Para sobrevivir, mexicanas entran al crimen organizado

Inder Bugarin, corresponsal

BRUSELAS, Bélgica, noviembre 29 (EL UNIVERSAL).- La supervivencia económica, la violencia de género y la falta de respeto en sus comunidades, están llevando a las mexicanas a enrolarse en organizaciones criminales, alerta un informe publicado hoy por International Crisis Group.

El estudio "Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos", sostiene que el número de mujeres activas en las organizaciones criminales ha aumentado de manera constante en los últimos años en México.

La proporción de mujeres acusadas de delitos relacionados con el crimen organizado aumentó de 5.4% en 2017 a 7.5% en 2021.

Esta evolución es preocupante porque refuerza el control de los clanes delictivos sobre las comunidades, incrementa sus capacidades violentas, al tiempo que expone a la infancia a nuevas amenazas, como el reclutamiento. Aproximadamente 250 mil menores estaban en riesgo de ser reclutados por grupos armados en 2022.

Estos factores podrían prolongar la crisis de seguridad existente en México, advierte la organización con sede en Bruselas y cuyo consejo está integrado por los antiguos primeros ministros de Suecia, Carl Bildt; de Finlandia, Alexander Stubb, y la exjefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini.

"El ascenso de las mujeres al interior de los grupos criminales mexicanos es una sorprendente desviación de la forma en la que tradicionalmente se han relacionado con estas organizaciones. Durante mucho tiempo, las mujeres y sus cuerpos han sido objetivo militar.

"Pero un número cada vez mayor de mujeres se sienten atraídas por las ventajas que pueden obtener al unirse a una organización criminal".

El informe está basado en talleres, entrevistas a mujeres encarceladas y en centros de tratamiento por consumo problemático de drogas y trabajo de campo realizado en la Ciudad de México, Zacatecas, Morelos, Sonora y Baja California entre julio de 2022 y junio de 2023.

Afirma que son diversos los factores que impulsan a la mujer para incursionar en grupos criminales. En ocasiones es por la protección que el Estado y el sistema judicial no logran proporcionar, en otras, por ser una estrategia de supervivencia en entornos de maltrato. En la actualidad, representan entre 5% y 8% del personal delictivo.

Son en su mayoría madres, 66% de las mujeres condenadas por delitos relacionados con la delincuencia organizada tienen por lo menos un hijo y la mitad tienen un ingreso menor a los 275 dólares antes de ingresar a prisión.

Provienen de hogares rotos y violentos. De las encuestadas 13% quedaron huérfanas de niñas y casi una de cada cinco dijo haber sufrido algún tipo de abuso; la mitad experimentó violencia física en la infancia. La soledad extrema y la exclusión social desde muy temprano en sus vidas es otro distintivo.

Son reclutadas principalmente por sus parejas, por conexiones en lugares de tráfico y en comunidades empobrecidas donde hay un alto consumo de estupefacientes.

"Para las mujeres, las relaciones íntimas con miembros de grupos criminales refuerzan aún más su asimilación de lo que algunos académicos han llamado lógica empresarial criminal, un proceso que ayuda a las posibles reclutas a racionalizar las actividades ilegales y violentas como aceptables".

Como los hombres, ocupan diversas posiciones, así como también cumplen códigos de conducta específicos y respetan las cadenas de mando. Las mujeres entrevistadas ocupaban cinco puestos principales: ladronas de autos, tenderas (administradoras de expendios de droga), checadoras, sicarias, jefas de grupo y, en raras ocasiones, jefas de plaza y encargadas de la logística de los secuestros, extorsiones y del tráfico de migrantes.