Tensión entre Israel y Hezbolá alimenta el temor de que se extienda la guerra en Gaza

Israel bombardeó este jueves la Franja de Gaza y se vio confrontado a disparos de artillería desde Líbano, al día siguiente de que el líder del movimiento chiita Hezbolá amenazara con una réplica contundente si el Estado hebreo lanzaba una ofensiva general en su frontera norte.

Hezbolá, aliado del movimiento islamista palestino Hamás, en el poder en Gaza, anunció que bombardeó el norte de Israel en represalia por la muerte de uno de sus combatientes en un ataque israelí.

El ejército israelí confirmó que “eliminó” a un miliciano de Hezbolá en un “bombardeo dirigido” y aseguró que se trataba de un comandante de ese movimiento basado en Líbano respaldado y financiado por Irán.

El jefe de Hezbolá, Hasan Nasrallah, advirtió el miércoles que “ningún lugar” de Israel estaría a salvo de sus misiles si el gobierno israelí abriese un nuevo frente en su frontera norte.

El jefe del ejército israelí, el general Herzi Halevi, afirmó que su país tiene “capacidades infinitamente superiores” a las de Hezbolá.

La ofensiva israelí no da tregua en ese estrecho territorio de 2,4 millones de habitantes, devastado por más de ocho meses de guerra.

En el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja, dos personas murieron en un bombardeo, indicaron el jueves fuentes médicas.

Testigos reportaron disparos de tanques israelíes en Zeitun, un barrio de Ciudad de Gaza, en el norte, y en los campos de Bureij y Maghazi.

En Rafah, en el extremo sur del enclave, se libran enfrentamientos entre soldados israelíes y combatientes palestinos, indicó fuente del brazo armado de Hamás.

Una desescalada urgente

La guerra se desencadenó el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas mataron a 1,194 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento basado en datos oficiales israelíes.

El ejército israelí estima que 116 personas permanecen secuestradas en Gaza, 41 de las cuales habrían muerto.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ya ha dejado al menos 37,431 muertos en Gaza, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud del territorio.

El conflicto también desató una catástrofe humanitaria, que según la ONU sumió a los habitantes de Gaza en una situación al borde de la hambruna.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, enfrenta una oleada de críticas internas y externas por su gestión de la guerra y por no haber logrado la liberación de los rehenes.

Pero el mandatario, al frente de una coalición de fuerzas nacionalistas, ultraconservadoras y ortodoxas judías, afirma que proseguirá la guerra hasta “aniquilar” a Hamás, considerado como una organización “terrorista” por Israel, la Unión Europea y Estados Unidos.

Un emisario del presidente estadounidense Joe Biden, Amos Hochstein, que visitó esta semana Israel y Líbano, juzgó “urgente” disminuir las tensiones en la frontera con Líbano y defendió el plan de alto el fuego para Gaza presentado el 31 de mayo por Biden.

“Ningún lugar al resguardo

El ejército israelí anunció el martes que tenía lista una “ofensiva” contra Hezbolá, respaldado y financiado por Irán, tras semanas de intensificación de los disparos desde ambos lados de la frontera.

El canciller israelí, Israel Katz, amenazó con destruir a Hezbolá en una “guerra total”.

“El enemigo sabe muy bien que nos hemos preparado para lo peor (...) y que no habrá ningún lugar (...) al resguardo de nuestros cohetes”, declaró el miércoles el líder de Hezbolá.

Los disparos de cohetes contra Israel podrían efectuarse desde “tierra, aire y mar”, añadió.

Nasrallah amenazó también a Chipre, afirmando que este país del Mediterráneo oriental, miembro de la Unión Europea, sería considerado como “parte de la guerra” si autorizase a Israel a usar sus aeropuertos y bases para atacar Líbano.

“Chipre no está implicada de ninguna forma en esta guerra”, aseguró el miércoles presidente chipriota, Nikos Christodoulides, en un comunicado.

El ministerio chipriota de Relaciones Exteriores señaló el jueves en un comunicado que “las relaciones entre Líbano y Chipre se basan en una rica historia de cooperación diplomática” y que se están llevando a cabo consultas bilaterales “al más alto nivel”.

Más de ocho meses de violencia entre Hezbolá y el ejército israelí en la frontera dejaron un saldo de al menos 479 muertos en Líbano, la mayoría combatientes de Hezbolá, y 93 civiles, según un recuento de AFP.

En el lado israelí murieron al menos 15 soldados y 11 civiles, según Israel.