Terminan las miserias en Nueva York. Los Astros aumentan la paternidad sobre los Yankees y avanzan a la Serie Mundial

Las miserias de los Yankees llegaron a su fin. Los Astros, que eliminaron a los Bombarderos en sus tres series previas de postemporada, propiciaron nuevamente el tiro de gracia con una barrida que habrá de desatar muchas interrogantes en Nueva York.

En una guerra de voluntades, de ondulaciones e idas y venidas, Houston se impuso el domingo en la noche 6-5 y avanzó a la Serie Mundial apoyado en esa tremenda profundidad y talento que permea una alineación de la que se puede escapar alguna que otra vez, pero no siempre.

Desde el novato Jeremy Peña hasta un veterano como Yuli Gurriel, desde uno de los mejores bateadores del béisbol como Yordan Álvarez a uno tan oportuno como Alex Bregman, los Astros llegarán al Clásico de Octubre que comenzará el próximo viernes con la etiqueta de favoritos sobre los Filis de Filadelfia.

Houston enfrentó a Nueva York 11 veces en el 2022 y ganó 10 de esos encuentros revelando una paternidad que ya dura bastante y que se ha levantado como un muro infranqueable entre el equipo más emblemático e histórico de las Mayores y la grandeza de los playoffs.

No se explica cómo los poderosos Yankees, con sus marcas colectivas y personales, se vieron tan dominados y contenidos por unos Astros que encontraron la calma en el venerable Dusty Baker, luego del escándalo del robo de señales, como si quisieran demostrar ahora, que pueden ganar en el momento grande sin ayuda de trampas.

A diferencia de los tres primeros encuentros de la serie, los Bombarderos opusieron una resistencia superior, primero al tomar ventaja de tres carreras y luego al empatar a cuatro y a cinco cuando los Astros -en ambas ocasiones- volvieron a tomar ventaja en un juego que comenzó más tarde de lo programado debido a la lluvia.

Los Mulos confiaron la bola de este importante partido a Nestor Cortés, quien tan buenos resultados les diera en los enfrentamientos contra Cleveland, pero la actuación del cubano, que comenzó de la mejor manera posible, no pudo ir más allá de las dos entradas.

Una lesión en la ingle izquierda fue la responsable de acortar la faena del muchacho de Hialeah, pero no sin antes manifestarse de la peor manera posible en sus envíos, porque una ventaja de tres anotaciones se esfumó en un abrir y cerrar de ojos en el inicio de la tercera entrada.

Ya Cortés había dado muestras de malestar con un par de bases por bolas, pero decidió seguir adelante y lanzarle a Peña, quien procedió a sacar la pelota del parque para silenciar de manera momentánea a los miles de aficionados que venían disfrutando del choque a favor de su club.

Eso fue suficiente para el manager Aaron Boone, quien sacó a Cortés y trajo a Wandy Peralta luego de un calentamiento apresurado, solo para ver como el cubano Gurriel -con su 11no imparable de la postemporada- ponía delante a su equipo al dirigir la pelota de manera perfecta a la banda contraria.

Los Yankees fueron los primeros en abrir la pizarra ante los envíos de Lance McCullers Jr. con remolcadas de Giancarlo Stanton y Gleyber Torres en la entrada inicial y posteriormente sumaron una más con un doble impulsor de Anthony Rizzo en el segundo capítulo.

McCullers se marchó luego de cinco entradas con esas cuatro carreras y ocho imparables en su cuenta, además de seis ponches y una base por bolas, pero su sustituto, Héctor Neris, se equivocó con Harrison Bader al servirle una pelota que el jardinero central de Nueva York depositó en las gradas de la pradera izquierda para volver a colocar la ventaja en casa.

Esa mínima diferencia, sin embargo, duraría bien poco porque en la séptima entrada un error del segunda base Torres en un intento de facturar una doble matanza facilitó dos hombres en las almohadillas para Houston que logró empatar a cinco con un metrallazo del cubano Álvarez.

Los problemas continuarían para los Yankees en esa misma entrada, luego de que Alex Bregman, un hombre que siempre ha sido clave para los texanos en postemporada, pegara un sencillo que rompería el empate y enviaría al silencio, otra vez más, a los fanáticos del Bronx.

Y esta vez para siempre en el 2022.