Ex soldado colombiano se declara culpable de participar en complot para asesinar al presidente haitiano Moïse

Un ex soldado colombiano que asistió a una reunión estratégica justo antes del asesinato del presidente de Haití y se unió al asalto mortal se declaró culpable el viernes, convirtiéndose en el quinto de los 11 acusados en el caso del FBI en aceptar su responsabilidad y ayudar a las autoridades estadounidenses.

Mario Antonio Palacios Palacios, de 45 años, había huido a Jamaica más de dos meses después del asesinato del 7 de julio de 2021 y se convirtió en el primer sospechoso en entregarse a los agentes del FBI en enero del año pasado, después de confesar inicialmente ante los agentes del FBI en un hotel de Kingston, una confesión que él y sus abogados dijeron más tarde que fue dada bajo coacción; sin embargo, Palacios optó por aceptar su responsabilidad en la conspiración para asesinar al presidente haitiano Jovenel Moïse antes de que un juez opinara sobre su petición de anular la confesión.

De acuerdo con el FBI, Palacios admitió durante una entrevista con agentes federales en octubre de 2021, la cual duró casi seis horas y fue grabada en video, que se llevó un collar, dos relojes, $2,060 en efectivo y otros objetos personales pertenecientes a Moïse y a su esposa Martine cuando él fue asesinado y ella resultó herida en el asalto a su casa, en la ladera de una colina a las afueras de Puerto Príncipe.

En la audiencia del viernes, Palacios se declaró culpable de conspirar para proporcionar apoyo material para matar al presidente de Haití, de proporcionar él mismo ese apoyo y de conspirar para matar a una persona fuera de Estados Unidos. Se enfrenta a una pena de cadena perpetua ante el juez federal de distrito José Martínez el 1 de marzo.

Sin embargo, a diferencia de los otros cuatro acusados que se declararon culpables hasta ahora, Palacios desempeñó un “papel menor”, dijeron las fiscales federales Andrea Goldbarg y Mónica Castro, porque no participó en la toma de decisiones estratégicas sobre el complot de asesinato. Ese factor, junto con su cooperación, podría ayudarlo a recibir en el futuro una pena inferior a la cadena perpetua.

Citando una declaración de hechos presentada con su acuerdo de culpabilidad, Goldbarg dijo que Palacios se retiró del ejército colombiano en junio de 2021 y fue reclutado por CTU, una empresa de seguridad del área de Miami, para proporcionarle protección a un aspirante a político que quería sustituir a Moïse como presidente de Haití.

Goldbarg dijo que Palacios fue reclutado junto con más de 20 ex soldados colombianos por CTU y se reunió con su presidente Antonio Intriago en Haití en las semanas previas a que se llevara a cabo el complot de asesinato. Intriago, quien se encuentra recluido en un calabozo federal, se declaró inocente de los cargos de conspiración y de otros cargos que se le imputaron en este sonado caso.

Goldbarg dijo que, en un principio, Palacios comprendió que el objetivo era capturar al presidente de Haití y detenerlo. Palacios y los demás colombianos realizaron sesiones de entrenamiento mientras CTU les proporcionaba material de seguridad, incluidos chalecos blindados.

Palacios estaba dirigido en la misión por un oficial retirado del ejército colombiano llamado Germán Alejandro Rivera García, alias “coronel Mike”, quien se declaró culpable de cargos de conspiración y fue condenado a cadena perpetua este otoño.

Goldbarg describió a Palacios como un “soldado de seguridad de línea” que recibía órdenes de Rivera y otros jefes de comandos colombianos, señalando que Palacios “no tenía autoridad para tomar decisiones ni participó en la planificación de ninguna operación”.

Citando la exposición de los hechos, dijo que el día anterior al asesinato, Palacios “fue informado de que los contratistas colombianos llevarían a cabo una operación en la residencia presidencial. Antes del inicio de la operación, el acusado también fue informado de que el presidente iba a morir”.

Dijo que los comandos colombianos se llevaron dinero y joyas de la casa del presidente y que Palacios se quedó con parte del dinero y las joyas.

Tras el asalto, tres colombianos murieron en un tiroteo con la policía nacional haitiana frente a la residencia del presidente.

En la audiencia del viernes, el juez Martínez le preguntó a Palacios si los hechos leídos por el fiscal eran ciertos.

“Sí, señoría”, dijo.

Después de la audiencia, su abogado defensor Alfredo Izaguirre subrayó a los periodistas que Palacios tuvo un papel secundario en la operación, aunque se encontraba en la residencia presidencial durante el asalto mortal. Si Palacios no hubiera sido informado del complot para asesinar al presidente justo antes del asalto, dijo, “probablemente iríamos a juicio” en lugar de llegar a un acuerdo.

Izaguirre dijo que planea pedirle al juez que le imponga a Palacios una pena inferior a la cadena perpetua.

“Él no formaba parte del plan” para matar a Moïse, dijo. “Cuando salió de Colombia, no sabía en qué se iba a meter”.

El procesamiento de los 11 acusados originales por parte del gobierno estadounidense ha avanzado rápidamente con sucesivos acuerdos de culpabilidad y condenas.

Esta semana, un ex senador del parlamento haitiano fue condenado a cadena perpetua luego de haberse declarado previamente culpable de conspirar para asesinar al líder de su país, pero, en una audiencia judicial, el ex político declaró ante un juez federal que su intención había sido solo detener a Moïse, no asesinarlo. El ex senador Joseph Joël John, de 52 años, también conocido como John Joël Joseph por sus compatriotas, fue el tercer acusado al que Martínez le impuso la pena máxima.

John también estuvo presente en reuniones en Haití en las que se debatió la operación para asesinar al líder del país, incluida una reunión en casa de un empresario haitiano el día antes del asesinato. Entre los asistentes a esa reunión crítica estuvieron Rodolphe Jaar, anfitrión de la reunión; Rivera, jefe del comando colombiano; James Solages, estadounidense de origen haitiano; Joseph Vincent, estadounidense de origen haitiano que trabajó anteriormente como informante para la Agencia Antidroga; y Palacios, ex soldado colombiano.

A principios de este mes, Vincent, de 58 años, se declaró culpable de conspiración para el asesinato y otros cargos relacionados y ahora se enfrenta a cadena perpetua.

Rivera, de 45 años, alias “coronel Mike”, dijo que se reunió con varios conspiradores de Haití y del sur de la Florida antes de dirigir a un grupo de ex soldados colombianos a la casa del presidente haitiano para matarlo. Fue condenado en octubre a cadena perpetua.

Jaar, de 51 años, dijo haber proporcionado armas, alojamiento y dinero en la conspiración para asesinar al presidente de Haití. Con doble nacionalidad haitiana y chilena, Jaar fue condenado en junio a cadena perpetua. Anteriormente, también había sido condenado por tráfico de drogas en Estados Unidos.

Mientras tanto, la policía nacional haitiana ha proseguido una investigación paralela, que se ha saldado con la detención de unos 40 sospechosos, pero nadie ha sido acusado formalmente en Haití del asesinato del presidente. De conformidad con fuentes familiarizadas con la investigación haitiana, los investigadores están especialmente interesados en Palacios, porque pasó más de dos meses escondido en Haití tras la muerte de Moïse antes de huir a Jamaica.

Los investigadores haitianos, frustrados por la falta de ayuda del FBI, no han tenido acceso a Palacios desde que se entregó a las autoridades estadounidenses. Formaba parte del primer grupo de comandos colombianos desplegados encargados de acceder a la habitación del presidente la noche del asalto.

Las autoridades haitianas han manifestado un gran interés por averiguar quién ayudó a Palacios a esconderse en Haití y viajar a Jamaica. Para llegar allí, Palacios tuvo que atravesar territorio controlado por pandillas en el extremo sur de Puerto Príncipe hasta la región meridional de Haití, en donde luego tomó un barco hasta Jamaica por una conocida ruta del narcotráfico.

Jacqueline Charles, corresponsal de Miami Herald en el Caribe, contribuyó a este reportaje.