Tina Fey habla sobre el pasado y presente de ‘Chicas pesadas’

Tina Fey, al centro y atrás, con el elenco de la nueva película musical “Chicas pesadas” en Los Ángeles, el 4 de diciembre de 2023. (Amy Harrity/The New York Times)
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Tina Fey, al centro y atrás, con el elenco de la nueva película musical “Chicas pesadas” en Los Ángeles, el 4 de diciembre de 2023. (Amy Harrity/The New York Times) ‌

Tina Fey pasó los veranos de 2002 y 2003 en Fire Island, encorvada sobre un viejo escritorio en el mohoso cuarto trasero de una casa alquilada. Con un sustento de café y donas cubiertas de chocolate de Entenmann, Fey, en ese entonces escritora principal de “Saturday Night Live”, descifró en su computadora portátil el guion que se convertiría en “Chicas pesadas”.

“A la vieja escuela, simplemente se sentaba, comía donas y tomaba café, como una secretaria de los años 50 o algo así”, contó su esposo, el compositor Jeff Richmond. “No es glamoroso, pero sí muy propicio para la creatividad”.

En las dos décadas transcurridas desde entonces, Fey ha convertido su primer y único guion estrenado en un imperio. La película original de Paramount, basada en el libro de no ficción de Rosalind Wiseman “Queen Bees and Wannabes”, recaudó 130 millones de dólares durante su paso por las salas de cine en 2004 y ayudó a convertir en superestrellas a su elenco, el cual incluyó a Lindsay Lohan y Rachel McAdams. En 2018, se estrenó en Broadway una adaptación teatral musical, con libreto de Fey y música de Richmond. En junio, ese espectáculo comenzará a presentarse en el West End de Londres. Y una película musical adaptada de versiones pasadas y escrita por Fey, ha llegado a los cines. (En marzo pasado, Wiseman criticó a Fey y Paramount por no involucrarla en las versiones posteriores. Cuando se le preguntó sobre las críticas, Fey dijo que no tenía comentarios).

Pero más allá del éxito comercial de “Chicas pesadas”, el guion de Fey, repleto de diálogos citables —“No puedes sentarte con nosotras”; “El límite no existe”; “Soy una madre genial”; “Dejen de intentar que ‘fetch’ se popularice”— se ha arraigado en nuestra cultura.

“Se convirtió en parte de mi jerga, cada uno de los diálogos”, dijo Samantha Jayne, quien dirigió la nueva “Chicas pesadas” con su esposo, Arturo Pérez Jr., y era una adolescente cuando salió la película original de 2004. “Estaba en mi ADN”.

En general, la película de 2024 deriva de los personajes y la historia que el público conoce de memoria, con la adición de canto y baile: la nueva estudiante Cady (Angourie Rice) se une a los marginados Janis (Auliʻi Cravalho) y Damian (Jaquel Spivey) para acabar con las crueles Regina George (Reneé Rapp) y las plásticas, hasta que Cady también se deja llevar por sus hirientes costumbres. Fey y Tim Meadows retoman sus papeles originales como la profesora Norbury y el director Duvall, y todavía hay “mateatletas”, un Spring Fling y miércoles en los que visten conjuntos rosas.

En una entrevista en video reciente, Fey habló sobre su travesía de más de 20 años con el material y lo que sigue. A continuación, extractos editados de nuestra conversación.

P: ¿Cuál fue tu visión original de lo que podría ser una película de “Chicas pesadas” cuando leíste ese artículo de 2002 sobre el libro de Wiseman y la agresión relacional adolescente?

R: Primero me imaginé, ¡Oh!, será sobre esta maestra. Será como “Con ganas de triunfar”. Y cuanto más leía el libro, más investigaba, y me di cuenta de que las chicas eran la parte más interesante. Las historias reales sobre la manera en que se comportaban las mujeres jóvenes eran insidiosas, pero también algo divertidas por su cruel astucia.

P: ¿Cómo ha cambiado tu proceso técnico de escritura a lo largo de los años?

R: El error de novata que cometí fue que pedí adaptar un libro de no ficción que no tenía una historia. Tenía comportamientos y anécdotas maravillosas, pero no tenía personajes ni una historia. Entonces, literalmente leí a Syd Field, leí “¡Salva al gato!”, tenía un millón de fichas con anotaciones. Y luego, el cambio al escenario teatral, a nivel técnico, estás tomando algo en tres actos y tienes que dividirlo en dos actos. No tienes voz en off, no tienes primeros planos. Las cosas tienen que verse desde el palco. Ahora, con la película musical, puedes tener todo en tu arsenal: puedes hacer cosas solo con los ojos de las personas. Puedes hacer que la gente cante sobre sus emociones. Los chistes pueden ser grandes y visuales, o pueden ser mensajes ocultos.

Tina Fey, abajo, con las estrellas de la nueva película musical “Chicas pesadas”, Reneé Rapp, arriba, y Angourie Rice en Los Ángeles, el 4 de diciembre de 2023. (Amy Harrity/The New York Times)
Tina Fey, abajo, con las estrellas de la nueva película musical “Chicas pesadas”, Reneé Rapp, arriba, y Angourie Rice en Los Ángeles, el 4 de diciembre de 2023. (Amy Harrity/The New York Times)

P: Gran parte de la comedia en las “Chicas pesadas” original se ha mantenido increíblemente bien. Pero hay algunos chistes e historias sobre raza, sexualidad y pedofilia que no, y fueron modificados en las versiones posteriores. ¿Cómo abordas la actualización de tus guiones?

R: Eso lo escribí a principios de la década de 2000 basándome en gran medida en mi experiencia cuando era adolescente a finales de la década de 1980. No sorprende que los chistes hayan cambiado. No bromeas de la misma manera en que solías hacerlo. Incluso si la intención siempre fue la misma, ya no puedes hacerlo del mismo modo, lo cual está bien. Creo firmemente que se pueden encontrar nuevas maneras de hacer chistes con menos daños colaterales.

P: Los insultos y apodos son fundamentales en “Chicas pesadas” y la manera en que lanzan esos dardos...

R: Si realmente tuviéramos a la gente hablándose entre sí como lo hacían en 1990, todos terminarían en el hospital. La gente era realmente dura. La gente sigue siendo horrible, pero ahora es más probable que lo escriban bajo el anonimato. Me gustaría tomar (pero no enseñar), una clase en la escuela de posgrado sobre las maneras en que las personas son tan divisivas y horribles como siempre, pero ahora lo expresan desde la virtud.

P: En todo el nuevo guion hay cambios de palabras específicas. Por ejemplo, en “el libro del mal”, a Dawn Schweitzer ahora la llaman “camarón cachondo” en lugar de “gorda virgen”. ¿Qué implica elegir esos términos?

R: Sé que incluso Regina sabría qué es una mala táctica. Regina encontrará una manera de infligir dolor a la gente, pero no se meterá en problemas. Por ejemplo, hay un chiste en la película original cuando Janis se sube a la mesa y Regina dice: “Dios mío, es su sueño hecho realidad: lanzarse hacia un montón de chicas”. Tanto Sam Jayne como yo sentimos que Regina no intentaría eso ahora porque sabe que los estudiantes a su alrededor dirían: “Eso es homofóbico”. Ella sabría que no debe ser homofóbica y, con suerte, realmente no sería homofóbica.

P: Estaba esperando por el discurso de la profesora Norbury en que les dice a las chicas que dejen de llamarse “zorras” y “perras” unas a otras, y no sucedió. Pero me di cuenta de que de todos modos casi no se llamaban entre sí con esas palabras en este guion.

R: Parte de eso es que simplemente necesitábamos ir más rápido para dejar espacio para las canciones. Esa no fue necesariamente una edición moral.

P: La generación Z ha experimentado movimientos de positividad y neutralidad corporal. Cuando Regina gana peso en la película musical, la reacción inicial de los otros estudiantes es positiva, pero al final termina siendo humillada.¿Por qué era importante que el peso siguiera siendo un factor aquí?

R: Mira a las personas famosas que influyen en la generación Z, seguimos hablando de sus cuerpos todo el tiempo. O atacamos a otras personas por hablar de ello, o elogiamos a las personas por tener cierta talla, o nos preguntamos cómo llegaron a una talla diferente. Se sintió como una línea a descubrir. Todavía queremos hablar de lo extraño y complicado que es todo para las chicas y, al mismo tiempo, reconocer que estos estándares no son obligatorios, pero mucha gente todavía se suscribe a ellos.

P: ¿Hubo algún cambio cultural que percibiste al actualizar el guion desde el musical teatral de 2018 a la actualidad?

R: En todo caso, estos comportamientos se han propagado mucho más allá de las mujeres jóvenes. Están en nuestra política. Están en todas partes. A la gente ahora le gusta endulzar las palabras y ser muy virtuosa al señalar por qué eres un problema, pero es el mismo comportamiento. Sigue siendo: “No me mires. Míralos a ellos. Me va genial. Puede que no tenga bonito cabello, pero ella está gorda”.

La gran enseñanza que tuvimos con el musical teatral es que no tiene por qué haber rigidez en la selección de actores para estos roles, en términos de cómo se ven y cómo se identifican. Esta historia funciona en muchas variaciones interesantes. Cualquiera que tenga carisma es una buena Regina. Cualquiera que parezca estar a punto de desmoronarse puede ser una gran Gretchen.

P: ¿Cómo te mantienes en sintonía con lo que hacen los adolescentes hoy en día? ¿Es a través de tus hijas, Alice, de 18 años, y Penélope, de 12?

R: Encuesté a algunos jóvenes que conozco, incluidas algunas personas jóvenes que viven en mi casa. Cosas como: “¿El libro del mal debería ser un libro físico o ya tiene que ser un Snapchat o algo así?” A lo que me respondieron: “No, no busques complacernos. Es un libro. Cuenta la historia. Lo entendemos”.

c.2024 The New York Times Company