Sospechas de fraude ante los “10 millones de votos” del “referéndum patriótico” de Nicolás Maduro
CARACAS.- La revolución bolivariana se ha atribuido una victoria sin credibilidad alguna precisamente cuando ya no cuenta con apoyo popular y cuando Nicolás Maduro está decidido a permanecer en el poder hasta el 2030. El “presidente pueblo” convocó un referéndum sobre el Esequibo, territorio en disputa con la vecina Guyana, para despertar el fervor patriótico y fortalecerse de cara a las presidenciales del año que viene. El efecto conseguido es todo lo contrario, incluidas las sospechas de fraude en unos resultados increíbles.
“Una evidente y abrumadora victoria del sí. La extraordinaria participación sin precedentes de los electores, con una participación importantísima de 10.431.907 venezolanos. Para que no quede duda y malas interpretaciones”, aseguró hoy ante su jefe político un balbuceante Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) y antiguo contralor de la República, uno de los funcionarios más fieles a Maduro y que ha perseguido con saña a los dirigentes opositores. Amoroso es el responsable de la inhabilitación ilegal e inconstitucional de la líder opositora, María Corina Machado.
De esta forma, el árbitro electoral se desdijo a sí mismo, porque en la noche del domingo aseguró que se trataba de 10,5 millones de votos, lo que supondría 2,1 millones de votantes, ya que en la consulta se respondía a cinco preguntas sobre el Esequibo. También lo hizo con la vicepresidenta Delcy Rodríguez (“Con más de 10 millones de votos, Venezuela ejerce su soberanía y le dice al mundo que el Esequibo nos pertenece”), con los dirigentes revolucionarios y con la propaganda gubernamental, que jugaron con una calculada ambigüedad ante la evidencia de lo vivido en las horas previas.
El experto electoral Jesús Castellanos, uno de los más prestigiosos del país, sacó a relucir los pasos en falso de la operación electoral. “Hora después y sin ningún soporte, ya sean actas, boletines o publicación de resultados, el CNE informa que eran votantes y no votos, cuando esa primera información era congruente con lo ocurrido. El CNE pasó la línea roja en su primera actuación, sin ningún tipo de reparo ni cuidado de las formas. Estamos sin duda ante el mayor fraude de la revolución. Y no sólo por la manipulación de resultados”, confirmó a LA NACION quien durante semanas ha denunciado una campaña electoral “abiertamente asimétrica a favor del sí, con uso de recursos públicos a favor de una parcialidad del referendo”.
La reconstrucción realizada por el analista Félix Seijas, al frente de Delphos, constató los números imposibles del gobierno: “La participación que ha anunciado el CNE equivale a un promedio de un votante cada dos minutos”. Todo el tiempo en todas las mesas disponibles. Y como en la actual Venezuela sólo hay siete millones de hogares, significaría que de cada uno de ellos habría votado 1,5 personas.
Pese a las evidencias, Maduro no se ahorró un gramo de épica. “El pueblo ha hablado claro y alto. ¡Que la minoría de ultraderecha se quede sola!”, se congratuló tras atacar a medios internacionales por sus informaciones sobre el referéndum. Muy parecido opinó el diputado colaboracionista José Brito, que se dice opositor, al valorar las imposibles cifras oficiales: “Cuestionar los resultados no es ir contra Maduro, es ir contra el país”.
La soledad del chavismo se adivinó en las calles semivacías, sin colas en los colegios electorales, sin ningún entusiasmo popular y con llamados y presiones desesperadas de última hora para que los beneficiarios de ayuda social y los trabajadores públicos acudieran a unas urnas que se mantuvieron abiertas hasta cinco horas más de lo establecido, como aseguró el “hijo de Chávez”.
Ciudadanos, activistas, opositores y periodistas independientes certificaron con cientos de documentos gráficos el desinterés de un país hastiado. Algunas situaciones parecían más bien extraídas del Tik Tok más humorístico, como las filas falsas que se repetían una y otra vez con las mismas personas para engrosar las “pruebas” oficialistas de un país entregado a la causa.
“Con el anuncio de estos poco creíbles resultados, Maduro no pudo lograr la legitimación de su gobierno”, disparó el exmilitar Hebert García Plaza, exministro chavista.
Con el anuncio de estos poco creíbles resultados. @NicolasMaduro ni pudo lograr una legitimación de su gobierno. Sin embargo, ha logrado ilegitimar e inhabilitar a los miembros del CNE actual. Por lo cual, el tema del CNE debe ser un punto no negociable, en una futura elección. https://t.co/rEDSB0tkvc
— Hebert García Plaza (@HJGarciaPlaza) December 4, 2023
Y todo ello en comparación con las primarias opositoras, “que sí movilizaron, un hecho público, notorio y documentado por la propia ciudadanía y que generó un ambiente de fiesta electoral”, aireó Castellanos. En octubre, 2,5 millones de personas votaron en unas primarias autosugestionadas, plagadas de obstáculos oficialistas.
La propia historia revolucionaria confirma el esperpéntico maquillaje aplicado por la maquinaría gubernamental. En los mejores tiempos de Hugo Chávez, las presidenciales de 2012, el “comandante supremo” sumó en las urnas 8 millones de votos. Un año más tarde, Maduro alcanzó 7,5 millones de apoyos, que se redujeron a 6,2 millones en 2018, en unas elecciones ya adulteradas.
Ese Chávez que todavía llegaba al pueblo gracias a su carisma acuñó una frase, “¡Diez millones por el buche!”, con la que se impuso una meta jamás alcanzada. Años después, con una diáspora de más de 8 millones de personas que también ha enflaquecido el censo electoral, el CNE ha lanzado una bomba política sin ninguna credibilidad, dispuesto a asumir el costo de su mentira manifiesta.
Ya en las elecciones a la Asamblea Constituyente de 2017 el chavismo rompió su récord en las artimañas electorales: más de un millón de votos de relleno en las urnas, como denunció la compañía informática Smartmatic.
“Todos sabemos lo que pasó ayer: el pueblo suspendió un evento inútil y dañino a los intereses de Venezuela, porque la soberanía se ejerce, no se consulta. Adora debemos presentar una defensa impecable de nuestros derechos en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con el concurso de nuestros mejores especialistas y demostrar que el Esequibo es de Venezuela”, destacó Machado, que había apostado por la suspensión del referéndum.
Su postura no fue seguida por partidos y dirigentes tradicionales, que apostaron por depositar su voto. Los socialdemócratas Un Nuevo Tiempo (UNT) y Acción Democrática (AD) llamaron a las urnas, mientras dirigentes de la importancia de Henrique Capriles, Manuel Rosales, Henry Ramos Allup y Stalin González apoyaron con su voto el referéndum de Maduro. Voluntad Popular (VP), partido del exprisionero político Leopoldo López y del expresidente encargado, Juan Guaidó, sí reclamó claramente a sus seguidores que no participaran.
“Daría risa si no fuera una burla a los ciudadanos”, sentenció VP en un comunicado.