"Si tocan a una, respondemos todas": mujeres de Oaxaca

OAXACA, Oax., enero 30 (EL UNIVERSAL).- Habían transcurrido 21 días de 2023 y tres minutos antes de las 15:00 horas, cuando la saxofonista mixteca María Elena Ríos Ortiz publica en Twitter: "Con una audiencia maquillada y un acuerdo pactado hoy, mi agresor ha quedado libre".

El mensaje es el último sobre la audiencia con el juez Teódulo Pacheco, quien resolvió cambiar la medida cautelar de prisión preventiva a domiciliaria para Juan Antonio Vera Carrizal, presunto responsable intelectual del ataque con ácido que María Elena sufrió el 9 de septiembre de 2019.

La indignación crece a medida que los minutos transcurren. Y los mensajes en redes sociales cruzan latitudes para acordar movilizaciones que acuerpan desde 2019 la lucha de la saxofonista prieta que hace sonar su instrumento como una forma para exigir justicia por ella y por todas las víctimas de la violencia feminicida.

---Senado repudia fallo de juez en caso de la saxofonista María Elena Ríos

Desde el anonimato surge la convocatoria de una marcha que pretende exigir la destitución del juez que otorgó el arraigo domiciliario al imputado. La movilización fue convocada el 23 de enero en las oficinas del Poder Judicial del estado, en el centro de la ciudad.

La prensa feminista reporta que no hay organizaciones ni activistas en el lugar. La convocatoria no tiene firma.

A la misma hora, un grupo de mujeres, todas vestidas de negro, se presentan en Ciudad Judicial para hacer patente la demanda de la destitución del juez. Con el rostro cubierto y un altavoz, exigen justicia para Malena y las más de 700 mujeres asesinadas en la administración de Alejandro Murat.

"Quizá la convocatoria a la marcha fue para despistar", comentan algunas de las que acudieron al llamado.

Neumáticos arden en el suelo, mientras la negrura del humo pinta el aire que cruza por las rejas que resguardan el complejo administrativo, donde las activistas pegaron carteles con el rostro de Juan Vera Carrizal y mensajes para exigir que se quede en prisión.

"Aunque realmente sepamos quiénes son, fuimos todas", señala una activista que prefiere omitir sus datos, pues la seguridad de las mujeres que acuerpan las luchas queda en vulnerabilidad cuando su nombre o su rostro se conoce.

Con el transcurso de los días, grupos de mujeres se organizan para manifestarse en apoyo a María Elena, tanto en la Ciudad de México como en Oaxaca.

"Vamos a manifestarnos por María Elena, por la rabia que nos provoca el hecho de que cínicamente le nieguen la justicia, por las mujeres asesinadas, por las desaparecidas".

La decisión de las mujeres de salir a las calles luego de conocer las novedades en el caso de Male es porque su lucha, afirman, es de todas: "¿Has escuchado la canción? Si tocan a una, respondemos todas".

Dicen que las mujeres que se suman a las protestas están motivadas por sus historias personales, las de sus amigas, hermanas y madres, pues todas han vivido casos de violencia.

Luego de la intervención del grupo de mujeres en Ciudad Judicial, la Colectiva Las Nietas de Lilith, que en noviembre pasado colocó una ofrenda en la explanada del Templo de Santo Domingo en honor de las más de 700 víctimas de muerte violenta del sexenio pasado, llamó a una movilización el 28 de enero.

"El domingo 22 de enero del año en curso perpetraron dos feminicidios, desapariciones, acoso sexual, agresores en libertad, exigencia de giro de órdenes de aprehensión a feminicidas y violadores. Es algo que se vive día a día en Oaxaca", externan las integrantes de la colectiva.

La convocatoria se lanzó de forma abierta para que todas las mujeres que deseen emitir un mensaje lo hagan: hay espacio para víctimas de violencia, sobrevivientes de feminicidio, familiares y madres de mujeres asesinadas, precisa una de las asistentes a la protesta.

Las intervenciones por las víctimas de feminicidio son parte de la jornada en la que también se exige justicia por María Elena: "nos indignamos y salimos a las calles por ella, porque sobrevivió y defendemos su vida como la de nosotras. Porque su causa es legítima y su caso, por lo grave que fue, no debe quedar impune.

"¿Qué mensaje le están mandando las autoridades a los agresores?, creen que pueden matarnos y continuar en libertad", señala la activista.