Tigres aprendió a valorar los torneos internacionales para ser más relevante

Tigres pasó mucho tiempo deseando la trascendencia nacional. La encontró al mando de Ricardo Tuca Ferretti. Tras su primer título en el siglo XXI, en el Apertura 2011, quedó inaugurada toda una época de éxitos. Sin embargo, un factor empañó el principio de esa era dorada: a Tigres no le importaban los torneos internacionales. Parecía una postura que venía del propio Ferretti, que en su paso por Pumas también había mostrado desinterés por la Concachampions.

En Nuevo León, su primer torneo internacional fue la Copa Libertadores de 2012. Era una gran vitrina para un club que reunía, en ese momento, a grandes figuras de origen sudamericano como Héctor Mancilla, Lucas Lobos y Damián Álvarez. A pesar de que Tigres habría sido hasta contendiente al título, la decisión de Ferretti fue enviar un plantel alternativo, juveniles, a jugar la fase preliminar contra Unión Española de Chile. Quedaron fuera.

Ferretti recordó que, en caso de haber avanzado, el torneo iba a disputarse con jóvenes y que la postura tenía el respaldo de Alejandro El Inge Rodríguez, entonces presidente del club. "Tengo mi conciencia tranquila y la directiva también, porque pensamos lo mejor para la institución". Una nueva competencia internacional llegaría para ellos justamente por haber ganado el título del Apertura 2011, la Concachampions. Para ese torneo, Ferretti ya empezó a usar su plantel más competente, el que solía alinear también en la Liga MX.

Pero fue en vano, porque si bien superaron la fase de grupos, perdieron en el primer cruce de eliminación directa contra Seattle Sounders de la MLS (global de 2-3). Además, en esa edición (2012-2013), tuvieron que ver cómo se coronaba, por tercera ocasión consecutiva, su eterno rival: Rayados de Monterrey, que en aquella época tenía más títulos locales (cuatro contra tres) y le sacaba una notable ventaja a nivel internacional.

Además, en el torneo casero, los títulos no llegaban de nuevo, aunque siempre estaban peleando. Su posición en el Apertura 2014 les dio un boleto a la Copa Libertadores de 2015. Tigres no podía volver a tirarla a la basura. Y esta vez la posición a nivel institucional fue darle prioridad al torneo continental. Dio buenos frutos. Tigres avanzó con categoría en cada una de las fases. Y hasta se reforzó de lujo para encarar las Semifinales contra el Inter de Porto Alegre: André-Pierre Gignac, Javier Aquino, Jürgen Damm y el nigeriano Ikechukwu Uche (que al final no jugó).

Pagaron la penitencia por haber ignorado antes a la Libertadores: perdieron contra River Plate su primera final. Los éxitos en México empezaron a llegar a racimos: cuatro títulos en un lapso de cuatro años. ¿Fuera de México? Nada. Una final de Concacaf perdida ante América en 2016, frente a Pachuca en 2017. Otra más en 2019 contra Rayados, que habían perdido una de Liga MX dolorosa ante ellos, pero se cobraron revancha. Iban abajo en la carrera de títulos, pero a nivel internacional seguían siendo más que Tigres.

Finalmente, en 2021 Tigres ganó su primer y único título internacional hasta la fecha: la Concachampions en la que le remontaron al LAFC. Ese triunfo les dio el boleto a su debut en un Mundial de Clubes. Lo hicieron mejor que todos los representantes en la historia no sólo de México sino de toda el área: llegaron a la final para medirse con el Bayern Múnich, tras haber superado al Palmeiras, campeón de la Copa Libertadores, en Semifinales.

Fue un grato recuerdo, aunque tampoco añadió nuevo brillo a sus vitrinas. Tigres ha aprendido, a las malas, a darle importancia a los torneos internacionales. Este miércoles superaron a Vancouver Whitecaps (4-1 global) para acceder a los Octavos de Final de la Concachampions 2024. Tienen la obligación de ganarla por dinero, ambiciones y proyección. Esperan rival entre Orlando City y Cavalry.

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