Fin del Título 42: desesperación, frustración y detenciones en la frontera entre México y Estados Unidos tras el cambio en la política migratoria

Soldados de la Guardia Nacional de Texas bloquean la entrada para que más migrantes ingresen a un campamento improvisado cerca de la valla fronteriza entre Estados Unidos y México el 11 de mayo de 2023 en El Paso, Texas
Soldados de la Guardia Nacional de Texas bloquean la entrada para que más migrantes ingresen a un campamento improvisado cerca de la valla fronteriza entre Estados Unidos y México el 11 de mayo de 2023 en El Paso, Texas - Créditos: @JOHN MOORE

CIUDAD JUÁREZ.- El cambio de política migratoria de Estados Unidos, en medio de una oleada de migrantes llegada en su inmensa mayoría desde América Latina y el Caribe, es un hecho tras la extinción anoche del controvertido Título 42, impuesto por la administración de Donald Trump a partir de la pandemia.

Una nueva era marcada por el regreso del Titulo 8, aún más duro que el anterior, comenzó con miles de detenciones, ingresos y expulsiones. Y seguirá con más: Washington cree que al menos 60.000 migrantes se van a entregar en las próximas horas de una u otra forma a las autoridades para ser procesados y que éstas decidan su destino. No hubo avalanchas masivas, pero la marea sigue y la presión desde el sur no cede.

“No hemos llegado a tiempo. Veníamos con la esperanza de entrar legalmente a Estados Unidos, pero el presidente ha mandado a muchas tropas aquí. Queríamos pasar pero han cerrado las puertas y el paso. Es lamentable”, dice el agricultor Apolinario Morán Escalante, de 32 años, quien llegó a la frontera a media tarde del jueves a bordo de la Bestia, el temido tren que cruza México de sur a norte.

Migrantes esperan de noche a lo largo del muro fronterizo para entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE. UU. para el procesamiento de solicitudes de asilo e inmigración antes de que expire el Título 42 al cruzar el río Grande desde Ciudad Juárez (TOP) hacia Estados Unidos en la frontera entre Estados Unidos y México en El Paso

Morán miraba cómo al otro lado del Río Bravo, junto al gigantesco muro, varios cientos de migrantes, en su mayoría venezolanos, eran procesados a última hora por las autoridades estadounidenses. Ni se le ocurre saltar la barrera metálica de espinas, porque también está desplegada una legión de agentes mexicanos, a los que no se suele ver en esta franja fronteriza.

En total, más de 2500 ingresos y detenciones en 48 horas. Y también expulsiones fulminantes, como la del mototaxista venezolano Melvys Laguna, de 30 años, desconsolado tras fracasar después de dos intentos. Con otros compañeros del estado costero de Falcón estuvieron refugiados en una iglesia de la texana El Paso, incluso a varios de ellos los agarraron cuando ya iban camino de Denver en colectivo. “Lloré ayer y sigo llorando hoy, viendo cómo pude pasar al otro lado por un hueco, pero hace unas horas me devolvieron. Salí de mi país hace dos meses, no por la fantasía americana, sino para darle un hogar a mis seis hijos”, se explica Laguna, emocionado y con mucha dignidad.

Inmigrantes que buscan asilo, esperan para abordar un autobús a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., después de cruzar a Arizona desde México, el 11 de mayo de 2023 en Yuma, Arizona
Inmigrantes que buscan asilo, esperan para abordar un autobús a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., después de cruzar a Arizona desde México, el 11 de mayo de 2023 en Yuma, Arizona - Créditos: @MARIO TAMA

Tan golpeado se sentía Laguna al pie del río Bravo que reconoce que su fe se resquebrajó. “He dudado de Dios, soy buena persona y siempre había confiado en él. Hasta ahora… Pero gracias a la ayuda de mi madre me he convencido de que tendré más oportunidades en mi camino”, expresa el mototaxista.

La nueva realidad

Con la entrada en vigor del Título 8, las deportaciones sustituirán a las expulsiones, con penalizaciones de hasta cinco años para los reincidentes, incluso con procedimientos penales contra ellos. Uno de los acuerdos entre Estados Unidos y México también contempla que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador deportará todos los días a sus países (o lo más cerca posible) a mil migrantes de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua. Una cuarta parte, 250 emigrantes, serán enviados desde Ciudad Juárez.

La concesión de asilo también se ha dificultado, ya que quienes intenten entrar ilegalmente serán desechados, al no haber recurrido a los centros de tramitación que se van a instalar en la región, comenzando por Colombia y Guatemala. La otra opción es la App CBP One, hasta ahora un auténtico dolor de cabeza para los emigrantes, por sus desconexiones y fallas, pero que desde hoy concederán mil citas diarias. Quienes consiguen fecha y hora para una cita serán evaluados por agentes fronterizos, pero expertos temen que se mantengan cifras muy bajas de concesión del asilo.

Familias migrantes intentan llegar a los Estados Unidos a través del Río Grande desde Matamoros, estado de Tamaulipas, México, el 11 de mayo de 2023
Familias migrantes intentan llegar a los Estados Unidos a través del Río Grande desde Matamoros, estado de Tamaulipas, México, el 11 de mayo de 2023 - Créditos: @ALFREDO ESTRELLA

“Estamos implementando consecuencias más duras para las entradas ilegales”, insistió ayer Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien ha llevado la voz cantante de la administración Biden en el actual proceso. Suya es la frase “la frontera ni está abierta ni se abrirá”.

La apuesta de Estados Unidos, ahora que está extinguido el Título 42, es por una inmigración “segura y ordenada”, para lo que cuentan con países aliados como Canadá y España, que han mostrado su disposición a acoger a los migrantes evaluados positivamente en los centros de tratamiento de la región, todavía por instalar.

Desde que Donald Trump impuso el Título 42, que permitía las expulsiones por motivos sanitarios por la pandemia del Covid-19, Estados Unidos expulsó a 2,8 millones de migrantes, la mayoría mexicanos (1,7 millones), desplazados en su mayoría de Guerrero y de Michoacán “por la situación de violencia y la cooptación del Estado por el crimen organizado”, explicó a LA NACION el experto Emilio Alfredo López, doctor en Estudios de Emigración por la Universidad de Texas.

La segunda nacionalidad más perseguida fue la guatemalteca, con casi 400.000 expulsados.