Mientras tomas ese mojito en Cuba, valientes mujeres son oprimidas y privadas de derechos | Opinión

Martha Beatriz Roque, un pilar de fuerza y disidencia pacífica en Cuba durante décadas, fue homenajeada en la Casa Blanca —en ausencia— durante un acto del Mes de la Historia de la Mujer celebrado el lunes.

Una docena de mujeres de todo el mundo fueron reconocidas por la primera dama Jill Biden con el Premio Internacional a las Mujeres Valientes. No se trató de una ceremonia política de la extrema derecha contra Cuba, sino de una ceremonia de tono liberal, que promovía una filosofía de igualdad de género y empoderamiento.

Se trató de concienciar sobre las infracciones de los derechos humanos, desde Afganistán hasta Uganda, y de defender a las mujeres valientes para las que “la valentía es una elección deliberada y cotidiana”, como describió el secretario de Estado, Anthony Blinken, las vidas de las galardonadas.

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Viaje denegado

Pero el régimen cubano, en su infinita capacidad para ser mezquino y represivo, negó a Roque el permiso para viajar a Estados Unidos. ¿Qué temen? Economista y ex profesora universitaria, es un personaje demasiado importante como para que se le permita salir del país y contar su verdad.

Esta prohibición, sin embargo, es un escándalo que seguramente pasará desapercibido para el alegre y despreocupado público estadounidense y canadiense que viaja a Cuba, que incluye un número creciente de mujeres que viajan solas y que deberían preocuparse por estos asuntos.

Lamentablemente, es probable que la noticia de la negativa al viaje de Roque también pase inadvertida para mujeres estadounidenses influyentes como la escritora Alice Walker, autora de “The Color Purple” y admiradora durante mucho tiempo de los represivos hermanos Castro y de la actual dictadura heredada de Miguel Díaz-Canel.

“Maestros y guías espirituales”, llamó Walker a Fidel Castro y a Celia Sánchez, primera mujer en unirse a sus fuerzas guerrilleras, en un libro de ensayos que les dedicó.

El mes pasado, Walker recibió una medalla de honor por decreto de Díaz-Canel por sus décadas de apoyo a un régimen que mantiene encarcelados a destacados artistas afrocubanos por atreverse a decir lo que piensan y a mujeres como Roque en un ciclo perenne de acoso, detención y negación de derechos básicos como el de salir libremente de su casa sin ser perseguida.

¿Cómo pueden Walker y otros estadounidenses como ella conciliar su apoyo a la opresión?

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La atracción de Cuba

La negación del viaje de Roque me recuerda una publicación reciente en redes sociales de un grupo de viajes internacionales para mujeres viajando solas.

Una estadounidense sentada junto a una piscina en Varadero tomándose un mojito describía su estado de ánimo como “triste”.

Quería volver a casa, se sentía atrapada en el resort todo incluido, incapaz de explorar libremente, y el estado de animo negativo de los trabajadores de hospitalidad era palpable, dijo. En un esfuerzo por apoyarla, varias mujeres la animaron a quedarse, compartiendo sus exploraciones turísticas de la Disneylandia comunista con ojos políticamente vendados.

Docenas de mujeres le dieron consejos, desde aprender a bailar salsa hasta ligar, pero solo una se refirió al elefante en la habitación. Aquí estaba esa rara alma sensible, entre las personas libres privilegiadas que viajan a la opresiva Cuba para divertirse, interpretando con precisión el estado de ánimo nacional y sintiéndolo ella misma.

Reconocí sus sentimientos y les informé sobre Lisdany Rodríguez Isaac, encarcelada con su hermana gemela por su participación pacífica en las históricas protestas del 11 de julio de 2021 y, según su familia, abogado y grupos, avocando por los derechos humanos de presos políticos, presionada por el gobierno cubano para abortar.

Aunque pocos apreciaron mi post originalmente —que debió sentirse como una ducha fría arruinando una fiesta caliente— he notado que las publicaciones sobre viajes a Cuba del grupo son cada vez más matizadas ahora.

Pero, por favor, no me malinterpreten.

No estoy a favor de negar a las mujeres estadounidenses el derecho a viajar, un derecho que Cuba niega a su pueblo. La prohibición no resuelve nada y refleja al opresor, que se beneficia del aislamiento de Cuba.

Pero ya es hora de dejar de idealizar la engañosa Cuba.

Tras 65 años de dictadura, la represión despiadada y retrógrada no debería sorprender a nadie.

Pero, de alguna manera, otro acto de infamia siempre lo hace.