Temas de Buena Vista Social Club y Los Zafiros se escucharán en Miami en ‘Una noche en La Habana’

En La Habana de los años 1970 entrabas a cualquier cabaret y te encontrabas tremendos musicazos. Esos clubes o cabarets no eran nada elegantes ni tenían las luces de Tropicana. Más bien eran decadentes, con un mobiliario viejo y unos instrumentos de otra época. Pero había unas voces, un ritmo, un goce y unas ganas de que el brillo de antaño no muriera, que conmovía.

Con sus ojos chinos y su gorrita, Ibrahim Ferrer era quizás uno de esos músicos. De hecho, pasó cuatro décadas cantando con Los Bocucos. Esos artistas no tenían nada material, algunos eran francamente pobres, pero contaban con fieles seguidores. La gente en Cuba caminaba con un radio pegado a la oreja o cargaba con un trasto grandísimo –un Vef, un Selena– para la playa, para las fiestas, porque el cubano es musical y bailador, y sigue a sus ídolos, aunque hayan caído.

Eso fue lo que notaron Ry Cooder y Wim Wenders cuando rescataron y llevaron a nivel de leyenda a los músicos de Buena Vista Social Club en los años 1990.

Ver a los viejos músicos de Buena Vista Social Club por las calles de Nueva York, admirados ante la marquesina del Carnegie Hall, despertó por ellos una ternura que convirtió el agradecimiento por traernos El cuarto de Tula o Veinte años, en otro jalón de la nostalgia para los exiliados que podían visitar La Gran Manzana tantas veces como su tiempo y bolsillo se lo permitiera.

Aunque muchos de los músicos de Buena Vista Social Club ya no están, la posibilidad de ver a los que están aun aquí y de disfrutar de un tema de los que se fueron, llevará a muchos en Miami hasta el Adrienne Arsht Center este sábado 5 de agosto.

Ibrahim Ferrer, que murió en agosto del 2005, cantará con su hijo, Ibrahim Ferrer, en un holograma, como uno de los momentos importantes del concierto de Buena Vista All Stars, un grupo de revival, que reúne algunas de las estrellas originales, y que, además, tiene detrás el encanto del disco ganador del Grammy y del club de Marianao donde empezó todo en los años 1940.

“Va a ser un concierto de olores, sabores y se va a utilizar la tecnología”, promete Ibrahim Ferrer hijo, sobre Una noche en La Habana, como se titula el espectáculo que traen a Miami.

Habrá guaracharas, boleros, sones, un poco de jazz y también nostalgia, para que el público recuerde, o imagine, las muchas Habanas, la del Alí Bar –el club donde cantaban Beny Moré y Orlando Contreras–, la del club Sherezada, en el edificio Focsa, la del cabaret Capri y el Tropicana, la del Salón Mambí y los jardines de la Tropical, templo de los bailadores.

Música desde el amanecer

Ibrahim Ferrer hijo, radicado en Argentina, recuerda una infancia feliz, en la que su madre empezaba el día escuchando en la radio al Beny, a Panchito Riset y Vicentico Valdés.

Era un mundo lleno de música, de los amigos de su padre, junto a sus cinco hermanos y con muchos dicharachos, porque a su madre y a su padre les encantaban.

“Mi papá tomaba un café todas las mañanas, y luego hacía gárgaras de aguardiente con ajo para calentar la garganta y no perder el matiz en la voz”, recuerda Ferrer.

Un día especial era el jueves, cuando su padre lo buscaba más temprano en la escuela y podían pasar tiempo juntos. Tampoco faltó un chancletazo o un cintazo en esa infancia feliz, porque eran fundamental los modales, aprender el respeto a los mayores, recuerda Ferrer.

“Mi padre decía que el compañero era familia, el vecino también, y un familiar, pues más familia todavía. Eso lo entendí bien cuando tuve hijos, y vi el objetivo de aprender las buenas costumbres para servir a la sociedad”, señala Ferrer.

Su padre siempre quiso que sus hermanos y él estudiaran primero una carrera y la música la tuvieran como hobby. Ibrahim le hizo caso, estudió una carrera naval y estuvo navegando casi tres décadas.

En 1997, de regreso de uno de sus viajes, le dijeron que fuera a buscar a su papá, que estaba pesado y no quería cantar. Pero cuando Ibrahim llegó a los estudios de la EGREM donde se grabó Buena Vista Social se lo encontró feliz, cantando sin parar, descargando con los amigos.

“Fue un cambio brutal”, dice Ferrer, indicando que su padre pasó de estar alicaído a una explosión de energía.

Ferrer hijo se sumó a las grabaciones, tocaba las claves y se fue entusiasmando para el cambio que venía en su vida. En el año 2000, a sus 40 años, decidió que iba a dedicarse a tiempo completo a la música.

Como el mismo Ibrahim Ferrer, que recibió el Latin Grammy como “mejor nuevo artista” cuando tenía 72 años, su hijo fue un late bloomer. Conoció entonces a una argentina, que se convirtió en su esposa en lo que él llama en broma un “secuestro express”, y después en su mánager.

Cuando llegó a Argentina, recuerda Ferrer Jr., la música cubana que se oía y bailaba era la timba, pero él quiso defender la música tradicional cubana, la de los Matamoros y la que revivió Buena Vista Social Club.

“Ya llevo 23 años cantando y viajando por el mundo”, dice Ferrer, que promete varias sorpresas para el espectáculo en Miami.

Habrá una canción de Los Zafiros, aunque no dice cuál, y será un homenaje al que fue director artístico del grupo, Manuel Galbán (fallecido en el 2011), que formó parte también de Buena Vista Social Club.

En esta suerte de “misa espiritual” que puede ser Una noche en La Habana, también es fuerte la presencia joven. Se escuchará el piano de Dayramir González, la voz de Danay Suárez y de la mexicana Elizabeth Meza, que pondrá el toque jazzeado. También estará presente la hija de Ferrer, Liz Ferrer.

“Le encanta el soul y el folk, pero a veces la obligo a cantar boleros”, dice Ferrer, que espera convocar a su otra hija para futuros shows, lo que garantiza una dinastía musical de los Ferrer.

Por último, si los visados llegan a tiempo, también estarán en el escenario dos miembros clave del Buena Vista Social, Juan de Marcos González (guitarra, voz y percusión) que fue a la vez el alma para organizar y unir a esos músicos, y Barbarito Torres (laúd), que dio el solo inolvidable de El cuarto de Tula.

Ferrer hijo, que también es compositor, se confiesa amante del bolero. “Siempre me piden sones, pero soy romántico, muelero”, concluye el hombre que dejó el mar por la música.

Buena Vista All Stars presenta Una noche en La Habana, 5 de agosto, 8 p.m., en Knight Concert Hall del Adrienne Arsht Center, 1300 Biscayne Blvd, Miami. Para adquirir tickest en línea, https://www.arshtcenter.org/tickets/2022-2023/buena-vista-all-stars/buena-vista-all-stars/