Teófimo López, el campeón que habla mucho y se olvida de demostrar sus cualidades en el ring

Teófimo López celebrando su victoria sobre Jamaine Ortiz en la Michelob ULTRA Arena de Las Vegas. (Jamie Squire/Getty Images)
Teófimo López celebrando su victoria sobre Jamaine Ortiz en la Michelob ULTRA Arena de Las Vegas. (Jamie Squire/Getty Images)

Teófimo López vive presa de la peor noche de su carrera. Fue el 27 de noviembre de 2021. El peleador neoyorkino de raíces hondureñas tenía todos los campeonatos mundiales de la división ligera. Y enfrente había un rival desconocido para las mayorías: George Kambosos. De pegada poderosa y un estilo atractivo, López era pleno favorito. Tanto así que se dio el lujo de pensar en el futuro antes de pensar en el presente. Retaba a todos: Gervonta, Haney, Lomachenko para una revancha. Esto pensaba Teófimo López padre, que también es su entrenador: "Esta pelea va a ser fácil. Cualquier boxeador que pelea con la cabeza abajo (guardia cerrada)... mi hijo lo va a matar", dijo a No Puedes Jugar Boxeo.

El menosprecio se pegó como nunca. Kambosos dio la sorpresa del año y propinó a López la primera derrota de su carrera. Rompió la lógica del boxeo y su negocio. Teófimo, desde su época como peleador olímpico, tenía la etiqueta de prodigio. Y todo iban según lo planeado. En 2019, ganó su primer título del mundo ante Richard Commey. Con el oro en sus manos, emprendió un reto de largo alcance: retar a Vasyl Lomachenko, uno de los mejores boxeadores del mundo en la última década.

En medio de la pandemia, con los espectáculos deportivos apenas permitidos, López derrotó a Lomachenko en Las Vegas, octubre de 2020. El resultado, a pesar de que López era visto como el futuro del negocio, dejó estupefactos a todos —fue una pelea que ganó justamente, aunque Lomachenko decepcionó—. Con sólo 23 años había derrotado a un futuro Salón de la Fama. Tenía el mundo a sus pies y no disimulaba. Ya antes de ser campeón mundial su autoestima sobresalía: bailaba en el ring, festejaba provocadoramente, humillaba a sus rivales. Era un espectáculo completo. Su padre lo disfrutaba: "Las personas compran los PPE (pago por evento) porque lo quieren ver perder".

Y eso pasó en aquella noche de noviembre. López creyó que podía ser un libra por libra por haber vencido a uno, como si fuera una correa de transmisión. Pero perdió y empezó entonces el largo camino de reconstrucción de su carrera. Todo le había llegado muy rápido y así se había ido también, en su primera defensa. Diez meses después de esa caída, volvió al ring en agosto de 2022 para noquear en siete rounds al mexicano Pedro Campa. En diciembre de ese año superó, de manera discutida, a Sandor Martín. No convencía, pero tenía derecho a enfrentar al campeón Josh Taylor.

Era todo o nada. Regresar a las grandes ligas o despedirse de ellas. Recuperó la memoria y le dio una clase de boxeo al siempre complicado escocés. Teófimo López estaba de vuelta. Y con él, su actitud soberbia que había descansado durante el periodo de recuperación. Dijo que se retiraría del boxeo, una patraña que nadie creyó y fue tomada como lo que era: una forma para llamar la atención y, acaso, presionar promotores para que le paguen mejor.

Campeón de nuevo, podía mandar. Su primer defensa lo ha devuelto al limbo. Jamaine Ortiz, estadounidense de ascendencia puertorriqueña, le complicó la vida en una insípida pelea en la Michelob ULTRA Arena de Las Vegas. Le bastó rapidez, una defensa difícil de descifrar y caminar el ring para poner en aprietos al monarca. La pelea careció de emociones y López se notó desesperado. Cuando no lo confrontan, cuando tiene a rivales defensivos, se pierde con excesiva facilidad.

López retuvo porque los jueces lo vieron ganar. Si hubiera perdido, nadie habría dicho nada. Ortiz, que tampoco ambicionó el triunfo, hizo lo suficiente para salir con el cinturón de la OMB. El resultado fue benevolente con López, que otra vez perdió tiempo pensando en el futuro. Había pedido un reto con el campeón indiscutido welter Terence Crawford, que se burló de él en X tras el combate. Acabada la pelea, tuvo una discusión con Keyshawn Davis, que quiere pelear con él. Teófimo López no ha superado el pasado, no vive en el presente y el futuro no le llega.

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