Starmer entra en acción: ¿cumplirá con los retos de la salud, la inmigración y el sistema penitenciario?
La rapidez del traslado de poderes en Reino Unido siempre llama la atención en el escenario mundial. El jueves 4 de julio estaba Rishi Sunak en el Gobierno; ahora está Keir Starmer. Y el nuevo primer ministro ya convocó el viernes 5 de julio a sus nuevos ministros al número 10 de Downing Street.
Algunos sonrieron al recibir su nombramiento, otros parecían muy nerviosos. El sábado 6 celebraron la primera reunión del gabinete para poner en marcha su programa electoral.
Los resultados de las recientes elecciones en Reino Unido demuestran que el público pone una gran esperanza en este cambio. ¿Pero cuáles son los retos y cómo los va a afrontar?
Los desafíos de Starmer son considerables. En su primera reunión con el nuevo gabinete de ministros mencionó varios. Aquí nos detendremos en algunos de estos retos que propone afrontar de forma inmediata y en otros que le pueden causar problemas a medio plazo.
Sistema Nacional de Salud
Un tema prioritario es el sistema de salud (NHS). En otra época era un sistema pionero que sirvió de modelo para muchos países. De hecho, para algunos británicos la salud pública constituye el símbolo del estado de bienestar. Pero desde hace unos años tiene problemas cada vez más graves, desde la falta de personal cualificado –en parte exacerbada por el Brexit– hasta la pandemia de obesidad, que genera más necesidad de servicios sanitarios precisamente en las zonas más pobres del país.
Otro reto es el control de la inmigración, que irónicamente parece haber subido muchísimo desde el Brexit.
Keir Starmer ha empezado por desechar la opción dramática de enviar a Ruanda a personas que han entrado en Reino Unido ilegalmente. Pero no está claro qué es lo que va a ofrecer al millón (estimación prudente) de personas en situación de ilegalidad actualmente. Eso de “suprimir las bandas criminales que traen a personas sin permiso” suena bien, pero no será fácil ponerlo en práctica.
El hacinamiento de las prisiones
En tercer lugar, un objetivo que tiene mucha importancia personal para este fiscal de derechos humanos con mucha experiencia en el mundo de lo penal es el estado de las prisiones, sobre todo el hacinamiento y la falta de formación para la gran cantidad de presos jóvenes.
Starmer está personalmente convencido de que están siendo encarcelados demasiados jóvenes, cosa que muchas veces les encamina a una trayectoria criminal con consecuencias trágicas para ellos y sus familias.
En Reino Unido la confianza en los políticos ha sufrido mucho en los últimos años, con las “fiestas covid” de Boris Johnson y el mandato desastroso de 44 días de Liz Truss, que causó una pérdida para el país de 30 000 millones de libras. Rishi Sunak poco ha podido hacer para rescatar la reputación de su partido.
Starmer parece ser el hombre del momento: serio, paciente y trabajador. Le podría ir bien. Pero también tendrá que lidiar con una nueva oposición, no solo lo que queda del partido conservador, que se repondrá rápidamente, y los nacionalistas de varios tipos con sus reclamaciones diversas, sino también con el veterano brexiteer y tiktoker Nigel Farage.
Con su nuevo partido Reform UK, Farage sabrá hacer mucho ruido mediático y captar a un sector importante de la población que se siente defraudado por los efectos de la globalización y, precisamente, por la inmigración y las políticas sociales que promueven los laboristas.
Diputados sin experiencia, pero ministros con ella
Y si eso no fuera suficiente, Starmer afronta otra dificultad. Cuenta con muchos diputados (412 de los 650 que conforman la Cámara de los Comunes), pero a la gran mayoría les falta experiencia –el más joven tiene solo 22 años– y casi ninguno ha formado antes parte del gobierno.
Pero Starmer ha empezado fichando unos ministros con experiencia de la época de Gordon Brown con el sistema del nombramiento exprés a la Cámara de los Lores. Después de la primera reunión del gabinete, el nuevo primer ministro parecía relajado y cordial.
Quizá sea un fiscal sin carisma, como piensan algunos, pero para muchos británicos eso es mejor que la montaña rusa de los años del Brexit y el circo de Boris Johnson.
Solo el tiempo nos dirá si tiene las cualidades necesarias para resolver los problemas que le esperan y cumplir las esperanzas de su electorado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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Ruth Breeze no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.