Un sorpresivo acuerdo sería la acción climática más ambiciosa emprendida por Estados Unidos

Turbinas eólicas entre campos de maíz en las afueras de Blairsburg, Iowa, el 30 de septiembre de 2014. (Luke Sharrett/The New York Times).
Turbinas eólicas entre campos de maíz en las afueras de Blairsburg, Iowa, el 30 de septiembre de 2014. (Luke Sharrett/The New York Times).

WASHINGTON — El paquete climático y fiscal de 369.000 millones de dólares forjado en un acuerdo sorpresa por los demócratas del Senado sería la acción más ambiciosa que haya emprendido Estados Unidos para intentar evitar que el planeta se sobrecaliente a niveles catastróficos.

El acuerdo, que los demócratas del Senado anunciaron el miércoles 27 de julio por la noche y que esperan aprobar la próxima semana, sorprendió incluso a algunos de los que habían estado involucrados en las agonizantes negociaciones sobre la legislación climática durante el año pasado. El anuncio de un acuerdo, en un momento en que muchos activistas habían perdido la esperanza, restableció casi de inmediato el papel de Estados Unidos en el esfuerzo global para combatir el cambio climático.

El anuncio lo realizó el senador Joe Manchin (demócrata por Virginia Occidental), el reticente que fue vilipendiado por los ambientalistas y algunos de sus propios colegas luego de afirmar este mes que no podía apoyar un proyecto de ley sobre el clima debido a preocupaciones por la inflación.

“Por un amplio margen, esta será la mayor legislación a favor del clima jamás aprobada por el Congreso”, aseguró el senador Chuck Schumer (demócrata por Nueva York), líder de la mayoría del Senado, al anunciar el acuerdo con Manchin.

El proyecto de ley tiene como objetivo abordar el calentamiento global mediante el uso de miles de millones de dólares en incentivos fiscales para impulsar la industria eólica, solar, geotérmica, de baterías y otras energías limpias durante la próxima década. Las empresas recibirían incentivos financieros para mantener abiertas las plantas nucleares que podrían haber clausurado, o para capturar las emisiones de las instalaciones industriales y sepultarlas bajo tierra antes de que puedan calentar el planeta. Los potenciales compradores de automóviles con ingresos por debajo de cierto nivel establecido, recibirían un crédito fiscal de 7500 dólares para comprar un vehículo eléctrico nuevo y 4000 dólares para uno usado. Los estadounidenses recibirían rembolsos por instalar bombas de calor y hacer que sus hogares tengan mayor eficiencia energética.

“Esta es la acción que el pueblo estadounidense había estado esperando”, afirmó el presidente Joe Biden, quien elogió las “inversiones en el futuro de nuestra seguridad energética” que propone el proyecto de ley.

Los demócratas del Senado estimaron que la legislación le permitiría a Estados Unidos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 40 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2030, lo que acercaría enormemente a la nación a los agresivos objetivos climáticos establecidos por Biden el año pasado.

Biden quiere reducir las emisiones de Estados Unidos al menos un 50 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para finales de esta década, lo cual se acerca bastante al ritmo que, según los científicos, todo el mundo debería seguir para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Según los científicos, superar ese umbral aumentaría de forma notoria la probabilidad de inundaciones, incendios, tormentas y sequías catastróficas. El planeta ya se ha calentado alrededor de 1,1 grados Celsius en los últimos 100 años.

El proyecto de ley “nos mantiene en la lucha climática y hace posible que la acción ejecutiva, las políticas gubernamentales estatales y locales, y el liderazgo del sector privado nos hagan cruzar la meta”, afirmó Jesse Jenkins de la Universidad de Princeton, quien modeló los efectos de las versiones anteriores de la legislación. “Sin este proyecto de ley, estaríamos irremediablemente alejados de nuestros objetivos climáticos”.

El proyecto de ley afectaría casi todos los aspectos de la producción de energía en Estados Unidos. Incluye 30.000 millones de dólares en incentivos para que las empresas construyan paneles solares, turbinas eólicas y baterías, y procesen minerales críticos en Estados Unidos, con el objetivo de revertir la migración tradicional de la fabricación de energía limpia a China y otros lugares.

Las compañías han declarado estar listas para responder con rapidez. QCells, una empresa solar con sede en Corea del Sur que ya está construyendo una fábrica de ensamblaje de 171 millones de dólares en Dalton, Georgia, planea realizar una expansión multimillonaria de las cadenas de suministro en Estados Unidos si se aprueba el proyecto de ley, afirmó Scott Moskowitz, director de relaciones públicas y estrategias de mercado de QCells.

El proyecto también incluye 60.000 millones de dólares para atender la carga desproporcionada de contaminación en las comunidades de bajos recursos y de minorías; 27.000 millones de dólares para un “banco ecológico” destinado a brindar apoyo financiero a proyectos de energía limpia; y 20.000 millones de dólares para programas de reducción de emisiones en el sector agrícola.

El proyecto de ley también tomaría medidas enérgicas contra las fugas de metano, un poderoso gas de efecto invernadero, en pozos petroleros y de gas, oleoductos y otras infraestructuras. Para 2026, los contaminadores enfrentarían multas de 1500 dólares por tonelada de metano que se haya escapado hacia la atmósfera por encima de los límites federales. Se estima que la multa por el metano recaudará 6300 millones de dólares de la industria del petróleo y el gas a lo largo de una década, y la mayor parte será reinvertida en medidas para ayudar a prevenir fugas de metano.

El efecto más inmediato del proyecto de ley, según los expertos en energía, será el enorme impulso al crecimiento de la producción de turbinas eólicas, paneles solares y vehículos eléctricos en Estados Unidos. La producción de energía renovable se ha ralentizado de manera significativa este año debido a las disrupciones pandémicas, las disputas comerciales y la incertidumbre sobre la política federal, según un informe reciente de la Asociación Estadounidense de Energía Limpia, la cual representa a las empresas de energía eólica y solar y a los fabricantes de baterías.

Sin embargo, este avance legislativo sobre el cambio climático también incluye varias disposiciones sobre combustibles fósiles, una concesión que se consideró necesaria para obtener el apoyo de Manchin, cuyo estado natal de Virginia Occidental abunda en carbón y gas natural. Por ejemplo, el proyecto de ley exigiría nuevas ventas de arrendamiento para la extracción de petróleo en el golfo de México y la ensenada de Cook en Alaska, algo a lo que los grupos ambientalistas se habían opuesto y que Biden prometió detener cuando era candidato a la presidencia.

“No iba a dejar de asegurarme de que tuviéramos una cartera energética sólida”, afirmó Manchin en un programa de radio de Virginia Occidental el jueves 28 de julio. Manchin habló sobre la necesidad de mantenerse firme contra los planes poco realistas de algunos demócratas de “deshacerse de todos los combustibles fósiles, todo el carbón, todo el petróleo. Sí, y luego nos tiramos por un barranco”.

Como parte del acuerdo, Manchin afirmó que también había asegurado el compromiso tanto de Biden como de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (California) de que el Congreso aprobaría una medida independiente en torno a las concesiones de infraestructura energética, la cual podría incluir tuberías de gas natural, antes del final del año fiscal el 30 de septiembre.

Estas reformas podrían allanar el camino para un proyecto en el que Manchin ha tenido un interés personal, el oleoducto Mountain Valley, que transportaría gas de lutita de los Apalaches desde Virginia Occidental hasta Virginia.

Algunos defensores del medioambiente rechazaron todo el paquete debido a esas disposiciones. Brett Hartl, director de asuntos gubernamentales del Centro para la Diversidad Biológica, calificó el acuerdo como “una catástrofe total” que conduciría a más emisiones a la atmósfera.

Pero incluso los legisladores que lucharon por conseguir disposiciones climáticas más fuertes afirmaron el jueves que votarían a favor del paquete.

“Es pragmatismo”, afirmó el representante Raul Grijalva (demócrata por Arizona), presidente del Comité de Recursos Naturales de la Cámara.

El representante Ro Khanna (demócrata por California), afirmó que las perspectivas de nuevos arrendamientos de extracción petrolera en alta mar y las aprobaciones expeditas de construcción de oleoductos “son superadas por el enorme impacto positivo que tendrán las inversiones en tecnología limpia”. Khanna calificó el acuerdo como “un salto cuántico en el desarrollo de la energía limpia”.

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