Los soldados con discapacidades, que solían verse obligados a abandonar el ejército, ahora compiten por el oro

David Fuller, atleta del equipo de la marina, reposa en un baño de hielo durante los Warrior Games, en el complejo ESPN Wide World of Sports en Orlando, Florida, el 28 de junio de 2024. (Jacob Langston/The New York Times)
David Fuller, atleta del equipo de la marina, reposa en un baño de hielo durante los Warrior Games, en el complejo ESPN Wide World of Sports en Orlando, Florida, el 28 de junio de 2024. (Jacob Langston/The New York Times)

ORLANDO, Florida. —Ivan Morera no está acostumbrado a estar en último lugar. Pertenece al grupo de fuerzas especiales Boinas Verdes y es un competidor implacable. Pero en los Juegos de Guerreros (Warrior Games) 2024 del Departamento de Defensa, con su mano protésica enganchada a una máquina de remo, iba al final del grupo.

Así que se concentró en elevar el ritmo de cada remada: piernas, cuerpo y brazos. Brazos, cuerpo y piernas. Cuando sonó la chicharra, había pasado a todos los competidores para ganar el oro. “Lo hago para mostrarles a mis hijos que todo es posible, que pueden lograr cualquier cosa”, afirmó Morera, quien perdió el brazo izquierdo cuando su convoy sufrió un accidente en 2013 en Afganistán.

Cientos de soldados heridos o discapacitados compitieron a su lado en los Warrior Games del ejército estadounidense en Orlando, Florida, este verano, en eventos como tiro con arco, natación, voleibol sentado y rugby en silla de ruedas.

Desde la creación de esta competencia anual en 2010, los Warrior Games le han dado al Departamento de Defensa otra manera de apoyar y rehabilitar a un grupo selecto de soldados heridos, lo que les ayuda a mantenerse en el ejército y activos. El evento también se ha convertido en un símbolo importante del cambio en la percepción de quién puede pertenecer al ejército.

Algunas divisiones, en respuesta a una crisis significativa de personal debida a que tienen problemas para atraer nuevos reclutas y conservar a los miembros de las fuerzas armadas (un déficit que, a este ritmo, será el peor observado desde la época posterior a la guerra de Vietnam), han comenzado a permitir que más soldados con discapacidades se mantengan en servicio activo. Los reclutadores militares también están aceptando a más personas con asma, trastorno por déficit de atención/hiperactividad y otras afecciones que antes eran motivo para rechazar candidatos.

Los Warrior Games se diseñaron para darles a algunos de esos miembros del ejército heridos la oportunidad de formar parte de un equipo y colaborar para alcanzar metas comunes, explicó David Paschal, suboficial asistente del Estado Mayor del Comando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Estados Unidos, quien supervisa las acciones de reclutamiento de esa división. “Me parece que esos dos aspectos son fundamentales para apoyar la recuperación de nuestros atletas”.

Esta competencia también se ha convertido en la principal fuente de atletas para el equipo estadounidense de los Juegos Paralímpicos, que inician el miércoles en París. Una de las nadadoras paralímpicas más exitosas, Elizabeth Marks, sufrió una lesión cuando se desempeñaba como médica militar en Irak que requirió la amputación de su pierna izquierda varios años más tarde.

Marks comentó que los atletas de los Warrior Games le hablaron de los deportes adaptables durante su periodo inicial de recuperación. “La natación se convirtió en un lugar de gran paz para mí”, compartió con la publicación militar Stars and Stripes en 2021. “Era el único lugar en el que podía crear mi propio dolor y exigirle a mi cuerpo sin tener que solo existir en ese dolor”.

Ha ganado cinco medallas hasta ahora, dos de ellas de oro, y nadará de nuevo en París.

Alrededor de 200 atletas, algunos de los cuales quizá podrían participar en los siguientes Paralímpicos, compitieron en los Warrior Games este año. Las enfermedades y lesiones que sufren incluyen estrés postraumático, cáncer, pérdida de extremidades y lesiones cerebrales traumáticas. Aproximadamente el 70 por ciento de los participantes aún se encuentran en servicio activo.

Los lugares son muy codiciados. Se selecciona a los atletas de entre los miles que participan en el programa “wounded warrior” de cada división, a los que se les da más tiempo para citas médicas y acceso adicional a especialistas, aunque muchos señalan que, de cualquier manera, el tiempo de espera es prolongado y terminan gastando su propio dinero para recibir atención especial. Alrededor de 40 competidores de cada división de las fuerzas armadas califican cada año para los Warrior Games, con una delegación aparte de Operaciones Especiales.

Paschal afirmó que un aspecto en el que el ejército ha mejorado en las más de dos décadas que han pasado desde que empezó la guerra en Afganistán e Irak es la posibilidad de ofrecerles otro espacio de recuperación a los militares que han sufrido lesiones. Explicó que la baja automática de los soldados heridos que deseaban rehabilitarse y seguir trabajando “quizá era lo peor que podíamos hacer”.

Por ejemplo, en las últimas décadas, la amputación de Morera podría haber llevado a su salida de Operaciones Especiales, pues ya no podía realizar una de las maniobras básicas de un paracaidista: abrir a mano tanto el paracaídas primario como el de emergencia. Las cuerdas se encuentran en dos lados distintos del cuerpo.

A fin de permitirle continuar trabajando como quería, el ejército creó un equipo con el que puede usar su mano derecha para ambos paracaídas. Esto es lo que relató sobre la primera vez que aterrizó después de probarlo: “Me arrodillé y lloré porque pensé: ‘De nuevo soy un Boina Verde’”.

No todos los soldados pueden conservar el mismo puesto tras una amputación u otra lesión grave. Sin embargo, los líderes pueden autorizarlo si, como en el caso de Morera, algunos ajustes bastan para que puedan desempeñar el trabajo.

De manera parecida, las divisiones han cambiado las pruebas regulares de aptitud física de tal forma que los soldados lesionados tengan más probabilidades de pasarlas. Ahora se permiten algunas alternativas para actividades como correr y hacer dominadas, como usar máquinas elípticas y de remo.

Quienes se oponen a los cambios en los estándares físicos desde hace años afirman que esas acciones debilitan al ejército, aunque la mayoría de las quejas se refieren a la diferencia de estándares entre hombres y mujeres. No obstante, el Pentágono sostiene que algunos de los estándares son anticuados porque los conflictos bélicos han cambiado y que las amenazas más relacionadas con avances tecnológicos no requieren los mismos métodos de lucha que los conflictos tradicionales.

Adam Proctor perdió su pierna izquierda en un accidente de motocicleta en 2021. Para poder quedarse en el ejército, optó por la alternativa de remo en la prueba de aptitud física en vez de correr un poco más de tres kilómetros. También cumplió el resto de los requisitos y pasó un examen independiente específico para su trabajo como médico de combate.

“En cada tarea de la lista para médicos que tuve que realizar, añadí 9 kilogramos de peso, 5 minutos de tiempo o 100 metros de distancia”, señaló. “Superé todos los estándares. No quería que hubiera ninguna duda sobre mi capacidad de realizar las tareas”.

En los Warrior Games de este año, Proctor compitió en carrera en pista, voleibol sentado y otros cuatro eventos. Compartió que entrenar para los Warrior Games no solo le ayudó a quedarse en el ejército, sino que le dio un motivo para seguir adelante durante su recuperación.

“No tienes nada que te impulse de verdad a seguir adelante”, comentó. “Eso se vuelve muy difícil”.

c.2024 The New York Times Company

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