¿De qué sirven las computadoras ponibles si los datos están mal?

Un Apple Watch o un Garmin pueden sacar conclusiones incorrectas sobre tu salud, pero las tendencias generales pueden ser más valiosas que los números. (Derek Abella/The New York Times)
Un Apple Watch o un Garmin pueden sacar conclusiones incorrectas sobre tu salud, pero las tendencias generales pueden ser más valiosas que los números. (Derek Abella/The New York Times)

Los relojes inteligentes de empresas tecnológicas como Apple y Garmin facilitan la consulta de una cifra que podría reflejar tu edad con más precisión que la propia: el VO2máx, la cantidad máxima de oxígeno que tu cuerpo puede utilizar durante un ejercicio intenso.

Cuanto mayor sea el VO2máx, explican los expertos en ejercicio, mejor será su condición cardiovascular y, posiblemente, más larga será su vida. En el pasado, solo los atletas serios buscaban una prueba tradicional de VO2máx, que implicaba usar incómodos sensores mientras se hacía ejercicio dentro de un laboratorio, pero ahora cualquiera puede obtener un cálculo con un reloj inteligente y moviéndose de un lado a otro.

¿Es bueno tener acceso a este tipo de información? ¿Y hasta qué punto puede ser preciso un dispositivo ponible? En los últimos cinco meses, cuando tuve dificultades con el VO2máx, aprendí algunas verdades incómodas sobre mi salud y los límites de los relojes inteligentes.

En primer lugar, permítanme hablarles de mi odisea en el campo de la aptitud física. En noviembre, mientras celebraba mi cumpleaños, mi Apple Watch me dio el regalo menos deseado: una notificación de una frecuencia cardiaca alta. Eso me llevó a ver mi VO2máx, que según el Apple Watch era de 32, muy por debajo del promedio para un hombre de casi 30 años.

En busca de una solución rápida, me hice socio de un gimnasio de intervalos de alta intensidad, un tipo de entrenamiento especializado en potenciar la condición física cardiovascular. Cinco meses y muchos ejercicios con pesa rusa y sentadillas con salto después, noté el progreso. Quemaba grasa, ganaba músculo y me sentía con más energía. El Apple Watch me dio una estimación del VO2máx de 40, justo por debajo del promedio, y un reloj Garmin que también usaba me dio un cálculo de 45.

Lo único que quedaba por hacer era someterme a una prueba real de VO2máx, así que me hice una. Aquí acaban las buenas noticias. Horas después de pedalear en una bicicleta estática con una máscara de oxígeno atada a la cara, obtuve mis resultados de laboratorio: 25, una calificación de pobre, muy por debajo de los halagadores resultados del Apple Watch y Garmin. Devastador.

Ethan Weiss, un cardiólogo de San Francisco que ha estudiado la tecnología ponible durante muchos años, dijo que mi experimento subrayó los pros y los contras del uso de datos de los relojes inteligentes para explorar la salud.

“Por un lado, se le puede reconocer el mérito de patearte el trasero para decirte que hagas ejercicio”, afirmó. “Pero, por otro lado, ahora estás cansado con esta prueba real y piensas: ‘¿Qué hago con este número?’”.

Afortunadamente, después de estudiar todos los datos, aprender cómo funcionan los algoritmos de los ponibles y hablar con expertos en salud, llegué a una conclusión positiva: aunque las cifras del reloj inteligente fueran erróneas, eran correctas a grandes rasgos y quizá era mejor usarlo que dejar de hacerlo.

Mi experiencia puede servir de modelo para cualquiera que intente tener una relación sana con la tecnología de seguimiento de muchos tipos de datos de salud, desde los patrones de sueño hasta la grasa corporal.

Una mirada más profunda a los datos

El mes pasado, mi gimnasio de Oakland, California, llamado Sweat, anunció que se había asociado con PNOĒ, un laboratorio de salud metabólica, para ofrecer pruebas clínicas de VO2máx, así que me apunté con gusto.

El objetivo de una prueba clínica de VO2máx es medir tu consumo máximo de oxígeno cuando llegas al agotamiento. Esa métrica —la capacidad de una persona para inhalar oxígeno y producir dióxido de carbono durante el ejercicio— es un sólido indicador de la aptitud cardiovascular.

En Sweat, la propietaria del gimnasio, Cassie Hecker, me colocó una máscara de oxígeno y un monitor cardiaco en el pecho. Me pidió pedalear una bicicleta estática durante casi doce minutos, aumentando la intensidad cada minuto mientras su equipo recopilaba datos. Cuando alcancé mi frecuencia cardiaca máxima de 182 latidos por minuto y empecé a luchar por el agotamiento, concluyó la prueba.

La prueba fue muy diferente de la forma en que los ponibles estimaron mi VO2max. El Apple Watch y el Garmin estudian tu frecuencia cardiaca y tus movimientos mientras caminas o corres durante al menos diez minutos y obtienen una puntuación.

Los portavoces de Apple y Garmin se remitieron a documentos donde se describen sus métodos. Para alimentar datos en sus algoritmos sobre cómo hacer estas estimaciones, Apple y Garmin realizaron estudios con personas que estaban haciendo una prueba real de VO2max, así como otros ejercicios, y estudiaron sus frecuencias cardiacas y diversas métricas.

La palabra clave es “estimación”. Los relojes no están midiendo realmente tu consumo de oxígeno y, por lo tanto, no están midiendo realmente tu VO2máx.

“En el mejor de los casos, se trata de un VO2máx imputado”, aseguró Weiss. “No solo no tienes una máscara de oxígeno, sino que no te estás esforzando hasta llegar al agotamiento”.

Una de las razones por las que las estimaciones de mis dispositivos portátiles estaban tan lejos de mi VO2máx real es que la forma en que funciona mi cuerpo no coincide con los patrones de frecuencia cardiaca y consumo de oxígeno de los participantes en los estudios de Apple y Garmin. Ese es el peligro de confiar demasiado en los algoritmos.

No me quedó más remedio que aceptar la cruda realidad: mi resultado de VO2máx en la prueba de laboratorio era muy bajo. Pero esa estadística era solo un dato. El informe también mostraba muchos datos positivos, como una tasa metabólica y una eficacia para quemar grasa muy altas, así como patrones de respiración saludables.

Teniendo en cuenta toda esta información, Hecker dijo que calificó mi nivel de forma física como “promedio”, por encima de la calificación de “inferior al promedio” del Apple Watch. Me pidió concentrarme en el entrenamiento cardiovascular. (Hay que reconocer que en las clases del gimnasio me esforzaba más en los ejercicios que me gustaban, como el levantamiento de pesas, y tendía a tomármelo con calma en los ejercicios de cardio que me resultaban tortuosos, como los “burpees”). No es pesimismo.

Ignora los números; sigue las tendencias

Al final, todos los expertos en salud a los que entrevisté coincidieron en que, aunque los datos del ponible —muchos de ellos erróneos— me habían provocado ansiedad, había obtenido un resultado neto positivo. El Apple Watch me hizo prestar más atención a mi salud y, como resultado, ahora estoy más sano.

Las tendencias generales que mostraban los ponibles eran exactas: meses atrás, después de que la pandemia hiciera mella en mi cuerpo y mi mente, estaba en mi peor momento en años, y las cifras del reloj eran bajas. Ahora, aunque las cifras del reloj son demasiado altas, me veo y me siento mejor, y eso es lo que realmente importa.

Steven Adams, médico especialista en medicina del deporte y entrenador personal de Danville, California, opina que esa es la mejor forma de enfocar los dispositivos ponibles: verlos como una brújula más que como una herramienta de medición precisa.

Tanto si utilizas dispositivos para medir tus progresos a la hora de perder peso, obtener más horas de sueño o dar más pasos, lo que necesitas saber es si las cifras suben o bajan. Pero no las tomes demasiado en serio, porque hay todo tipo de factores que pueden estar influyendo: una correa suelta, un sensor defectuoso o, como en mi caso, algoritmos imperfectos.

“Lo importante es la tendencia, no la cifra absoluta, porque estas cosas no son exactas”, concluyó Adams.

c.2023 The New York Times Company