La sesión parlamentaria anual de China intensificará el control férreo de Xi

El presidente chino, Xi Jinping, da una conferencia en la Universidad Nacional de Seúl

Por Laurie Chen y Kevin Yao

PEKÍN, 1 mar (Reuters) - La sesión parlamentaria anual de China se inaugura el domingo y en él se llevará a cabo la mayor remodelación del Gobierno en una década, en un momento en que Xi Jinping refuerza su control mientras se enfrenta a una serie de desafíos, que abarcan desde una recuperación económica desigual tras la crisis del COVID hasta el deterioro de las relaciones con Estados Unidos.

Cerca de 3.000 delegados se reunirán en el Gran Salón del Pueblo, situado al oeste de la plaza de Tiananmén, para celebrar la primera Asamblea Popular Nacional (APN) de la era posterior a la crisis económica por la pandemia, aunque se mantienen algunas precauciones, como la realización de pruebas y la cuarentena para periodistas.

La APN confirmará el nuevo equipo económico de Xi después de que el líder más poderoso de China desde Mao Zedong consolidara un tercer mandato sin precedentes y llenara de aliados la cúpula del gobernante Partido Comunista durante el congreso celebrado en octubre.

También se debatirán los planes de Xi para una reorganización "intensiva" y de "amplio alcance" de las entidades estatales y del Partido Comunista, según informaron el martes los medios de comunicación estatales, tras una reunión de tres días del Comité Central del partido.

"Es probable que suponga una mayor incorporación de los ministerios del Consejo de Estado al partido bajo el nombre de dirección integral del partido", dijo Wen-Ti Sung, politólogo de la Universidad Nacional de Australia, y es probable que la sanidad pública y la seguridad nacional sean áreas de atención prioritaria.

Según fuentes políticas y analistas, el Gobierno podría fijar un objetivo de crecimiento económico para 2023 de entre el 5% y el 6%, con el fin de mantener a raya el desempleo, con medidas destinadas a impulsar el consumo y la inversión extranjera, entre otros esfuerzos, pero no se esperan grandes reformas.

La economía china creció solo un 3% el año pasado, uno de sus peores resultados en casi medio siglo.

El leal Li Qiang, hasta el momento jefe del partido en Shanghái, está a punto de convertirse en primer ministro, encargado de gestionar la segunda mayor economía del mundo, y los inversores prevén con cautela que sus lazos con Xi le permitan introducir medidas más favorables a las empresas tras un giro cada vez más estatista.

La APN instalará nuevas caras en la cúpula de los principales organismos económicos y reguladores, incluido el banco central, en sustitución de una generación de dirigentes considerados más reformistas, como el primer ministro Li Keqiang, que se retira, y el zar económico Liu He, vice primer ministro.

"La Asamblea Popular Nacional será una continuación de la XX Asamblea del Partido y aplicará con firmeza las decisiones adoptadas entonces, incluida la atención a la seguridad", dijo Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kwan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.

La APN se celebra en un momento difícil para China y para Xi, que en diciembre abandonó abruptamente su estrategia para el COVID después de tres años, tras unas protestas generalizadas sin precedentes durante su mandato.

La asamblea tiene lugar en el contexto de un giro demográfico que ha visto disminuir la población por primera vez desde 1961, mientras que el empleo urbano cayó el año pasado por primera vez en seis décadas, y el gasto per cápita también se redujo.

El empeoramiento de las relaciones con Estados Unidos, que está limitando el acceso de China a tecnologías punteras, y la atonía de la economía mundial se suman a los vientos en contra de Xi, que será confirmado en un tercer mandato como presidente tras suprimir los límites constitucionales a los mandatos en 2018.

(Reporte de Laurie Chen y Kevin Yao; editado en español por Flora Gómez)