¿Cómo te hacen sentir los espacios públicos? La Universidad DePaul mide la equidad mediante el seguimiento de cómo las personas responden al diseño urbano

¿Cómo te hacen sentir los espacios públicos? La Universidad DePaul mide la equidad mediante el seguimiento de cómo las personas responden al diseño urbano

¿Puede un espacio público sentirse saludable y equitativo?

Los investigadores de la Universidad DePaul están analizando el entorno construido y los espacios públicos con la esperanza de responder esa pregunta con la ayuda de gafas de seguimiento ocular portátiles de alta tecnología. Con una cámara en la parte frontal de las lentes, las gafas graban hacia donde apunta su cabeza, rastrean el movimiento de los ojos y registran ubicaciones y frecuencia cardíaca.

Al rastrear cómo las personas miran su entorno y preguntar cómo se sienten mientras están en esas áreas, Kimberly Quinn, directora del departamento de psicología de DePaul, y Michelle Stuhlmacher, profesora asistente de geografía y sistemas de información geográfica, pretenden mostrar los efectos psicológicos de los espacios públicos y diseño urbano.

Durante los próximos tres años, se recopilarán datos sobre las emociones y reacciones de las personas a través de las gafas, una aplicación móvil y mapas GPS. También se recopilarán datos como las fluctuaciones en la frecuencia cardíaca de los participantes para aprender más sobre lo que sentían en el área.

Stuhlmacher dijo que la aplicación rastreará cómo los participantes se mueven por los espacios públicos y cómo se mueven en su vida diaria, al mismo tiempo que verificará cómo se sienten en función de su entorno. Si combinamos esa información con imágenes satelitales que nos dicen qué tan verde o qué tan construido es un espacio público con una variedad de participantes en diferentes zonas económicas, dice Stuhlmacher, podemos entender qué es lo que están experimentando cuando interactúan con los espacios públicos en su barrio, cerca de su lugar de trabajo o donde se recrean.

“Tenemos mucha información sobre los vecindarios de origen de las personas, pero no tenemos tanta comprensión de otros tipos de espacios verdes y espacios públicos con los que interactúan”, dijo Stuhlmacher. “No todo el mundo permanece en su zona censal de origen. Tendremos una idea mucho mejor de hacia dónde se dirigen y también de cómo les hace sentir”.

El proyecto, financiado con una subvención de 750,000 dólares de la Fundación Nacional de Ciencias, se llevará a cabo con grupos comunitarios e individuos en Chicago, incluida la neurocientífica ambiental Kimberly Meidenbauer de la Universidad Estatal de Washington, así como la psicóloga social Sophie Trawalter y la diseñadora de infraestructura Leidy Klotz, ambas de la Universidad de Virginia. Quinn y Stuhlmacher esperan que el proyecto conduzca al desarrollo de un protocolo que los arquitectos y urbanistas puedan utilizar para garantizar que los espacios sean agradables para todos los visitantes, independientemente de su sociodemografía.

Quinn dijo que, dado lo que sabemos sobre los beneficios para la salud de los espacios verdes en entornos urbanos y la brecha en la esperanza de vida de Chicago entre los residentes de los vecindarios del lado norte y del lado sur, espera que un proyecto como este traiga cambios cuando se trata de desarrollar espacios con equidad en mente.

“Las cuestiones de justicia ambiental, las disparidades en el acceso a los espacios verdes que se correlacionan con un nivel socioeconómico más bajo y diversas identidades... eso está bien documentado”, dijo Quinn. “Pero hay menos trabajo para lograrlo. Este proyecto tiene como objetivo tratar de profundizar esa comprensión agregando nueva información que, con suerte, será un poco más persuasiva para los gobiernos y los planificadores urbanos. Como: Esto es lo que le estás haciendo a la gente física y psicológicamente y esto es evidencia de lo que sucede exactamente cuando la gente está en estos espacios. Si podemos ver ciertas cosas en la forma en que las personas se mueven, miran y sienten en los espacios, con suerte tendremos un mayor impacto”.

Este trabajo documenta las propias experiencias de las personas con sus propias palabras, dijo Quinn. “¿Cuáles son las emociones que sientes y qué piensas sobre este espacio?”, dijo Quinn. “También haremos algunas entrevistas abiertas, recogeremos sus palabras y trataremos de ver qué temas estamos viendo en diferentes vecindarios, diferentes espacios y diferentes personas dentro de esos espacios”.

Stuhlmacher dijo que este proyecto podría producir resultados similares a la forma en que el Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, o LEED, se volvió común en la construcción y la edificación.

“Uno de los puntos principales del proyecto es traducirlo en algo que los responsables políticos puedan utilizar como criterio de diseño”, dijo Stuhlmacher. “Este proyecto, si entendemos qué hace que las personas se sientan bienvenidas en su vecindario, en los espacios públicos de su vecindario o incluso en los espacios públicos que no están en su vecindario, creo que puede contribuir en gran medida a mejorar esos espacios públicos y mejorar la equidad y el acceso”.

Quinn y Stuhlmacher quieren que la comunidad local se acerque a ellos para que formen parte de la investigación. El Paseo Community Gardens y Women for Green Spaces ya están conectados con la investigación. El equipo busca adultos de diversas edades, géneros y grupos raciales y étnicos para una amplia representación. A medida que el trabajo lo confirma, Quinn dijo que quiere identificar otras características que también puedan ser buenas para el bienestar, el sentido de comunidad y de pertenencia de las personas.

Al llevar la parte emocional al espacio geográfico y cuantificar el aspecto ambiental en psicología, el dúo dijo que los beneficios resultarán impactantes para ambos campos de estudio. Con todos los datos que se recopilarán, dijo Quinn, que lo más probable es que el equipo los analice durante aproximadamente una década. Pero al final, dijo que intentarán producir una especie de resumen ejecutivo que la gente pueda llevar consigo mientras intenta defender la necesidad de más arte o más espacios verdes en sus vecindarios.

“Puedes tener un espacio verde cerca y sentirte completamente incómodo en él y, por lo tanto, nunca usarlo”, dijo Stuhlmacher. “La esperanza es que este proyecto brinde una comprensión más sólida de lo que hace que las personas se sientan bienvenidas en sus espacios públicos, para que puedan ser utilizados y recibir esos beneficios. Vincular muchas de estas piezas con el objetivo explícito de cómo podemos hacer que los espacios públicos sean más acogedores para una amplia variedad de residentes urbanos es algo nuevo para la geografía y, con suerte, para muchas otras disciplinas”.

Para ser parte del estudio, comuníquese con los investigadores en bitly.ws/34r3M.

Este texto fue traducido por Leticia Espinosa/TCA