Sube la temperatura del enfrentamiento entre Hillary Clinton y Bernie Sanders

Mientras la contienda por la candidatura presidencial de Partido Demócrata cobra repentino fuego, un tema ha sido usado especialmente para alimentar la caldera de la tensión entre los precandidatos Hillary Clinton y Bernie Sanders.

Se trata del flujo de contribuciones económicas de personas vinculadas a la industria del petróleo y los hidrocarburos que ha recibido la campaña de Clinton, aunque eso sea solo una parte de la historia.

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Mientras la contienda en las primarias arrecia, Clinton y Sanders han chocado sobre el apoyo de la industria de combustibles fósiles a las campañas. (CBS)

Aunque el tema lleva tiempo en la discusión pública, cobró especial notoriedad la semana pasada cuando Clinton fue captada en video diciendo a una activista medioambiental al final de un evento de campaña en Nueva York que “estaba asqueada de las mentiras de la campaña de Sanders sobre mí”. Antes, ella había clarificado que sí ha recibido dinero de “personas que trabajan en compañías del sector de los combustibles fósiles”.

La airada respuesta y la alusión a la náusea fueron ampliamente difundidas en los medios, pero el asunto es en realidad más frío y concreto que visceral. Para empezar, como señaló Politico, no se trataba de la primera vez que Clinton era señalada por recibir dinero de la industria petrolera, del gas o del carbón, algo que es visto como impropio en un partido que tiene entre sus principales temas la lucha contra el cambio climático y la promoción de las energías limpias.

Y aunque no hay en realidad nada ilegal o prohibido en el hecho de que una campaña reciba dinero de individuos que laboran en ese sector, siempre que se respeten los topes de ley y no sean fondos de las propias empresas, para amplios sectores del electorado progresista, y en específico los jóvenes, la asociación de un candidato con empresas contaminantes como las de los hidrocarburos implica una suerte de mancha para ese político, muy difícil de lavar como la del petróleo vertido en playas afectadas por derrames.

Pero Sanders no se iba a quedar callado luego de los ascos de su rival. Como relató la televisora NBC, él dijo que Clinton le debe una disculpa, pues su campaña ha dicho la verdad. “Clinton ha dependido fuertemente en fondos de lobbyistas que trabajan en la industria del petróleo, el gas y el carbón”, dijo Sanders y clamó que el SuperPAC (grupos de acción política) que apoya a Clinton y la campaña de la candidata han recibido “más de 4.5 millones de dólares de la industria de los combustibles fósiles”.

Cabe señalar que, aunque se ha criticado la cercanía o distancia de un SuperPAC a un candidato, en lo jurídico se trata de entes diferentes y no habría un límite legal específico en el monto o la procedencia que un SuperPAC puede recaudar, incluso directamente de corporaciones, siempre que los fondos sean de origen lícito y su recolección, administración y gasto se haga independiente de la campaña del candidato.

La respuesta molesta de Hillary Clinton sobre el tema de las aportaciones de campaña de la industria de los combustibles fósiles y la campaña de Sanders.

¿Quién miente o dice la verdad? En realidad hay un poco para cada uno de los candidatos.

Según relata el periódico The Washington Post, que cita datos del Center for Responsive Politics (una organización que rastrea y cuantifica las aportaciones a candidatos y campañas políticas), Clinton habría recibido 308,000 dólares de personas relacionadas a la industria del petróleo y el gas, y Sanders habría recibido 54,000. Cantidades en realidad muy reducidas si se comparan con el total de la recaudación general de ambas campañas.

Y si se añade las aportaciones a Super PACs, la cifra –de acuerdo a la campaña de Sanders y a GreenPeace– sube hasta 4.5 millones en apoyo a la candidatura de Clinton. Pero, incluso si ese fuese el monto real, solo sería un 2% de todo el dinero recaudado por la campaña de Clinton y grupos externos que la apoyan, por lo que aunque haberse beneficiado de ese monto sería reprochable desde la perspectiva ambientalista, el dicho de que Clinton haya “dependido fuertemente” de esa industria sería una exageración.

Que eso dé asco o deba suscitar una disculpa es harina de otro costal. Y Sanders ha dicho, con tono provocador, que en realidad serán los votantes quien decidirán sobre esa controversia, como indicó CNN.

Clinton, por su parte, dijo a veces sentir pena por “los jóvenes que creen eso”, en alusión a los señalamientos de Sanders sobre los dineros provenientes de la industria de hidrocarburos, como comentó The Hill.

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Un pozo de extracción de hidrocarburos en Oklahoma. Las industrias del petóleo, el gas y el carbón han sido criticadas por contaminantes. (Reuters)

Sea como sea, la anécdota del dinero vinculado a industrias de energías contaminantes está inscrito en un fenómeno más amplio e importante: Sanders está recuperando terreno luego de que muchos habían dicho que ya no tenía esperanza, y tras ganar al hilo y con amplitud las cinco más recientes contiendas en Idaho, Utah, Alaska, Hawaii y el estado de Washington, los nervios han estallado en ambos cuarteles de campaña.

En el de Clinton porque el fantasma de perder la candidatura no se despeja, y podría tener que esperar hasta junio para dilucidarse, y en el de Sanders por capitalizar al máximo sus recientes triunfos para apalancar su posición en elecciones más relevantes.

Y aunque Clinton tiene una ventaja importante en Nueva York y California, si Sanders logra minar a su rival las cosas podrían cambiar y colocar al proceso demócrata en una situación de competitividad hasta el final. Todo con el añadido de que la plataforma más progresista de Sanders en ciertos aspectos, que ha resultado muy atractiva para millones, tendría más peso e influencia en la definición del ideario y la oferta de quien sea el candidato demócrata mientras más tiempo dure Sanders en contienda, algo que ciertamente ya es un logro inmenso en un proceso electoral estadounidense para quien se ha denominado “socialista”.

Que Sanders se alce al final con la candidatura parece, hasta el momento, poco probable, aunque posible. Y Clinton presumiblemente desearía que esa definición se diera ya a su favor, lo que aún es el escenario más factible, pero no el único, para poder concentrase en la contienda general y no tener que llevar la decisión hasta junio, cuando se dan dos primarias de peso en California y New Jersey o, peor aún, hasta la convención de julio.

Esa pesadilla probablemente quisiera que quedara reservada para los republicanos, quienes por cierto reciben muchas veces más dinero de la industria de los combustibles fósiles que los demócratas.

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