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Mal aliento o halitosis: soluciones para eliminarlo y así nadie se apartará de ti

“Yo sé que es difícil decir adiós, pero lo siento. Lo siento, pero no aguanto este sufrimiento… No sé si mi amor se lo llevó el viento o si se lo llevó tu mal aliento”, pocas letras tan francas como esta de Desorden Público, banda latinoamericana de ska con trayectoria de más de 20 años y que dio sus primeros pasos diciendo verdades como esta. Y es que hay pocas cosas tan desagradables como el mal aliento, tanto para el que lo sufre, como para quienes están cerca.

Puedes usar tus mejores galas, invertir tiempo y dinero en el salón de belleza o la barbería, estar muy preparado o ser muy simpático, pero si tienes mal aliento, todo puede complicarse pues es un destructor instantáneo de la buena apariencia.

(Getty Creative)
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En primer lugar porque quienes lo perciben seguramente no lo dirán, y luego, porque, a veces, el que lo sufre no se entera de que lo tiene, con lo cual se forma un círculo incómodo del que es complicado zafarse.

El mal aliento puede ser causa de una mala salud bucal, pero también puede ser síntoma de una enfermedad.

¿Por qué aparece el mal aliento?

El mal aliento o halitosis puede tener muchas causas, según refiere Medline Plus, publicación de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Puede estar relacionado con una pobre higiene bucal, cuya consecuencia es la proliferación de bacterias que producen mal olor. Asimismo, caries, enfermedades de las encías, problemas gastrointestinales y otras dolencias de naturaleza otorrinolaringológicas como sinusitis, también pueden ocasionar halitosis.

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El consumo de alimentos como cebolla, ajo, rábano, productos lácteos, atún, anchoas, y repollo también puede ocasionar mal aliento o aliento fuerte; también hábitos como el consumo de tabaco y alcohol, y el consumo de algunas medicinas.

Cuándo encender la alarma

La Dra. Madeleine S. Deming, médico internista del NIH Clinical Center asegura que la mayoría de las ocasiones la causa del mal aliento está alojada en las bacterias que surgen en los dientes y en la lengua, pero si se toman medidas en este sentido y no cede, es recomendable visitar al médico.

Incluso, según el tipo de olor, el aliento puede relacionarse con enfermedades específicas. Por ejemplo, si es afrutado, puede estar relacionado con diabetes; si es ácido como amoniaco, puede estar relacionado con enfermedades renales, de manera que las dudas no deben dar cabida a la pérdida de tiempo.

Soluciones para el mal aliento

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Lo primero es tener e inculcar buenos hábitos dentales. El correcto cepillado y el uso de hilo dental nos ahorran no solo problemas odontológicos, sino el mal rato de sufrir de halitosis, y a este hábito hay que incorporar el cepillado de la lengua.

“La mayoría de las personas pueden pasarse varios minutos cepillándose los dientes, pero casi todas descuidan la lengua”, asegura el Dr. Eric Shapira, profesor en la Universidad del Pacífico en San Francisco, Estados Unidos citado en el libro Guía Médica de los Remedios Naturales, editado por Globus Comunicación, en Madrid. “La lengua está formada por papilas gustativas similares a pequeños cabellos, bajo esa capa hay espacio para alojar placa y restos de alimentos, lo que causa mal aliento”.

El uso de enjuagues también es una solución eficaz, pero no definitiva. Los enjuagues suelen contener aceites esenciales de tomillo, menta y eucalipto, por ejemplo, así como también benzoato de sodio o zinc, pero independientemente de cual se escoja, los enjuagues neutralizan las bacterias que producen los restos de comida y en consecuencia el mal olor.

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Es común que quienes prefieran los remedios naturales recurran a los enjuagues de bicarbonato de sodio, así como también al uso de hojas de perejil fresco, el cual debe masticarse por unos 10 minutos. Pero el método de masticar también aplica para ciertas especias que funcionan muy bien: los clavitos de olor, las semillas de hinojo y las de refrescan de manera rápida y pueden tenerse a la mano en una bolsita.

Por último, otra recomendación de abuelas, es masticar un trocito de limón con su cáscara durante dos o tres minutos después de disfrutar de una deliciosa comida con aquellos alimentos que propician la aparición de este enemigo invisible, y nadie notará que estás en plena batalla, listo para ganar.

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