Sondas Viking ¿las primeras en destruir moléculas orgánicas marcianas?

La sonda Viking 2 se toma un selfie sobre la planicie marciana Utopía en 1976. (Crédito imagen: NASA/JPL).
La sonda Viking 2 se toma un selfie sobre la planicie marciana Utopía en 1976. (Crédito imagen: NASA/JPL).

A fines de la década de los 70 del pasado siglo, dos sondas robots Viking consiguieron aterrizar en Marte, planeta cuyo suelo saquearon y en el que quemaron cualquier vestigio de vida que hubieran podido encontrar.

Obviamente, ese nunca fue el plan. Cuando la NASA consiguió que las sondas gemelas (Viking 1 y Viking 2) aterrizasen sobre la superficie de Marte hace 40 años, los científicos estaban en éxtasis y que eso les daba la oportunidad de estudiar el suelo marciano en busca de trazas de moléculas orgánicas (es decir basadas en carbono). El objetivo era encontrar señales que pudieran demostrar que el Planeta Rojo no era inhóspito para la vida. La misión debería haber sido un juego de niños. Al fin y al cabo, en la superficie de Marte había innumerables marcas de impacto de diminutos meteoritos ricos en carbono. Era prácticamente seguro que se detectarían indicios de ese carbono.

Pero no fue así. Después de media década de estudios en el planeta rojo, ninguno de los módulos de aterrizaje Viking pudo encontrar evidencia alguna de materia orgánica. ¿Por qué no? A comienzos de este año el rover Curiosity de la NASA confirmó la presencia de moléculas orgánicas en Marte, entonces ¿qué fue lo que falló con las Viking?

Un nuevo documento, publicado el pasado 20 de junio en la revista Journal of Geophysical Research: Planets, proporciona una explicación. Tal y como escriben los autores de este trabajo: “el carbono estuvo presente todo el tiempo. Desafortunadamente, los módulos de aterrizaje de las Viking lo quemaron todo”.

“Se analizaron un total de cuatro muestras [de suelo], y cada una fue examinada varias veces, calentando rápidamente la muestra a uno de los cuatro pasos térmicos determinados”, escriben los investigadores del Ames Research Center de la NASA en California y del Laboratoire Atmosphères, Milieux, Observations Spatiales (LATMOS) en Francia.

Las Viking calentaron las muestras de suelo a una temperatura máxima 500 grados Celsius para tratar de liberar cualquier compuesto orgánico volátil atrapado en su interior. De haber existido algo de carbono en las muestras, debería haberse podido detectar en el vapor del suelo. Entonces ¿por qué no sucedió así? Según los autores del nuevo estudio, pudo haber algo más en el suelo cuya presencia la NASA no había contemplado: un combustible hiperinflamable que quemó todo el carbono accidentalmente.

Réplica de la sonda Viking 1, la primera nave estadounidense que aterrizó en Marte. (Crédito imagen: NASA).
Réplica de la sonda Viking 1, la primera nave estadounidense que aterrizó en Marte. (Crédito imagen: NASA).

En 2008, una sonda de exploración marciana de la NASA llamada Phoenix, estaba recogiendo tierra cerca del polo norte marciano cuando encontró evidencias de una sal bastante inusual llamada perclorato. En aquel momento se trató de un descubrimiento emocionante; los científicos sabían que algunos microorganismos antiguos de la Tierra emplearon el perclorato como fuente de energía. Pensaron… ¿podría ser que este depósito de sal marciano tuviera un propósito similar?

Pero volvamos al estudio actual sobre las Viking del que estamos hablando. ¿Sabíais que sus autores también estaban entusiasmados con aquel hallazgo salado de 2008? Pues así es, aunque la razón de su alegría era diferente: el perclorato es inflamable, tan inflamable que en la Tierra lo empleamos principalmente para fabricar combustible para cohetes y fuegos artificiales. Por tanto, si el perclorato es abundante en el suelo marciano, entonces los intentos efectuados por las Viking para calentar ese suelo pudieron haber provocado que el perclorato se incendiase y destruyese instantáneamente cualquier molécula orgánica que pudiera haber estado presente.

El lado positivo de este escenario es que si el perclorato de Marte incineró cualquier molécula orgánica presente en el horno de las Viking, entonces debería haber evidencia de esto en las cenizas. Cuando se quema carbomo con perclorato, se produce una molécula llamada clorobenceno, una mezcla de carbono, hidrógeno y cloro que puede perdurar meses en el suelo. Por suerte, el rover Curiosity de la NASA detectó rastros de clorobenceno en suelo marciano durante una expedición en 2013. Para obtener mayores evidencias, los investigadores decidieron estudiar de nuevo los datos originales de las Viking.

“Buscamos en el horno de las Viking un posible producto de reacción entre una sal y compuestos orgánicos, específicamente rastros de clorobenceno.

Según se lee en el nuevo trabajo, los investigadores descubrieron lo que estaban buscando. El equipo vio pequeñas cantidades de clorobenceno en muestras tomadas por la Viking 2, concluyendo que el módulo de aterrizaje bien pudo haber tenido materia orgánica “en la palma de su mano robótica” antes de incendiar inadvertidamente toda la muestra.

La coautora del estudio Melissa Guzman, estudiante de doctorado en el centro de investigación LATMOS de Francia, aclara no obstante que, si bien esta nueva evidencia es convincente, no es una prueba definitiva de la presencia de compuestos orgánicos de Marte. Es posible, por ejemplo, que los compuestos de carbono quemados junto con el perclorato marciano en el horno de las Viking se hubiesen generado en realidad en la Tierra y que hubiesen contaminado accidentalmente las muestras.

Al margen de esta posibilidad, el estudio parece sugerir que las moléculas orgánicas podrían encontrarse en multitud de lugares a lo largo del planeta rojo. Pero está por ver que eso signifique que hay vida microbiana en Marte, y que los humanos podamos confirmar su presencia antes de que la reduzcamos a cenizas.

Me enteré leyendo LiveScience.