Tlalpujahua, el “pueblo de la eterna Navidad” y de las esferas que adornaron El Vaticano y la Casa Blanca

Esferas de Tlalpujahua
Esferas de Tlalpujahua

Las esferas artesanales que se elaboran en Tlalpujahua, Michoacán, lograron fortalecerse nuevamente en el mercado interno de México y dejar atrás los estragos de casi tres años de pandemia de COVID-19, de acuerdo con productores y habitantes de este pueblo mágico.

Los cerca de 450 talleres que hay en el lugar —ubicado a unos 180 kilómetros de la Ciudad de México— reciben a visitantes que acuden a comprar sus artesanías de cristal soplado.

Hace 63 años, Joaquín Muñoz Orta y María Elena Ruiz Villagrán, originarios de Tlalpujahua, regresaron a México después de vivir como migrantes en Estados Unidos. 

Su objetivo era elaborar árboles navideños, con una técnica a mano que aprendieron en aquel país, para comercializarlos en México.

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El matrimonio empezó a tener éxito y buscó que los árboles “cobraran vida”, por lo que empezó a elaborar un nuevo producto. Así, por primera vez en México, la pareja aplicó la técnica de soplado para producir esferas artesanales.

En poco tiempo, Joaquín Muñoz llegó a emplear a cerca de mil 500 personas que producían un aproximado de 15 millones de piezas por época.

La primera fábrica fue llamada Adornos Navideños y, con el paso del tiempo, se transformó en un conjunto de fuentes de empleo, como La Casa de Santa y La Villa de Santa.

En esos lugares, los hijos de ese matrimonio siguen la tradición: elaboran todo tipo de adornos y ofrecen espectáculos gratuitos para los visitantes.

La Casa de Santa fue fundada en 1975 bajo la dirección de María Elena Ruiz, quien se enfrentó a una crisis económica, a la depreciación del peso mexicano y a la competencia del mercado chino.

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El lugar es un complejo donde se exhiben los modelos de esferas tradicionales y los más recientes que se han puesto de moda.

José Daniel Muñoz Ruiz, productor y gerente general de La Casa de Santa e hijo del matrimonio, recuerda que, para finales de los años 60, solo había 35 talleres y que la mayoría de los artesanos aprendió la técnica de su papá.

Cuenta que los trabajadores decidieron montar sus propias microfábricas al interior de sus viviendas para así abastecer la demanda de ese entonces.

El joven empresario dice que, a pesar de que actualmente la producción es menor, ya no se registran pérdidas y las piezas se pueden vender a un precio justo.

“La esfera más bonita del mundo”

Muñoz Ruiz reconoce que en la actualidad hay una gran competencia, pero también sostiene que la esfera de Tlalpujahua se caracteriza por su calidad.

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“No por algo es la más bonita del mundo y ha sido vendida en Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra y Singapur”, destaca.

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Muñoz Ruiz recuerda incluso que, en la Navidad de 2012, la esfera de La Casa de Santa adornó gran parte de los árboles de la Santa Sede, la Capilla Sixtina, el Aula Pablo VI y el Museo Vaticano; además, las piezas fueron bendecidas por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

“Son las mejores porque son totalmente artesanales y quienes las elaboran son artistas, los mejores del mundo”, insiste.

El lugar de “la eterna Navidad”

Gracias a los artesanos que aprendieron ese oficio de la familia Muñoz Ruiz es que aún se conserva esta actividad en el pueblo mágico.

Autoridades municipales calculan que esta labor representa el 60% de la economía de Tlalpujahua.

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De acuerdo con los más recientes datos, la elaboración de la esfera artesanal dejó el año pasado una derrama de octubre a diciembre de cerca de 280 millones de pesos.

De esa actividad dependen 27 mil 788 habitantes del municipio, entre artesanos, trabajadores de las fábricas, prestadores de servicios turísticos e incluso proveedores.

La Villa de Santa, antes Villa Navideña, es uno de los puntos más visitados en el municipio.

Su arquitectura es un prototipo de la calle de Baviera, la principal de Rothenburg, Alemania, en honor a los primeros artesanos de esferas en la historia.

En el día, sus rincones son recorridos por los turistas que pueden observar todos los adornos que ahí se exhiben, y por las noches, hay un espectáculo de luces y sonidos.

Ese concepto se ha extendido a otros sitios del pueblo mágico, como la quinta La Huerta.

Si bien la temporada turística fuerte es de octubre a enero, los atractivos y las actividades culturales y artesanales con temática navideña duran todo el año. Es por este motivo que Tlalpujahua se ganó el nombre de “Pueblo mágico de la eterna Navidad”.

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