Soy un luchador, como me criaron mis padres cubanos. Pelotero de Hialeah reencuentra su camino en el Caribe

Juan Carlos Escarra pensó por un momento que había tocado fondo.

Los Orioles de Baltimore le habían dicho adiós en el 2022 y después de contemplar sus pocas opciones, no le quedó otro remedio que irse a jugar pelota de liga independiente que, generalmente, es como un cementerio de para aquellos con ilusiones de jugar en las Mayores.

Como si fuera poco, Escarra siguió su periplo alejado de la mejor pelota del mundo cuando debió tomar otros rumbos en circuitos de verano e invierno de México y Puerto Rico para ver si encontraba alguna vitrina de regreso a la pelota organizada de los Estados Unidos.

Cualquier otro se hubiera rendido y por algún momento el muchacho nacido en Hialeah tuvo en su pensamiento el alejarse del béisbol por completo, pero luego de pensarlo dos veces se dijo a sí mismo que iría hasta el fin del mundo para no abandonar su sueño.

“Yo he luchado mucho estos dos últimos años’’, comentó Escarra, quien alguna vez vistió el uniforme de la Universidad Internacional de la Florida.

“A mí dejaron libre los Orioles en el 2022. Pasé dos veces por liga independiente, dos veces por la liga invernal de México. Soy un luchador, como me criaron mis padres que vinieron de Cuba’’.

Pero en el 2024 Escarra comenzó a recoger el fruto de todos esos esfuerzos al ser elegido como refuerzo por los Criollos de Caguas para disputar la Serie del Caribe en Miami y recibir un contrato de Ligas Menores con invitación al campamento de primavera de los Yankees de Nueva York.

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En el torneo que tiene lugar en la Capital del Sol, Escarra ha demostrado su valía defendiendo la primera base de Puerto Rico, aunque listo para calzar los arreos en la receptoría que es la posición donde más se ha desempeñado desde sus días de jugador universitario.

“Por un momento dije que lo iba a dejar todo y que me iba a buscar un trabajo para mantener a mi familia’’, agregó Escarra, a quien apodan el Cañón de Hialeah por haber nacido en esa ciudad hace 28 años y todos conocen como JC.

“Dije que no. Que este había sido mi sueño desde los cuatro años. Sabía que si no continuaba lo iba a lamentar por el resto de mi vida. Oré mucho y mira lo que Dios me dio’’.

Ahora, con toda esa experiencia acumulada en otras pelotas del mundo, Escarra confía llegar a los Yankees con una mentalidad fortalecida, con mejores herramientas de juego y la convicción de que todo ha quedado atrás, además de haber aprendido secretos con uno de los mejores catchers de todos los tiempos: su actual manager Yadiel Molina.

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Escarra ha tratado de absorber en lo posible la más mínima enseñanza de un hombre que ha ganado múltiples veces la Serie Mundial con los Cardenales de San Luis y que se ha convertido en una referencia para todos los que se desempeñan detrás del plato, especialmente los latinos.

“Mi relación con Yadiel es muy buena’’, acentuó el cubanoamericano.

“Me ha visto trabajar la liga entera en Puerto Rico. Fui con él para República Dominicana al Juego de Estrellas y es cómico, porque él me dijo que me iba a llevar para San Luis, pero los Yankees se le adelantaron’’.

Por otra parte, esta Serie del Caribe resulta especial por tener vida en Miami y en la casa de los Marlins, el equipo que Escarra creció adorando y con el cual soñaba jugar en algún momento de su carrera, algo que por ahora no se ve en el horizonte.

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“Iba mucho al otro estadio que por entonces se llamaba Pro Player y al cual iba mucho con mi familia’’, recordó Escarra.

“La organización de los Marlins...este es mi equipo de por vida porque yo soy de Hialeah. Realmente es un sueño jugar aquí’’.