Tres templos poco conocidos en el Centro Histórico

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 18 (EL UNIVERSAL).- Además de la imponente Catedral Metropolitana, en las calles, avenidas y rincones del Centro Histórico de la Ciudad de México existen otros templos, capillas e iglesias igualmente impactantes, y que dan cuenta de la variedad arquitectónica y de arte sacro de diferentes épocas.

Estos lugares, que para muchos habitantes de la capital son símbolo de espiritualidad, también son punto de visita para extranjeros o locales que deseen conocer más a fondo el país, además de experimentar un viaje lleno de mística, religión y arte. Es por eso que aquí te presentamos cinco templos que probablemente no conocías y puedes visitar este fin de semana.

La fundación del templo fue realizada por las concepcionistas disidentes; tres eran hermanas del benefactor Juan Márquez de Orozco, acaudalado comerciante, quien legó, en 1621, unas casas en la calle de la Celada (después San Bernardo, hoy Venustiano Carranza) y 60 mil pesos para que se erigiera un monasterio del Orden de Cister.

En pocos años el edificio se fue deteriorando, de tal manera que entre 1668 y 1681 hubo que reparar el techo de la iglesia y más tarde se la tuvo que reconstruir totalmente.

Ubicada justo en el lugar donde antes se encontraba el juego de pelota más importante de Tenochtitlán. El encargado de erigir esta construcción, de estilo barroco y renacentista, fue el arquitecto Pedro de Arrieta en el año de 1721, con el propósito de hacer sufragios por las "ánimas del purgatorio"

Forma parte del complejo que integra la Catedral Metropolitana y alberga al Señor de los Milagros, uno de los emblemas religiosos más importantes de la comunidad peruana en México.

Fue construido en el siglo XVII por la orden de los Jesuitas. Luego del sismo del 19 de septiembre de 2017, sufrió diversas afectaciones en sus paredes, arcos, cúpulas y frescos, además de presentar un hundimiento de importante magnitud.

Fue construida entre 1806 y 1819, y en su fachada es posible ver un relieve de la Virgen siendo llevada de Nazaret a Loreto. Una de sus elementos más notables es su inclinación, debido a que fue construida con dos piedras de diferente peso.