"Sitzpinklers": ¿En qué lugares de Europa se sientan o se levantan los hombres para orinar?

"Sitzpinklers": ¿En qué lugares de Europa se sientan o se levantan los hombres para orinar?

Datos de YouGov han arrojado luz sobre en qué lugares de Europa es más probable que los hombres se sienten a orinar.

La agencia de sondeos británica encuestó a 13 países para averiguar las preferencias de los hombres a la hora de orinar, revelando una marcada división entre los que se sientan y los que no se sientan en todo el mundo.

YouGov afirma que se vio obligada a corregir una "flagrante omisión" en sus datos, después de que un periodista le llamara la atención por no disponer de datos sobre cuántos hombres británicos se sientan a orinar.

Y eso a pesar de las numerosas afirmaciones sobre los beneficios de esta práctica para el bienestar mental y físico, así como para unas relaciones más amistosas con las mujeres de la casa.

Los datos de YouGov revelan que los hombres alemanes son los más propensos a sentarse a orinar, con un 62% que afirma hacerlo "siempre" o "la mayoría de las veces". Los suecos son los segundos europeos más propensos a hacerlo.

En Alemania, a estos hombres se les conoce como "sitzpinklers", es decir, alguien que se sienta mientras orina.

En el país se debate si los hombres deben sentarse o permanecer de pie. Algunos aseos tienen carteles que prohíben orinar de pie, aunque el término sitzpinkler implica que no es un comportamiento masculino.

Algunos de los peores casos se dan en Polonia y el Reino Unido, donde sólo el 27% y el 24% de los hombres orinan sentados.

Los estudios han demostrado que esta práctica es mejor para la salud de los hombres. Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden descubrieron en 2014 que ayudaba a la vejiga a vaciarse más rápida y completamente, algo beneficioso para quienes padecen problemas del tracto urinario inferior y agrandamiento de próstata.

"La posición de vaciado sentado es preferible a la de pie", escribieron.

Hay muchos argumentos a favor de que sentarse también es mejor para la salud mental, ya que da a los hombres tiempo para hacer una pausa y reflexionar en un espacio tranquilo.

Los datos de YouGov también analizaron países más allá de Europa, en lugares como Asia, Sudamérica y Oceanía.

En sus datos, los varones mexicanos eran el país más proclive a decir que "nunca" se sentaban, con un 36%. Sin embargo, los medios europeos quedaron en segundo lugar, con un 33% de hombres británicos que decían lo mismo, empatados con Polonia.

En cuanto a los lugares en los que los hombres "siempre" se sientan para hacer pis, Australia es el siguiente país más entusiasta después de Alemania, donde lo hace el 25% de los hombres.

Esta práctica es mejor para la salud y la higiene del hogar, ya que elimina la posibilidad de que la orina caiga al suelo.

Tadd Truscott, ingeniero mecánico estadounidense, citado en el diario The Guardian, afirma que también existe el riesgo de que la orina acabe en los cepillos de dientes cercanos, debido a las "gotas satélite" que salpican desde "ángulos muy grandes".

Aunque la orina es estéril en su mayor parte, "las gotas pueden albergar bacterias", como la E. coli de las heces.

Y la tendencia va en aumento también en algunos lugares. Más allá de Europa, otra encuesta realizada en 2020 muestra que en Japón el 70% de los hombres se sientan, frente al 51% de hace cinco años.

Según YouGov, los resultados muestran "notables diferencias generacionales".

Los hombres alemanes mayores de 55 años son los más propensos a sentarse siempre a orinar (49%), frente al 28% de los jóvenes de 18 a 34 años.

En el Reino Unido, el patrón es el inverso. Los hombres mayores son mucho más propensos que sus homólogos más jóvenes a decir que "nunca" se sientan a orinar, con un 40% frente a un 23%.

Lo mismo ocurre en Australia (38% frente a 24%) y Estados Unidos (35% frente a 21%).

Algunos círculos feministas y de izquierdas afirman que sentarse para orinar es más respetuoso con las mujeres, pues creen que las ideas patriarcales incitan a los hombres a comportarse de forma más desconsiderada en el baño.

Los de derechas afirman que esta práctica representa una domesticación del hombre, al suprimir sus rasgos más "masculinos" en detrimento de comportamientos más "femeninos".