, qué estaba viendo y oyendo últimamente, especialmente en la decena de contiendas potencialmente competitivas por la Cámara de Representantes de EE. UU. en California y Nueva York. Esto es lo que dijo:

Es justo decir que en las encuestas de ambos partidos, Harris está teniendo un bajo rendimiento en los distritos de Nueva York y California (en relación con el margen de Biden en 2020) más que en los estados presidenciales disputados. Mi sensación es que el ambiente político en esos estados podría ser modestamente mejor para los demócratas de lo que fue en las elecciones de medio mandato, pero que Harris no está en camino de obtener márgenes similares a los de Biden.

Por separado, ninguno de estos datos es concluyente. Pero en conjunto, hay muchos indicios de que el mapa electoral de 2024 podría parecerse un poco más al de 2022 de lo que muchos habrían supuesto. De ser así, se reduciría la diferencia entre el voto popular y los estados decisivos en el Colegio Electoral.

Demografía

Hace ocho años, la ventaja de Trump se basaba en la demografía.

Ganó muchos votos entre los votantes blancos sin título universitario, lo que impulsó su avance en los estados disputados del norte, desproporcionadamente blancos y de clase trabajadora. Sin embargo, al mismo tiempo, alejó a millones de votantes con un alto nivel educativo, perdiendo muchos votos en áreas metropolitanas de rápido crecimiento y con un alto nivel educativo, sin dañar mucho sus posibilidades en los principales campos de batalla.

En los últimos cuatro años, las bases demográficas de la ventaja de Trump en el Colegio Electoral se han erosionado. Está por delante de los puntos de referencia republicanos habituales entre los votantes negros e hispanos, pero estos tienden a representar una parte del electorado inferior a la media en Míchigan, Pensilvania y Wisconsin, los tres estados disputados que representan el camino de menor resistencia de Harris en las encuestas estatales actuales.

Las ganancias de Trump entre los votantes negros e hispanos deberían tener solo un efecto marginal en las matemáticas electorales. Pero en las elecciones de medio mandato de 2022, un patrón curioso fue que los republicanos obtuvieron enormes ganancias entre los votantes no blancos en los estados no competitivos, ya sea en el sur profundo o en los grandes estados como Nueva York o California, a pesar de que obtuvieron relativamente pocas ganancias en los estados disputados, donde más cuenta.

Un patrón similar parece evidente en los datos del Times/Siena recopilados durante el último año, incluidos los de Texas, Florida, Nueva York y California, pero las muestras son demasiado pequeñas para representar una evidencia especialmente sólida. Aun así, la posibilidad de que las ganancias de Trump entre los votantes no blancos sea mayor en los estados no competitivos ayudaría a darle sentido a varias tendencias electorales diferentes.

¿Un cambio duradero?

¿Por qué a los republicanos les fue tan bien en algunos lugares, pero no en otros, en 2022?

En aquel momento, la mejor explicación parecía estar relacionada con los temas en juego. En muchos estados disputados clave, los republicanos nominaron candidatos respaldados por el movimiento MAGA (Make America Great Again) que promovían la teoría del fraude electoral, y amenazaban con eliminar el derecho al aborto. En los lugares donde lo hicieron, los demócratas destacaron. En otros lugares, la historia fue a menudo muy diferente. En muchos estados demócratas, el derecho al aborto estaba a salvo y la amenaza de unas elecciones robadas parecía lejana, pero muchos votantes estaban preocupados por la delincuencia, la escasez de vivienda y la falta de hogar, resentidos por las restricciones de la era de la pandemia y frustrados por la percepción de un fracaso del gobierno demócrata. Mientras tanto, muchos estados conservadores y más religiosos no estaban tan indignados por la anulación del fallo Roe contra Wade y seguían apoyando a Trump; allí, la “ola republicana” llegó a la costa sin obstáculos.

Nada de esto parecía tener un impacto probable en unas elecciones presidenciales nacionales. Pero si los patrones de 2022 se mantienen realmente en las elecciones de este año, esto podría sugerir que los cambios en las elecciones de medio mandato no fueron solo sobre los temas en los que se centraron las diferentes campañas en los diferentes estados, sino sobre cómo los nuevos temas alteraron las lealtades políticas de la gente.

Sugeriría que la agitación social, económica y política tras la pandemia, la inflación, el 6 de enero y la anulación de Roe contra Wade dejaron un impacto político duradero, que se sintió de forma muy diferente en las distintas partes del país y entre los distintos electorados.

Dado que las encuestas se centran, previsiblemente, en los estados disputados, es posible que no tengamos una gran idea al respecto hasta que lleguen los resultados finales en noviembre. Si los resultados se parecen más a los de las elecciones de medio mandato, no me sorprendería. Han ocurrido cosas mucho más locas.

Trabajo adicional por Ethan Singer.


Nate Cohn
es el analista político jefe del Times. Cubre elecciones, opinión pública, demografía y encuestas. Más de Nate Cohn

Trabajo adicional por Ethan Singer.

c. 2024 The New York Times Company