Un suburbio de Miami invadido hará un recorte de pavorreales (y no les cortará precisamente las plumas)

Un suburbio de Miami invadido hará un recorte de pavorreales (y no les cortará precisamente las plumas)
Un suburbio de Miami invadido hará un recorte de pavorreales (y no les cortará precisamente las plumas)

PINECREST, Florida — La teoría prevaleciente para explicar por qué los pavorreales se instalaron en el suburbio de Pinecrest es que, al igual que muchos otros lugareños, fueron en busca de una mejor inversión inmobiliaria.

Un elemento común desde hace tiempo en el ambiente bohemio del cercano barrio Coconut Grove en Miami, las aves no nativas del área comenzaron a mudarse más al sur en años recientes. Las autoridades locales creen que se debe a que las antiguas casas de Grove se han convertido en inmensas casas modernas y le robaron al área parte de su abundante dosel arbóreo. En el adinerado poblado de Pinecrest, los pavorreales encontraron lotes más amplios y con suficiente vegetación que les gustan más.

Por desgracia, a los nuevos vecinos humanos no les gustó tanto que llegaran las aves. Los pavorreales han dañado el techo de varias mansiones, picoteado la pintura de autos de lujo y defecado en los arreglados accesos para los autos. Sus agudos graznidos (“aa-AAH! aa-AAH”) por lo regular despiertan a los residentes antes del amanecer.

Un pavorreal macho en Florida, en agosto de 2023. (Alfonso Duran/The New York Times)
Un pavorreal macho en Florida, en agosto de 2023. (Alfonso Duran/The New York Times)

Así que Pinecrest ideó un novedoso plan: la vasectomía de pavorreales.

La idea es que si se le hace la vasectomía a un pavorreal macho, ya no podrá fertilizar los huevos de las hembras de su harén.

“Los pavorreales son polígamos genuinos”, explicó Don J. Harris, el veterinario contratado por Pinecrest para encargarse del procedimiento. “Por cada macho que capturemos, quizá logremos impedir que siete hembras se reproduzcan. El beneficio será exponencial”.

Pavorreales hembras en Pinecrest, Florida, el 3 de agosto de 2023. (Alfonso Duran/The New York Times)
Pavorreales hembras en Pinecrest, Florida, el 3 de agosto de 2023. (Alfonso Duran/The New York Times)

Nadie sabe si el programa piloto de Pinecrest funcionará o qué tan bien. Pero en la calurosa zona del sur de Florida, donde a la gente no le queda más remedio que coexistir con la fauna salvaje, ya sea nativa (lagartos, tiburones) o invasiva (pitones, iguanas), es una nueva opción para intentar lidiar con un viejo problema.

“Claro que no me gustaría matarlos… Ni Dios lo quiera”, comentó Gerald Greenberg, quien tiene un roble en el jardín del frente de su casa en el que viven siete pavorreales. Pero, añadió, “tenemos que hacer algo”.

Florida es un caso aparte, según explicó Ron Magill, director de comunicaciones de Zoo Miami, porque prácticamente en el resto del país el invierno mata a la mayoría de las especies exóticas.

“Cuando esos animales se instalan aquí, en el sur de Florida, es como si entraran al Club Med”, dijo. “Es el paraíso”.

Pavorreales iridiscentes han deambulado por algunos de los barrios del área metropolitana de Miami desde hace décadas sin que se haya llegado a ningún consenso sobre las medidas que se deben adoptar al respecto. Sus defensores los consideran majestuosos y hermosos. Sus críticos los ven como una molestia constante.

En 2001, cuando la población de pavorreales era mucho menor, el condado de Miami-Dade declaró ilícito matarlos o capturarlos, con la excepción de que los residentes podían retirarlos de su casa sin causarles daño. Muchos municipios, incluido Miami, son santuarios.

Así que todos estos años, cuando los vecinos se quejaban de que los pavorreales los estaban volviendo locos, las autoridades locales defendían a las aves. Después de todo, Miami es una ciudad en la que se ven gallinas y gallos por algunas calles, y desde la pandemia de coronavirus han proliferado en las inmediaciones del tribunal federal y otros edificios del centro.

Pero el año pasado, cuando más comunidades comenzaron a quejarse de los destrozos causados por los pavorreales en su casa, una comisión del condado decidió, por votación dividida, permitir que las autoridades municipales presentaran “planes de mitigación de pavorreales”. Pinecrest, que tiene una población aproximada de 18.000 habitantes, fue el primer poblado en hacerlo con su plan de vasectomía, que fue autorizado por los comisionados del condado el mes pasado.

Pavorrreales
Pavorrreales

La oficina de Raquel Regalado, comisionada a cargo del distrito que incluye Pinecrest, convino en invertir alrededor de 15.000 dólares en equipo veterinario para realizar las vasectomías. Pinecrest asignó un presupuesto de 7500 dólares mensuales a la implementación del plan.

Las vasectomías les permitirán a los pavorreales comportarse como machos dominantes, desplegar su impresionante plumaje y tener su harén, aunque ya no puedan fertilizar huevos. El problema es que capturar a los pavorreales, que tienen picos y garras filosos, no es nada fácil. Además, si bien las vasectomías aviarias endoscópicas (en que se corta el conducto deferente) son menos complicadas que la castración (en la que se retiran los testículos), la cirugía no deja de ser cirugía.

Jim Wellehan, profesor de Medicina Zoológica en la Universidad de Florida, recuerda haber realizado gonadectomías endoscópicas en una institución zoológica hace varios años para controlar la población de patos de collar o ánade real. “Al principio, hubo muchos problemas y fue difícil”, relató. “Pero después de un tiempo, hicimos los ajustes adecuados”.

“Para ser honestos, es difícil justificar el gasto de los programas de captura y liberación”, señaló. Pero por lo regular, la gente no está dispuesta a sacrificar a los animales.

Este año, el sacrificio de unos agresivos patos criollos en Palmetto Bay, al sur de Pinecrest, causó tal indignación que algunos residentes organizaron una vigilia para los difuntos.

No ha habido ningún despliegue afectivo similar para los pavorreales de Pinecrest, aunque Shannon del Prado, quien propuso el programa en el ayuntamiento, indicó que algunas personas escribieron para pedir que dejen en paz a las aves.

Comentó que alguien le dijo: “‘Intentan erradicar a los pavorreales’. Pero lo cierto es que no es así. Tengo una gata rescatada, pero está esterilizada".

Otros reaccionaron como David O. Markus, residente de Pinecrest desde hace tiempo, que considera a los pavorreales una “plaga”. Un pavorreal atacó su auto Tesla y lo dejó rayado (se cree que los machos ven su reflejo en la pintura y, por error, creen que se trata de un rival, por lo que atacan con el pico).

Greenberg, quien es abogado, contó que algunas veces durante una llamada por Zoom, se había escuchado el graznido chillante de un pavorreal.

“La gente de otras partes del país hacen una pausa en la conversación para preguntarme qué es ese ruido”, aseveró. “Entonces, les explico que, igual que ellos tienen palomas, nosotros tenemos pavorreales”.

c.2023 The New York Times Company

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